Capítulo 21.

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Me acerco a ella mientras la miro fijamente con una gran sonrisa.

—Te dije que te vería en la playa, pero realmente fue difícil encontrarte —Y si que lo fue, tarde casi una hora tratando de encontrarla... Y por el pequeño inconveniente llamado "Dafne la loca".

—Era porque no quería que lo hicieras, de hecho es porque no quería que nadie lo hiciera.

—¿Tu la encontraste? —Le pregunto haciendo referencia a la cueva.

—No, un amigo me trajo aquí —Suspira y se queda pensando, como si estuviera recordando algo.

Su cara no se ve bien ante aquel recuerdo que está experimentando.

—Es fantástica ¿Lo sabes verdad? —Ella asiente.

—De hecho —Hace una pausa, de nuevo como si estuviera recordando algo—, me la enseñó mi ex novio. Por lo que en parte me gusta y por otro lado no.

Me quedo callado, no imaginé que fuera a decir algo así.
Aprieto mis puños un poco.

—Oh... —Es lo único que puedo pronunciar.

Creo que ella está aplicando mi jugada, suspiro un poco, pero a diferencia de Dafne, yo no me iré, no puedo hacer eso.

—Ahora que estas aquí —Y otra vez la voz fría de Leire—, ¿Qué quieres?

—Aunque no lo creas, quería verte —Yo tampoco podía creer que dije eso.

—Ya me viste —Sonríe— Ya te puedes ir, me gusta estar aquí sola.

Se queda viendo a la nada, de nuevo pensando mucho... ¿Será por la mención de su Ex?

Me acerco a ella un poco mas.

—¿Tanto me detestas? —Levanta una ceja como si esa fuera la respuesta—.Esta bien, yo también lo haría. Créeme que también lo haría. Pero.... Se que es difícil que llegues a confiar en mi. Solo trata, inténtalo.

Y después pone los ojos en blanco, vuelve a tomar la cámara y sigue tomando fotos, sin que le importe mi presencia, como si yo no estuviera aquí, como si fuera un estorbo. Decido ir a sentarme en una roca a verla, puedo observar que le gustaba hacer esto por la sonrisa que lleva puesta con cada foto que toma, es como si se le hubiera olvidado que yo estaba ahí.

O tal vez imaginaba que ya me habría ido para ese punto, pero no podía, mirarla hacer algo que le gustaba me tenía un poco, solo un poco hipnotizado.
Como he venido mencionando su atención era para todo lo que le rodeaba, excepto yo.

Ella vuelve a voltear hacia conmigo, y parece sorprendida.

—Sigues aquí... ¿Por qué? —Me cuestiona.

Había pasado un buen rato, y seguía aquí, ni si quiera yo tenía una respuesta real para su pregunta.
¿Por qué? A veces había tantos porqués que no tenía yo alguna respuesta. Me dedico a observarla.
Yo tampoco sabia porque estaba aquí, vine a verla, pero después ¿Qué?.
¿Qué era exactamente lo que quería? ¿Por qué vine en primer lugar? No era necesario buscarla este día, tenía cosas que hacer, y aún así las hice de lado solo para venir a buscarla.

Pero... ¿Por qué?

—Me gusta verte, y no estoy bromeando —Se voltea algo rápido, pero pude notar como se sonrojaba un poco... ¿Se sonrojó? No lo puedo creer ella se había sonrojado.

Decido acercarme un poco, ella continua tomando fotos, en otra parte de la cueva, así que cuando me acerco, tomo su mano y la bajo despacio, la cámara cayó, pero como tenía una cuerda que la rodeaba por el cuello, esta quedo colgando.

—¿Te sonrojaste verdad? —Le pregunto, mientras río un poco tonto.

Era obvio, ni si quiera sé muy bien por qué formule aquella pregunta, tal vez necesitaba escucharlo de su parte.

—No —Se voltea a ver a algo mas que no sea yo.

Vaya que si lo hizo, se sonrojó.

Y retira mi mano de ella.

—No eres tan fría como otros piensan, ¿Por qué... Finges ser alguien mas?

No me responde, suspira y ve voltea a ver.

—Por la misma razón que todo mundo cambia Valerio. Vivimos en un mundo donde eres lastimado y te afecta, donde terminas hundiéndote. O donde finges ser fría para que noten que no te afecta, y te haces fuerte. Tienes que ser fuerte para poder sobrevivir, no hay opción. La tomas o la dejas —Hace una pausa—, pero dejarla significa perdición. Así que yo preferí tomarla.

La miro... Realmente la miro a los ojos, puedo ver la tristeza, pero puedo observar algo mas, no solo fue eso la que la convirtió fría. Yo no suelo observar a las chicas, definitivamente no, pero en ella puedo notar qué hay algo más.

—Hay algo mas —Ella abre sus ojos, no mucho pero si como para notarlo; sin duda hay algo mas—, ¿O acaso me equivoco?

—No hay nada mas —Suspira—. De todos modos, las personas se volverían así, si te llamaran Patosa. Pero yo se que tu no entiendes nada de esto, ya que no sabes como se siente que te conozcan así. Para ti la vida es fácil Valerio, siempre ha sido fácil para ti todo. No sabrías de que estoy hablando.

Ahora parece enojada, claro no es bonito que te llamen así.
Ella se aleja, va hacia la salida, pero no toma sus cosas, y entonces escuchamos el rayo.
La alcanzo, esto no suena bien.
Se para al limite de la cueva.

—Rayos... —Susurra ella y yo se porque.

No solo estaba lloviendo, era una tormenta con granizo. Mas adentro no se escuchaba, pero ahora si, a veces el clima de por aquí es un poco loco.

Bueno veamos el lado bueno, estoy en una cueva con Leire, tal vez esto no sea tan malo.

O tal vez si.

Uno nunca sabe con ella.
Pero bueno, en fin.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora