Capítulo 46.

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Creo que me había quedado completamente dormido, ya que me sorprendo, ante el impacto del sonido de alguna puerta es lo que logra despertarme, y veo mi alrededor... está oscuro, entonces recuerdo que me quedé dormido en la barda que esta enfrente de la casa de Leire.

—¿Que demonios haces aquí? —Me pregunta una voz que no puedo distinguir muy bien porque acabo de despertar.

Saco mi celular y veo que es la una y media de la madrugada.

—Eliot... ¿Por qué demonios sigues aquí? —Ahora reconozco esa voz, es la de Leire.

—Yo... Yo... —Cuando suelo despertar mis palabras suelen ser demasiadas torpes—. ¿Me llamaste por el nombre de Eliot?

—Vete a tu casa, ahora —No se si es una orden, o una petición, ya que su tono de voz suena cansado. Pero ignora mi pregunta.

—Quiero hablar contigo —Susurró, ya que sigo sin saber muy bien que está sucediendo—, sobre lo qué pasó

Mi última oración suena muy tonta, ya que ambos sabemos para qué vine, el porque la necesidad de estar aquí a casi las dos de la madrugada en la acera de su casa.

—Lo hablamos en la mañana, es muy tarde, imagine que te habías ido —Sus palabras me siguen sonando muy extrañas—, pero me asome por la ventana y seguías aquí.

—Yo... —De hecho estaba apunto de irme pero me quede dormido, y aquí estoy—. Te dije que no me iba a ir sin antes hablar contigo.

Obviamente tenía que hacer que mi aparición no se viera tan extraña.

—Vete —Ahora parecía enojada—, ¡Ahora! ¿Qué no entiendes que no te quiero ver?

Primero sonaba un poco preocupada y ahora enojada, a veces está chica me estaba volviendo loco por completo.

—¿Y tu que no entiendes que yo si te quiero ver? —La verdad es que era cierto, necesitaba verla, saber que algo todavía estaba bien en mi vida.

Pero no... Supongo que le había hecho daño de alguna cierta manera.

Ella suspira.
Se acerca a mi, se sienta a mi lado.
Y se encuentra así por varios segundos, yo me dedico a observarla y sin más me abraza con delicadeza.
Y para no verme idiota y hacerla sentir a ella idiota, también la abrazo con un poco más de fuerza, ella acaricia mi cabello con delicadeza.

—Lo siento —Le susurro, pero ella no dice nada así que continuó hablando—. Se que no soy el mejor chico de todos, y menos si hablamos de querer a una chica, pero si no te lo dije antes fue porque no quería que te enojaras conmigo y te alejarás, justo como lo estás haciendo —Todavía no la dejo de abrazar, quiero que me escuche—, y no quiero que te vayas. Se que no me crees, pero te has vuelto muy importante en mi vida, como no tienes una idea. Y se que sigues estando enojada. Pero quiero que sepas que no me iré, seguiré esperando. Porque lo vales. Lo vales Leire Pond.

Entonces se separa de mi, y la veo. Ambos nos vemos en la oscuridad. Abre su boca pero de esta no sale ni una palabra. Entonces se para.

—Querías un abrazo mío ya te lo di, ahora vete —Y acto seguido entra a su casa. Dejándome en la oscuridad solo.

No se si esto fue cruel, o fue consideración de su parte.

Saco mi celular.

Enviar a: Leire P.
Mensaje: Vendré todas las noches hasta que pueda hablar bien contigo, así que... Nos veremos todas las noches. Hasta que puedas perdonarme.

Enviado.

Visto.

Camino al auto, y empiezo a manejar a mi casa.
Quiero dormir sin que tenga dolor de cuello, porque de echo ahorita tengo un pequeño dolor de cuello.

Llego a mi casa y caigo por completo en mi cama.

Y sin que me de cuenta es nuevo día.

La rutina de todas la mañanas la hago.
Y me voy al instituto.
Todo es lo mismo excepto por dos cosas.
Primera, Leire me ignora por completo.
Y segunda... Todos empiezan a hablar por el Rey y la Reina del baile de fin de año. Ya que la siguiente semana dirán a los nominados para saber por quien votar. Al inicio del año me importaba, quería salir de la preparatoria con un gran éxito, pero simplemente ahora lo veo y ya no me importa ni en lo más mínimo ser siquiera nominado, en estos momentos solo me importa una cosa; estoy esperando mi carta de la universidad ya que tengo que esperar para ver si me aceptan, por lo que se las cartas se enviarán en tres semanas más como plazo maximo, es lo único que quiero en estos momentos.

Bueno también que Leire me vuelva a hablar, no soporto saber que ella está enojada conmigo, y no comprendo del todo bien porque esto me afecta tanto, la mayoría de las chicas del instituto se encuentra enojadas conmigo y no me interesa ni en lo más mínimo, pero con ella si me interesa que se encuentre enojada conmigo.

Y casualmente pasa enfrente de mi, y en cuanto me ve camina más rápido.

Voy a mi casillero y encuentro su gorra, la misma que le robe ayer, entonces se me ocurre algo.

La usare para que vea que me importa, que me importa ella, espero que se de cuenta, y si no la traeré puesta todos los días, hasta que se acerque a mi y me la quite.

Voy a clases.
Pasa muy rápido el día de hoy, hoy no entreno, así que voy a la salida y ver si puedo tratar volver a intentar hablar con Leire.

Entonces la veo, esta a metros de salir, pero se frena en seco y retrocede un par de pasos, no entiendo el por que.
Así que decido moverme un poco a la derecha para ver que la detuvo, y ahora lo entiendo todo.

No entiendo que hace aquí, y el por que la ve a ella, es como si estuviera esperando por ella, no lo entiendo.

¿Qué demonios hace él aquí?

Me acerco a ambos deprisa.

Él la observa con mucho cuidado, entonces me doy cuenta de que él realmente vino a verla, vino por ella y eso hace que me enoje.

Estoy apunto de decir su nombre cuando es Leire quien me gana.

—¿Antonio?

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora