El Mercenario. [+18]

Capítulo 5: "Una trampa"

                                       James

Tome otra AK-47 del suelo, la recargue y tomé una cuchilla de la cocinilla, me dirigí al cuarto donde estaba la chica, abrí la puerta y corté sus ataduras, me miraba con miedo y tratando de articular alguna palabra, quite el paño de su boca que le impedía hablar, si que era hermosa pero no podía perder el tiempo mirándola.

—¿quién eres?— preguntó asustada
—¿puedes caminar?— ignore su pregunta y la ayude a pararse de la silla, se podía notar que estaba débil, falta de sueño o alimento quizás, pero no puedo negar que tiene un cuerpo perfecto para ser tan joven.

—s...si—respondió temblorosa y con desconfianza.
—bien, ponte esto, lo necesitarás— le pasé un pañuelo para que tapara su cara desde los ojos hacia abajo mientras yo hacía lo mismo.

Le hice una señal para que me siguiera, caminamos por los tediosos pasillos hasta llegar a la salida, afuera me esperaba un auto con municiones, comida, uniformes tácticos militares, chalecos antibalas, un móvil y tecnología auricular para conectarme con el equipo, avance hasta la maleta del auto para abrirla y tire a la chica dentro, la mire a los ojos por última vez, se veía asustada y a punto de llorar pero cerré de golpe la maleta, no me hacía ni puta gracia llevarla así pero era la única forma para que no la vieran y pasáramos desapercibidos.

Conducí lejos de la ciudad hasta llegar a un lugar más rural con sólo un par de casas viejas, estacione el auto y salí de él para abrir la maleta, no parecía haber nadie al rededor.

—ya sal de ahí, anda— le di espacio para que saliera, se veía su cuerpo húmedo, pálido y temblando de miedo.

—ten, bebé— le di una botella de agua cuando ya estaba fuera del auto, la tomó y comenzó a beber, mientras yo comenzaba a sacar todo del auto.

—si quieres sobrevivir harás lo que yo te diga— dije firme de espaldas a ella.

—come esto, te sientes de la mierda porque necesitas azúcar— le tendí una barra de cereal, ella solo la tomó y comenzó a comer.

Volví a darme la vuelta y comencé a desvestirme quitándome la ropa de arriba, podía sentir su mirada puesta en mi espalda pero no le di importancia, seguramente estaba viendo los tatuajes y cicatrices que tenía en ella. Me puse uno de los trajes tácticos, un chaleco antibalas, botas y coloqué una cuchilla en ellos, comencé a recargar las armas y coloqué una pistola en mi cintura. Tome ropa para ella también y un chaleco antibalas.

—ten, póntelo— le pase la ropa y me di vuelta para permitirle desvestirse con "más privacidad" y colocarse el traje mientras yo encendía el celular y comenzaba a instalar el manos libres para conectarme a la señal de mi equipo. Después de que encendiera el celular me giré para apuntar la cámara a ella, ya se encontraba lista mirándome.

—di tu nombre— le dije comenzando a grabar pero solo me miraba asustada.

—¡Di tu maldito nombre!— grité perdiendo la paciencia y ella se sobresaltó.

—Sa...Samantha- dijo temblando.

—tu apellido—

—Samantha Sair—

—edad—

—20 años—

Di vuelta la cámara para ahora enfocarme a mi —Ahora procedo a la extracción— dije antes de terminar la grabación y mandarla al equipo para que se encargaran de la transferencia con la gente de su padre.

—vámonos— la miré antes de comenzar a caminar, el traje se le veía tan bien...se ajustaba perfectamente en su cuerpo resaltando sus curvas, no pude evitar escanearla un poco antes de seguir el paso y notar su incomodidad.

Corrimos a través del bosque que había en la zona, llevábamos aproximadamente una hora y ya nos estábamos acercando al punto de rescate, teníamos que tratar de escabullirnos y esta era la única forma.

—oye... no puedo respirar— dijo ella agitada sujetándose del tronco de un viejo árbol.

—Respira hondo— le dije de espaldas a ella parando para mirar el radar del celular localizando la zona donde estábamos. —respira, porque hay que seguir avanzando un poco más— no habló más y se reincorporó para seguirme el paso y continuar.

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Arriba una foto de Rochel.