El Mercenario. [+18]

Capítulo 15: "San Francisco"

                                  Samantha

Después de largas y tediosas horas en el avión por fin había llegado a casa, extrañaba divisar a lo lejos desde mi ventana el Golden Gate iluminando la ciudad, James me había venido a dejar hace horas e intercambiamos números para estar al tanto de todo, le dije que se quedara un rato a tomar algo pero se negó, tenía que ordenar su casa y hacer compras, así que nos despedimos y subió a su coche.

Me di un baño y me dispuse a ordenar los cuadernos de la universidad y terminar trabajos pendientes, en 2 semanas debía volver para comenzar el séptimo semestre, por suerte siempre me fue fácil tener buenas calificaciones sin necesidad de estudiar mucho. Me levanté un momento para prepararme algo para cenar y continuar, estaba debatiendo en si debería contarle lo que me pasó a mi novio aunque ya me habían advertido los tenientes de no hablar ni una palabra de todo lo sucedido, quizás él sí merecía saberlo pero tal vez lo podía meter en problemas, me sentía entre la espada y la pared.

Sonó mi teléfono y contesté sin mirar el móvil.

—¿James?— conteste pensando que era el.

—¿Quién es James?— mierda...ya la había cagado.

—Amor, perdona ¿Cómo estás?— le dije nerviosa.

—¿Quién es ese tal James?— su tono aseguraba problemas.

—Cuando nos veamos te explico ¿si?— ni siquiera sabía cómo le explicaría que James era mi nuevo guardaespaldas.

—mmm...vale, ¿ya llegaste de tus vacaciones?—

—Si— dije cortante, recordar toda la mierda que pase me hace sentir una punzada en mi corazón.

—¿Cómo llegaste de tu vuelo?—

—bien amor, sólo un poco cansada— disimule.

—lo suponía, te quería invitar a que vinieras a las carreras pero debes estar cansada— él sabía que me molestaba que fuera solo, se llenaba de mujeres y corría el riesgo de que le pasara algo.

—¿Tu irás?—

—Tengo que ir, será buena pasta esta vez—

—está bien, cuídate entonces—

Corte la llamada sin dejar que se despidiera, siempre hacía lo que le venía en gana y no pensaba en que me pudiera molestar. Dante era el típico chico malo de la universidad, lleno de tatuajes y a quien todos temían menos yo, llevamos 8 meses saliendo y aunque tenemos buen sexo, nuestra convivencia es pésima, siempre terminamos discutiendo y él rompiendo las cosas, su agresividad me estresaba.

Aproveche de echarle una mirada a la despensa, ya casi no me quedaba comida, le diré a James para ir mañana al supermercado, necesitaba comprar comida.

Volví a mi cuarto con la comida y continué ordenando todo hasta que le entró otra llamada a mi móvil, ahora si miré el nombre para no volver a equivocarme pero era un número no registrado.

—¿Si?—

—Hola nena— mi estómago se revolvió y mi corazón comenzó a latir a mil por hora, no sé qué me pasaba con el, me ponía muy nerviosa.

—James, ¿Cómo te va?— trate de sonar lo más normal posible.

—Bien, te llamaba para saber cómo está todo por allá, ¿Todo bien?— que sexy se escuchaba.

—Eso lo deberías saber tú— reí. —Tu eres el guardaespaldas—. Nos reímos al unísono y mordí mi labio inferior involuntariamente.

—Acabamos de llegar, no quería estar molestando—

—Pero ese es tu trabajo, no te preocupes por mí—

—Pero también se que eres humana y te puede hostigar mi presencia las 24 horas del día—

—James tu presencia no me molesta, al contrario—

—¿segura?—

—Si, tranquilo. Oye ¿podrías acompañarme mañana al supermercado? Necesito hacer las compras.

—Eso no lo tienes que pedir nena, mañana estaré allá—

—Gracias James, mañana hablamos, descansa.—

—Descansa preciosa—

Corte la llamada y automáticamente subió el calor a mis mejillas, esto estaba mal, muy mal pero me gusta.