El Mercenario. [+18]

Capítulo 38: ¿Fiesta?

Volví a la casa alrededor de las 9 de la noche, pase todo el día en la playa, al menos pude tranquilizarme y resignarme al resultado, probablemente mañana me haría la prueba de embarazo.

—Gracias— le dije al chofer con dificultad antes de cerrar la puerta del coche, había musica a todo volumen y mucho ruido, ¿qué mierda? .

Entré molesta, lo que menos quería era compañía, había alrededor de 50 personas? No estaba segura quizás más, estaba a oscuras pero las luces tipo disco lograban iluminar a las personas bailando, habían refrescos tirados, mucha comida y algunos enrollándose por los rincones, que asco. Trate de ubicar a Cayetana o Connor para reclamarles, James nunca permitiría esto. Entre tanta gente, olor a tabaco y quizás que otra cosa me estaba comenzando a marear.

—¿Buscas a alguien linda?— la voz de Connor me sobresaltó, giré a mirarlo indignada.

—¿Que mierda haz hecho? ¿Quién te dió el permiso para hacer una fiesta? Esta no es tu casa— dije gritando para que me lograra escuchar.

—¿Disculpa? No tengo que pedirle permiso a nadie linda, además no me dejaste otra opción alguien tenía que sacarte de la cueva— dijo acercándose amenazante mientras tiraba su cigarro al suelo, su presencia me intimidaba un poco, retrocedí unos pasos hasta chocar con la pared, mierda...

—¡Haz que la gente se vaya pero ya!— dije tratando de sonar lo más segura posible, me estaba comenzando a poner nerviosa su cercanía.

—¿Ah si?— dijo apoyando un brazo en la pared y agachándose para quedar a la altura de mis ojos. —¿Y qué piensas hacer si no me da la puta gana?— dijo apretando la mandíbula mientras expulsaba todo el humo en mi cara.

—Hablaré... con tu jefe...le... le diré a James— dije tosiendo nerviosa antes de que se echara a reír en mi cara.

—Tu noviesito se puede ir a la mierda, además yo estoy a cargo de cuidarte el culo, así que yo tengo el mando— dijo mirándome los labios mientras sonreía de lado.

—Jodete— dije molesta quitando su brazo para poder subir al cuarto, odiaba cuando hacía eso.

—¡Samantha!— gritó molesto detrás de mi, traté de escabullirme lo más rápido posible antes de que me alcanzara pero unos brazos tocando mi trasero me hicieron parar en seco antes de llegar a las escaleras.

—Pero que...—

—¿Hola guapa, vamos al baño?— un hombre borracho me estaba manoseando, el olor a alcohol llegó directo a mis fosas nasales provocándome náuseas.

—Suéltame idiota— traté de alejarlo de mi pero su fuerza era mayor a la mía, lógico.

—No te resistas, yo se que quieres— decía arrastrando las palabras

—¡Que no joder!— dije apartándole la cara, evitando sus asquerosos labios.

—¡¿QUE COÑO CREES QUE HACES CON MI CHICA?!— dijo Connor detrás de él con una cara de pocos amigos, espera... ¿su chica? ¿Y a este que mosco le pico?.

Connor lo tomó de la chaqueta y lo lanzó hacia una mesa, haciendo que la multitud hiciera silencio por unos minutos, este era mi momento... ahora o nunca, me afirmé de la barandilla y subí lo más rápido posible en dirección a mi habitación.

Cerré la puerta detrás de mí y expulsé todo el aire que tenía en mis pulmones, ¿que mierda fue todo eso?, prendí la luz y me cambié de ropa colocándome el pijama, no me interesaba estar allá abajo, tampoco podría dormir con la música a todo volumen pero no tendría que lidiar con borrachos y gente que no conozco.

Me lancé a la cama frustrada, desearía que James estuviera aquí y echara a todos a patadas de la casa, de seguro esto no le gustaría nada.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, giré en mi lugar esperando que volvieran a tocar.

—Samantha soy yo— insistió

—Que rayos quieres ahora Connor— dije molesta

—Solo ábreme para que hablemos—

Me levanté soltando un quejido y decidí abrir para terminar con esta conversación lo más rápido posible.

—Pasa— le dije apartándome un poco.

Me quedó mirando de arriba abajo y ahí me percaté que estaba solo con pijama y sin ropa interior, genial, instintivamente me crucé de brazos para taparme los senos, me estaba sintiendo muy incómoda.

—¿Vas a pasar o que?— dije más irritada, el asintió y pasó detrás de mi, cerré con llave la puerta y me dispuse a colocarme una bata delgada.

–¿y bien? ¿Que querías hablar?— dije sentándome en la cama justo frente de él, la bata me hacía sentir más segura ahora.

—Lamento lo de abajo...créeme, no volverá a pasar— dijo apretando la mandíbula.

—Eso me da igual, lo que me molesta es que pienses que por tener que protegerme tienes que hacer lo que se te venga en gana con la casa de James— dije molesta mirándolo a los ojos.

—te ves tan linda enojada— dijo sonriendo de lado, ¿será bipolar?.

—Connor por favor— dije apartando la mirada frustrada, el calor en mis mejillas estaba aumentando.

—Está bien, está bien, ¿pero podemos dejar de hablar de James por un día?— dijo molesto.

—No puedo sacármelo de la cabeza ¿Que mas quieres que haga?—

—¿Divertirte? ¿Conocer gente quizás? Yo que se Sam, no te estoy pidiendo que lo olvides, sólo que te enfoques en ti por un tiempo hasta que él vuelva— dijo casi a modo de suplica —Estar encerrada las 24 horas del día no te llevará a nada bueno, créeme, yo lo sé— dijo con nostalgia, ¿será por su trabajo? ¿O alguna mujer del pasado? Y a mi qué, no debería interesarme.

Suspiré derrotada y lo miré por fin —Está bien— él tiene razón, esto no me está haciendo bien. —Pero con una condición—

—¿Cuál sería?— dijo divertido sonriendo, no puedo negar que tiene una linda sonrisa, por dios que estoy diciendo.

—No me presiones—

—Es un trato entonces— dijo riendo y yo le sonreí.

—¿Vamos a bailar?—

—Por dios Connor— dije riendo y negando con la cabeza.

—Vístete, te espero afuera, prometo cuidarte esta vez— dijo antes de salir del cuarto, sonreí inconscientemente y me levanté a sacar un jeans y un top cómodo, al final sería solo una noche ¿que tendría de malo?.