Capítulo 14: "Guardaespaldas"

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                                  Samantha

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                                  Samantha

Salí del cacino tratando de no parecer un espagueti por la mirada de James, me gustaría hablar con él pero este no era el momento adecuado, caminé hacia mi tienda de campaña, entré y me senté en la cama para encender el celular, no lo había probado y quizás sería bueno comenzar a usarlo.

Prendió en segundos y comencé a instalar algunas aplicaciones para comunicarme con mis amigas de la universidad y mi novio. Se pasó la mañana rápida y aunque no tenía mucho que hacer aquí el celular me ayudó a no aburrirme. Al parecer allá nadie sabía que estaba secuestrada en Irak, sólo sabían que había ido a visitar a mi padre en la India por el mes de vacaciones que nos dieron.

Salí de mi tienda para almorzar y al llegar no vi a nadie, seguramente estaban en alguna reunión en la campaña de los Generales, estaba agradecida de poder comer sola por fin.

La tarde pasó rápido y la verdad no tenía pensado volver a salir a comer, quería que los días pasaran volando para llegar a mi departamento y ponerme a estudiar para el comienzo del nuevo semestre, toda esta situación me tenía agotada y desanimada, tenía miedo de volver a vivir algo así por eso trataría de hacerles caso en todo a estas personas, aunque no las conociera de nada, a veces mis ojos se humedecían al recordar a mi mejor amiga muerta, cuando maté a Gaspar o cuando vi a James desplomarse pero ya no me quedaban lágrimas, había llorado mucho estás semanas y mi mente estaba muy cansada, probablemente necesitaría ir con un psicólogo al volver a casa y unas cuantas pastillas para lograr dormir.

Me quité el uniforme y me puse una polera blanca de tirantes con una chaqueta para el frío, agradecí tener aún mis sostenes para que no se notaran mis pezones, me quedé con los pantalones puestos y amarré mi pelo en una coleta despeinada.

—Sam...— me giré sobresaltada al escuchar mi nombre. —James— dije casi en un susurro y le sonreí al verlo entrar en la campaña.

—lo siento no quería asustarte— sonrió también y mis ojos no pudieron evitar escanearlo por completo, mi cuerpo reaccionó por si solo y corrí a darle un abrazo de improvisto.

—No te preocupes, tenía pensado ir a buscarte para hablar— él tardo en corresponder mi abrazo pero no me importaba, quería transmitirle de alguna manera que estaba agradecida con él por todo lo que hizo por mi, aunque le pagaran por eso.

—¿Querías hablar conmigo?—

—Si— me separé de él nerviosa, su mirada me intimidaba pero me gustaba. —Quería darte las gracias por todo lo que hiciste por mí y quería saber cómo seguían tus heridas, no me dejaron ir a visitarte— hablé nerviosa.

—No tienes nada que agradecer, no pensaba dejarte sola en ese lugar, tengo mis principios y bueno, mis heridas están mucho mejor pero me gustaría que tú las vieras—

—¿De verdad?— me tomó por sorpresa.

—Claro que si, además no entiendo por qué no te dejaron ir a verme, tienes conocimientos de enfermería no?— dijo quitándose toda la ropa de arriba, dejándome ver su esculpido abdomen... Dios.

Se sentó en la orilla de la cama para poder examinarlo más de cerca, pero lo que yo en verdad quería era tocar esos músculos definidos de todo su cuerpo, soy una pecadora Dios

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Se sentó en la orilla de la cama para poder examinarlo más de cerca, pero lo que yo en verdad quería era tocar esos músculos definidos de todo su cuerpo, soy una pecadora Dios. Quite sus vendas con cuidado de no lastimarlo y pude ver sus heridas de balas ya suturadas y con buen color, al parecer le quitaron las balas y los cortes ya estaban afrontados con cicatrices, toqué los alrededores y pude notar que su piel se tensó con mi tacto.

—No se como lo hiciste para sanar tan rápido, tus heridas se ven muy bien, tienen buen color y no hay signo de infección, incluso los hematomas ya casi son invisibles— le dije mientras repasaba mi tacto por su espalda.

Él se rió de mi comentario y yo volví a sonreír, me encantaba escucharlo de buen humor.

—¿Interrumpo algo?— nos alejamos rápidamente al escuchar la voz de Rochel dentro de mi tienda, pero que se creía esta para llegar y entrar.

—No, sólo me estaba examinando— le respondió cortante mientras se colocaba las vendas y se vestía, a mí me habían comido la lengua los ratones del susto, seguramente mis mejillas deben estar rojas de la vergüenza.

—ya, pero para eso hay enfermeros en la base— se le veía molesta, ¿es que a caso estaba celosa?, eso explicaría su forma de actuar conmigo, quizás sentía algo por James.

—Nos vemos luego Samantha— ignoró a Rochel y me dedicó la última mirada antes de retirarse.

—Samantha te busca el teniente Will, está fuera de la tienda de los Generales, no demores en salir—

—¿No te han enseñado a no llegar y pasar en lugar ajeno?— ya me estaba cansando su actitud, debía ponerle un alto.

—No jodas y mueve el culo— dijo saliendo de la tienda dejando la conversación hasta aquí, que amargada, de seguro le falta vitamina P, reí para mis adentros recordando lo que Lisa siempre decía.

Me vestí rápido con el uniforme y solté mi cabello, salí de la tienda de campaña para caminar hasta la otra, afuera estaba uno de esos Militares de alto Rango esperándome.

—¿Qué necesita?—

—Tengo que informarte que hoy en la noche nos vamos a Estados Unidos para que te alistes y comas algo, estaremos horas volando hasta llegar, al regresar te dejaremos en tu departamento y el Mayor Smith será tu nuevo guardaespaldas si así lo quieres, no podrá ir a la India con el otro equipo así que se le asignó esta misión por si los sirvientes de Omar se enteran de que estás de vuelta en Estados Unidos y te vienen a buscar, será tu chofer si lo necesitas, le compramos una casa cerca de donde vives para tenerte localizada.—

—Está bien— debía reconocer que la idea me gustaba pero de todas formas sería un poco incómodo, no sé si me podría acostumbrar a que me estén vigilando 24/7.

—No te preocupes por su presencia, se camuflará entre la gente, su apariencia será como el de un civil cualquiera y no te molestará a menos que tu lo llames— al parecer notó mi incomodidad.

—Me parece bien—

—Eso es todo, te puedes retirar y recuerda estar lista a las 9pm para partir con el otro equipo y subir al avión— se dio media vuelta y se retiró, yo me quedé pensando en todo lo que me había dicho, no sabía ni cómo sentirme pero lo bueno es que no estaría sola si alguien decidía atacarme o volver a secuestrarme.

Salí corriendo a mi carpa para comenzar a guardar todo y poder comer algo antes de subir al avión, en el fondo estaba contenta de volver.

El Mercenario. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora