Capítulo 35: "La verdad"

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Salí del gimnasio y me di una ducha, entré a la habitación con la toalla en la cintura, necesitaba sacar ropa para vestirme. Al entrar vi a Samantha acostada durmiendo, con los ojos hinchados y las mejillas húmedas.

—Mi amor— dije sentándome a su lado, le hice cariño para despertarla.

—¿Qué quieres James?— dijo acomodándose en su lugar para mirarme a los ojos.

—Perdóname—solté, acaricié su rostro y limpié las lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos.

—¿Por qué me haces esto James?— dijo tapándose la cara llorando como una niña, verla así me partía el corazón.

—Perdóname por favor, te juro que esto no fue mi idea, fueron órdenes del General yo sólo debo obedecer, es mi trabajo Sam, pero esta será la última misión que haga, me retiraré para estar junto a ti, no quiero dejarte sola otra vez, de verdad— me puse arriba de ella para abrazarla, no paraba de llorar y me sentía aún peor.

—No...no quiero que te vayas— susurró con dificultad.

—Yo tampoco quiero irme pero te prometo que será rápido, en un par de meses estaré de vuelta—

—¿Y si te pasa algo allá? No podría vivir sin ti James-

—Oye oye, tranquila, volveré ¿si?, siempre volveré por ti— la besé en la mejilla y limpié sus lágrimas.

—no quiero estar sin ti— dijo triste sorbiendo su nariz.

—Créeme que es lo que menos quiero pero después de esto todo mejorará, tu padre hizo un trato con nosotros, si matábamos a Omar y su imperio narco él se alejaría de tu vida y ofrece una gran suma de dinero para que sea él el amo y señor de todos los contrabandos—

—allá es muy peligroso James, no me interesa lo que quiera o no mi padre, me importas tú— dijo en un hilo de voz.

—Lo sé amor, quiero hacer esto por ti, para que puedas vivir tranquila junto a mi, no quiero que ellos vuelvan a lastimarte— la besé en los labios y la acaricié.

—Por favor amor, no quiero irme peleado contigo— dije susurrándole en el oído. —te amo demasiado—

—yo igual te amo— dijo con tristeza, pasó sus manos por detrás de mi cabeza y me atrajo hasta ella para intensificar el abrazo.

—Connor se encargará de cuidarte mientras yo no esté y créeme que no me hace ni puta gracia, ten mucho cuidado con él por favor— dije suspirando a un lado de su hombro.

—No quiero que él me cuide— confesó.

—Yo tampoco pero después de mí él es el único capacitado— dije cansado.

—¿Vivirá aquí?— dijo incómoda.

—No pero tendrá la llave y el permiso de Cayetana para ingresar a la casa cada vez que sea necesario, por favor si te llega a poner una mano encima tienes que avisarnos, en tu celular tienes el contacto de mis compañeros—

—Tranquilo, no dejaré que me toque o se sobrepase conmigo—

Me separé de ella y la miré a los ojos, me dolía el corazón separarme de ella y dejarla con un imbecil mujeriego como Connor. Entré bajo las sábanas con ella y la besé, pasó sus manos por mi espalda baja mientras yo me acomodaba entre sus piernas para poder estar frente a frente.

La besé en los labios lentamente y fui dejando un rastro hasta su cuello, sentir su cuerpo así de cerca activaba todos mis sentidos, necesitaba sentirla una vez más haciéndola mía. Ella estaba con un vestido de noche pero sin ropa interior, sus pezones estaban tan duros y podía apostar que su entrepierna estaba húmeda.

—necesito sentirte— susurré en su oído y luego la miré a los ojos, estaba mordiendo su labio inferior.

—Yo igual— dijo soltando un suspiro.

Me levanté de mi lugar y me quité la toalla quedando desnudo con mi pené listo para entrar dentro de ella, volví bajo las sabanas en la misma posición, le quité el vestido rápidamente logrando admirar todo lo que había para mi.

—Te deseo— le dije antes de besar sus pezones y amasarlos con cuidado, amaba su piel, su aroma, su cuerpo.

Mi miembro estaba en su entrada preparado para la acción, subí sus piernas a mi espalda y dejé mis brazos al costado de su cabeza, la besé con amor y comencé a introducirme dentro de ella lentamente.

—Mmm...— gimió en mi boca excitándome aún más .

—Eres exquisita— Entré hasta el fondo y di movimientos lentos, esto se sentía tan bien, tan apretado y húmedo.

Me levanté un poco afirmándome con las manos, mordí sus pezones con cuidados y los lamí, volví a su boca y me separé de ella, subí un poco más sus caderas para entrar con más facilidad y comencé a aumentar la velocidad.

—ah....James— sus gemidos me volvían locos, relamí mis labios y miré sus pechos rebotar por el movimiento.

—Ohh nena—gruñí aumentando más la velocidad haciendo crujir la cama.

—James...mmm...me voy a venir— decía arañando mi espalda.

Tome su cadera con fuerza mientras que con la otra mano agarraba su pecho.

—grita que eres Mía— jade

—Amor...ahh—

—¡Dilo!— grité metiéndolo más duro y rápido.

—¡aaahhh Soy tuya James!—dijo relajando sus piernas, podía sentir su líquido empapar mi pene.

—Dios...Sam— dije viniéndome junto con ella.

Después de unos minutos fui parando hasta salirme por completo de ella, besé sus labios y me recosté a su lado agitado.

—Te amo Sam—

—Yo te amo más James— dijo recostándose sobre mi pecho tratando de calmar su respiración, pase mi brazo por debajo para acariciar su espalda.

—Me encanta hacerte él amor— confesé, ella me miró y me sonrió tierno dejando de hacer círculos en mi piel.

—Me encanta que me hagas tuya— dijo antes de besarme, sonreí de lado con su comentario.

—Eres sólo mía, no lo olvides—

El Mercenario. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora