Capítulo 26: Todo o nada

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Darren

—¡No, alejate! - escucho el grito de Beverly en la lejanía y mi sueño se esfuma de golpe. Abro los ojos y miro desorientado en todas direcciones antes de poder adaptarme a la oscuridad de la noche y poder ver bien. Beverly se remueve a mi lado sollozando y un gemido de dolor se escapa de sus labios, está teniendo una pesadilla.

—Beverly - la llamo suavemente sacudiendo sus hombros.

—¡No! - grita abriendo los ojos de golpe y la observó parpadear con los ojos llenos de lágrimas, trata de recuperar el aliento y me mira una vez sus ojos se han adaptado a la oscuridad; odio verla así.

—Estoy aquí pequeña, todo está bien -le aseguro en un susurro limpiando sus lágrimas.

—Tu también lo harás, también te irás - dice en voz baja temblando y agacha la cabeza.

—Oye -la llamo y tomándola de las mejillas levanto su rostro. - no pienso irme a ningún sitio ¿Vale? No me creo capaz de poder hacerlo, simplemente no puedo - le aseguro mirándola directamente a los ojos en la oscuridad y ella continúa sollozando.

— Pero... - comienza a decir pero yo le freno.

— Se que tienes miedo, y que en mucho tiempo no haz tenido a alguien a tu lado que pueda protegerte y tratarte como realmente te lo mereces, y no sabes cuánto lo siento - le sonrío - y no por lástima, me hubiese encantado conocerte antes y estar para tí desde hace más tiempo. Te amo pequeña, no pienses nunca que me iré, porque aquí estoy y aquí me quedaré todo el tiempo que tú me lo permitas, y aún si no lo permites, seguiré estando aquí para ti. - las lágrimas corren por sus mejillas cuando sus brazos me rodean y me abraza fuertemente.

No puedo en ningún momento olvidar lo frágil que es, y todo lo que ha pasado; entiendo sus dudas y su miedo, porque no ha contado con nadie, siempre ha tenido que aguantar todo por sí sola y callarlo, las personas en las que debería confiar, son quienes le hacen daño.

— Gracias - dice en un susurro pegada a mi pecho y yo beso su coronilla.

— Para mi es un placer hacerlo.

Nos quedamos en silencio durante un momento, pero Beverly habla.

—Se me ha quitado el sueño - dice ya más calmada apartándose de mi pecho.

— Yo tampoco tengo sueño - admito y un pensamiento fugaz pasa por mi mente, había olvidado algo.

Me estiro un poco para tomar mi celular que está en una de las esquinas de la carpa y veo la hora, 4:50 AM, no es tan de madrugada, el sol saldrá en menos de dos horas.

— Podemos salir si quieres, hay algo que debo contarte - digo dejando el teléfono a un lado y ella asiente.

Buscamos nuestra ropa por toda la carpa y cuando finalmente estamos vestidos, salimos de la misma.

El viento frío de la madrugada choca contra nuestra piel y Beverly se estremece. Saco la manta de la carpa y se la paso por encima de los hombros a Beverly para cubrirla.

— ¡Vamos a subir! - exclama señalando la gran roca desde donde se ve la ciudad. - podemos ver el amanecer desde arriba - me dice y yo asiento y le sonrío de acuerdo

Subimos con cuidado la pendiente de rocas y al llegar arriba, Beverly se sienta cerca del borde, yo me siento junto a ella, y un momento después, está acomodando la cobija, de modo que nos cubre a los dos y apoya su cabeza en mi hombro. El sol aún no da señales de aparición.

— No sé si sea el mejor momento para decir esto - digo mirando hacia enfrente, a las luces de la ciudad - fui a ver a tu padre - digo y la cabeza de Beverly abandona mi hombre y siento su mirada clavada en mi.

— ¿Que hiciste que? - pregunta asombrada y yo volteo a mirarla y le sonrío.

— Fui a ver a tu padre - repito despacio - quise ir a conocerlo antes de que los abogados fuesen a hablar con él, para que supiera que estamos de su lado y que vamos a hacer todo lo posible para sacarlo de allí.

— ¿Que te dijo? - pregunta y yo me encojo de hombros.

— En todo el tiempo que ha estado en la cárcel, tu tío se ha encargado de que no le asignen un abogado, o por lo menos uno competente - digo y sonrío - pero eso ya no es así - le aseguro y ella sonríe un poco. - Tiene un plan - digo a continuación y Beverly frunce el ceño.

— ¿A que te refieres? - pregunta.

— Todos tenemos secretos pequeña, y tu padre no es la excepción - le guiño un ojo. - creo que hay una gran posibilidad de ganarle a tu tío en este caso. - un brillo de esperanza atraviesa sus ojos y me sonríe.

—¿Realmente lo crees? - pregunta esperanzada.

— Prometo que haremos todo lo posible para que así sea - me acerco y le doy un pequeño beso en la nariz, lo cual la hace reír.  - tu tío tiene muchas cosas por las que pagar, y nos encargaremos de ello.

Le cuento a Beverly el plan de su padre y nuestra parte en el plan y ella se asombra, luego le hablo acerca de mi propio plan y no está muy convencida al inicio, pero al final termina aceptando.

—Eso es algo arriesgado - dice con tono de miedo.

— Jugaremos con todo o nada pequeña, y te aseguro que nos lo llevaremos todo. - prometo confiado, sé que al final, la justicia será la que gane, y el tío de Beverly tendrá que pagar por absolutamente todo lo que ha echo.

Un rayo de sol comienza a hacer su aparición por el horizonte y Beverly fija su atención en ese punto, mira el amanecer maravillada y yo simplemente no puedo dejar de mirarla a ella. Se que estoy muy jodido, y que ya no tengo retorno, pero sinceramente no quiero tenerlo.

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