Capítulo 24: La confesión

87 4 0
                                    

Darren

Estoy atento a cada una de sus palabras, el sol se cuela a través de los árboles creando reflejos en el agua a nuestro alrededor, y Beverly sigue con la cabeza en mi cuello, llorando silenciosamente, yo acaricio su espalda rítmicamente tratando de calmarla un poco, pero no lo logro.

—Entiendo si después de saber esto no quieras nada conmigo - dice en un sollozo y tiembla - y quiero que sepas que en este tiempo me haz echo muy feliz y no sé cómo agradecertelo - habla rápidamente y yo frunzo el ceño.

— Ven aquí - digo antes de alejarla un poco de mi para poder verla a la cara, ella no me mira directamente a los ojos - Beverly, mírame - le mando y ella niega, por lo que tomo su cara entre mis manos y centro su vista en la mía - no hay absolutamente nada, que pueda hacer que yo dejé de sentirme como me siento contigo, eso solo lo harías tú si dices que no quieres nada conmigo y que quieres que me aleje de ti vida porque no me soportas y simplemente no quieres nada conmigo, e incluso en esas circunstancias seguiría estando siempre para tí y seguiría sintiendo por tí lo que siento ahorita - le aseguro y le doy un pequeño beso - no voy a ir a ningún lado, ni ahora ni nunca ¿Me entiendes? - digo y ella sorbe por la nariz.

— Es que tu no lo entiendes - dice con un hilo de voz.

— Explícame entonces - pido en voz baja y ella vuelve a agachar la cabeza.

— No es que no quiera - dice casi inaudible - creo que es una de las cosas que más quiero - asegura y yo frunzo el ceño durante un momento sin entender aún a qué se refiere, pero luego le doy cuenta sobre qué habla y mi corazón se estremece. - yo... - comienza a decir y se calla.

—Puedes confiar en mí pequeña - le aseguro y ella permanece en silencio durante un momento.

— Yo, no soy virgen - dice casi en un susurro y yo me relajo un poco ¿En serio cree que me importa eso? - mi tío... - comienza a decir y ya veo por donde se avecinan sus palabras y comienzo a ver rojo, ese hijo de Puta. Beverly comienza a llorar más fuerte y yo solo puedo abrazarla y pegarla a mi pecho, juro que ese mal nacido pagará por todo el daño que le ha causado a su sobrina.

— Tranquila pequeña, yo estoy aquí - le digo suavemente.

— todo... Todo comenzó 4 años después de que llegué a vivir en su casa - dice entre sollozos y siento que las lágrimas comienzan a resbalarse por mis mejillas también, ella no merece nada de eso, no es posible que le puedan hacer tanto daño a un ser tan puro - y a raíz de eso, si yo me oponía, comenzó a golpearme - continúa la horrible historia - eso fue antes de que se consiguiera a Amanda - dice luego de un momento y siento la sangre hervir en mis venas. - Luego de que ella llegara mi tío dejó de hacerlo, hasta aquel día que me fracturó las costillas ¿Recuerdas? - pregunta en voz baja y yo me tenso recordando sus palabras "si no me hubiese resistido" - por suerte caí de la escalera, sino todo se hubiese repetido - asegura y llora aún más, se aparta de mi y agacha la cabeza - ahora puedes irte, creo que no me perderé bajando - dice y yo frunzo el ceño.

Tiro de ella para volver a tenerla entre mis brazos y con mi mano impulso su barbilla hacia arriba para que me mire.

—Escuchame bien - digo lentamente tratando de encontrar las palabras adecuadas - no tienes la culpa en absolutamente nada de lo que te ha echo ese hijo de puta - digo con rabia - eras una niña, no tenías manera de defenderte, no te culpes por lo que pasó - acaricio su mejilla y ella me mira y su mano temblorosa limpia las lágrimas que salen de mis ojos - te voy a decir algo, y se que ya te lo he repetido, pero nos vamos a encargar de que pague por todo lo que ha echo ¿Entiendes? - vamos a hacer que sufra y se pudra en la cárcel por todo el daño que te ha echo - digo iracundo, respiró hondo para poder calmarme un poco - Bev - la llamo y ella me mira atenta, ambos estamos llorando, y creo que ha llegado el momento de ser totalmente sincero - te amo - le digo sin más y ella me mira sorprendida - así es, te amo, como no pensé que se pudiera, y no entiendo cómo crees que me voy a apartar de ti, eso no pasará pequeña - aseguro - ¡Dios! Te amo tanto - digo un poco más alto y sonrío - que me da miedo que un día puedas cansarte y decidir que ya no me necesitas y ya no quieres estar conmigo y me dejes - admito.

Puedes confiar en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora