Capítulo 19: nervios

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Darren

Observo cómo Beverly ajusta su cinturón de seguridad mientras aún estamos aparcados en el estacionamiento y sonrío como idiota por sentirme completamente feliz por el simple hecho de que esté aquí en mi coche conmigo. Cuando ha terminado, levanta la mirada y al verme observándola sonríe.

- ¿Qué? – pregunta y yo niego con la cabeza, debo ir despacio, no quiero asustarla con todo lo que siento.

- Bev, mi papá me llamó cuando estaba en clases- digo tomando su mano y jugueteando con sus dedos y ella se pone un poco nerviosa - Tranquila ¿ok? No es nada malo, ha hablado con sus abogados y quieren que vayamos para que hablen contigo – le digo y ella asiente insegura – todo va a estar bien – le aseguro y le brindo una cálida sonrisa – estaré junto a ti en todo momento – ella sonríe un poco más y asiente.

- Está bien – acepta y yo no puedo evitar inclinarme y besarla, el roce de nuestros labios se siente cada vez mejor, es una sensación indescriptible y Beverly me devuelve el beso sin ninguna oposición, lo cual me hace sentir de maravilla – gracias – murmura al separarnos y yo asiento y acaricio su mejilla.

- Te quiero pequeño ángel – le doy un pequeño beso antes de separarme totalmente de ella y realmente no espero una respuesta de su parte.

Ella ya ha confesado que me quiere una vez y para mí es suficiente, sé que esto es nuevo para ella así como para mí, pero yo soy mucho más abierto a expresar lo que siento.

Pongo el auto en marcha directo a la empresa de papá que se encuentra a las afueras de la ciudad, solo unos 25 minutos en auto, así que no es tan largo el trayecto, Beverly va pasando las emisoras como es costumbre y no se convence con ninguna canción, lo que me hace reír. En un semáforo en rojo me estiro de mi asiento y abriendo la guantera saco un cable auxiliar que te permite poner la música directo de tu teléfono en el reproductor y se lo doy, lo que la hace sonreír y me agradece.

Vuelvo mi vista al camino mientras ella sigue entretenida ahora buscando una canción en su celular y de un momento a otro comienza a sonar mind, de diplo, la escucho cantar en voz baja y no puedo evitar sonreír aún más, tiene una voz hermosa.

- Me gusta como cantas – digo sonriendo y observo por el rabillo del ojo como sus mejillas comienzan a teñirse de rojo.

- ¿Gracias? – contesta a modo de pregunta y yo río.

- No debes apenarte Bev, está bien – digo seguro tratando de transmitirle confianza y ella se queda callada durante un momento antes de comenzar a tararear otra canción que comienza a sonar y no sé de quién es.

Para cuando llegamos al edificio que conforma la empresa de mi padre, Beverly ha vuelto a cantar para mi gusto y lo más importante es que se ha divertido haciéndolo, lo cuál hace que me sienta bien; el saber que a pesar de todo lo que ha pasado en su vida y del infierno que puede vivir en casa de sus tíos, saber que puede llegar a sonreír y sentirse feliz y ser yo parte de eso, me hace sentir muy bien, me hace sentir un hombre afortunado.

Estaciono y cuando bajamos del auto tomo la mano de Beverly para que no se sienta más nerviosa de lo que ya lo está, esta situación no debe ser fácil para ella, así que me dedico a guiarla dentro del edificio hasta donde se encuentra mi padre.

Cruzamos la puerta principal y saludo a los de seguridad quienes me responden con un asentimiento de cabeza, no muchos por aquí me conocen, no acostumbro a venir por acá a menos que papá me lo pida, lo cual no es muy frecuente.

Paso de largo el mostrador de recepción y voy en dirección a los ascensores cuando una chica me detiene.

- Un momento joven ¿hacia dónde se dirigen? – pregunta y yo la observo detenidamente, no debe pasar los 25 años, debe ser nueva, porque no la he visto por aquí antes.

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