Capítulo 13

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Capítulo 13

La sangre desbordaba en entre una cabaña a las afueras del segundo reino donde se encontraban reunidos seres en enemigos de Hera.

-Ya son todos, padre- anuncio Zares sintiendo una gran pulsada en su muñeca.

Ocultando el animalito.

-Revisad, antes de quemar este lugar, no queremos más indeseables- ordeno.

Un grupo de soldados se adentró al lugar, mientras ellos, estaban resguardando el lugar.

Peter, se encontraba exhausto, las prácticas jamás serian igual, sabia de algunos rumores de Venus batallando pero…

Ciertamente, los creía pero eran casi imposibles, la mayoría de esas batallas eran en lugares donde los seres celestiales dominan.

Y donde humanos y otras especies prefieren irse para no seguir las reglas del cielo.

-¿Quiénes se quedaran?-pregunto recordando los 2 días de viaje y uno de ataque.

Arlen encima de su caballo marrón, manchado de escarlata, respondió.

-Unos guardias-

-Podre quedarme- ofreció.

Frunció el ceño viendo al niño a quien vio crecer.

-No Peter, ya ha sido suficiente- sentencio algo molesto.

-Pero Arlen, para ellos también déjame.

-¡Que no Peter! Ha sido Suficiente!- pronuncio en voz fuerte.

Un silencio se prolongó ante lo contrariado que se encontraban ante los pensamientos del otro.

-Arlen…

-Peter, sé que el regreso de Edam pudo cambiar muchas cosas, pero no lo que creo estos años- suspiro- siempre serás el Peter Dalton príncipe con alma celestial, benévolo, devota, humilde a pesar de llevar corona, no tienes que probar nada.

Movió la cabeza en asentimiento, curiosamente esos eran sus pensamientos ocultos esos días.

-¡Señor hay personas!- grito un guardia- son soldados…

Esa noticia tal vez, pudo ser el inicio de algo mejor…

Pero no lo fue.

Lo bueno o lo más aterrador, de los seres celestiales es que siempre dicen la verdad.

A medias, ajenos, omitiendo gran parte pero la dicen, precisa.

Desde la torre más alta de Harlem la menor de la heredera de La Coz pensaba en eso.

Llorando silenciosamente, girando el anillo de sus padres, por la gran preocupación que la inundaba, mientras un cuerpo de hojas se formaba a su lado.

-Déjame- pidió limpiando sus lágrimas- por tu culpa me han encerrado en el castillo, y por tu culpa no puedo hacer nada.

Una ventisca choco con ella.

Cerró sus ojos, o fue su amigo que le hizo cerrar sus ojos, pero solo en ese largo parpadeo, sintió el olor, tan enigmático.

Las voces a coro a lo lejos cantando una música tan linda, tan celestial, sabía que, lo hacía pero no quiso abrir los ojos por más molesta que estaba.

Reconocía que necesitaba, respirar.

-¿Venus?-llamo una presencia a su espalda.

Sacándola de su estupor, parando las voces, y olores, abrió los ojos con una mueca.

Harlem: Herederos Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora