Capítulo 18

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Sentía su pulso en la garganta, quería salir corriendo, se sentía como cuando era pequeño y fue a parar a la dirección por primera vez, el peso en su pecho, el mareo en su estómago era horrible. Probablemente en una situación común ya estaría del otro lado de la ciudad, pero ésta vez no encontraba como escapar de esa situación, tal vez simple y llanamente no quería.

Ya no podía dormir, cada día la mínima señal de soledad eran causa de angustia y paranoia, su vida parecía en una constante caída a pique ¿Cómo negarse a la única cuerda segura que se le ofrecía?

Sabía que la palabra de Peter era dudosa, y que probablemente no representaba el mejor camino para evitar la muerte, pero lo prefería, lo prefería a la incertidumbre, no podía seguir si a cada segundo debía imaginar a su padre encontrando su cuerpo sin vida y deformado en algún rincón oscuro de Beacon. Si Derek creía en serio que gracias a Peter podrían protegerlo, él no dudaría.

Fue de ese modo que acabó en la escuela, en los vestidores, oculto junto con dos lobos a la espera de un tercero, una pequeña emboscada contra quién consideraba su hermano, su mejor amigo. La indecisión hacia que le doliera la cabeza, aun así, se obligó a recordarse que esa había sido su decisión por completo. Debía recordarlo, convencerse de ello.

Así que se obligó a erguirse, aún mientras caminaba en círculos, tomó a Derek de la chaqueta y los escondió de la vista de Peter, necesitaba refugio y estabilizarse, necesitaba dejar de sentir agujas en su estómago.

— ¿Qué ocurre? — inquirió el beta tras haber sido casi arrastrado hasta detrás de unos casilleros por el humano.

— Odio las agujas — murmuró a bocajarro y sin contexto ganándose una mirada extrañada del beta quién parecía a punto de responder cuando sus labios le quitaron el habla y llamaron su atención.

— ¿Qué ocurre? — inquirió tras recuperarse del delicioso arranque del chico.

— Creí que hacer esto frente a Peter sería incómodo — excusó encogiéndose de hombros. Derek demostró su incredulidad con un leve levantamiento de ceja

— Estaremos bien, olvida a Peter y a Scott, tu y yo estaremos bien, seremos una manada en cuánto nos libremos del wendigo y Peter, siempre quise tener un druida fastidioso — aseguró sonriente en un tono bromista mientras acariciaba su barbilla.

— Podríamos adoptar a Scott — alegó Stiles también recuperando el humor.

— Haremos lo que quieras — aseguró tomándolo de las mejillas para volver a besarle, más intenso, más profundo, más íntimo. Stiles se dejó hacer, casi lloriqueando de alivio al sentir que las agujas eran reemplazadas por un sentimiento mucho más agradable, rodeó el cuello del lobo con sus manos y estuvo a punto de mostrarle el cuello para que lo besara al separar sus labios cuando escuchó un golpeteo en los casilleros.

— Quieto, ya basta, ¿él no nos escucha?— inquirió poniendo las manos en el pecho del lobo para empezar a apartarlo risueño. Derek dejó escapara un pequeño gruñido antes de girar el rostro y concentrarse para cerciorarse de que no hubieran moros en la costa, pero en lugar de asentir o negar, su rostro tomó un aspecto más serio.

— Es Scott — aclaró. Stiles se sintió tan pálido que por un momento creyó volverse un fantasma, si no hubiera estado con Derek, probablemente ya hubiera huído, pero no lo hizo, inhaló profundo y caminó tras él.

Ahí estaba su mejor amigo, vestido con su uniforme de lacrosse, totalmente descolocado y molesto. Increpandole a Derek su alianza con Peter, recordándole sus crímenes y lo que le exigía hacer, entonces Peter rió burlón, exudando satisfacción.

— Me agrada que lo menciones Scott, pues ya tengo eso cubierto. ¿A qué no adivinas la identidad del nuevo integrante de mi manada? Te sorprenderá gratamente — aseguró mientras le dedicaba una rápida mirada a Derek quién se enderezó dándole espacio, tras mirarle intensamente. Diciéndole sin palabras que aún podía correr.

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