Capítulo 3

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Llevó a Derek a la veterinaria, no hablaron en todo el camino, cuando llegaron le pidió que se quedara en el auto hasta que hubiera abierto la veterinaria y pudieran entrar con rapidez y sin llamar la atención, el lobo accedió sin decir más y no se quejó cuando llevándolo dentro casi lo deja caer. Stiles estaba tan molesto que por un segundo olvidó que Derek era Derek, y marcó su límite con lo del brazo, claro que de no ser por Scott su límite hubiera sido totalmente pasado por alto.

En cuanto estuvieron seguros de que Derek ya no se iba a morir, se sentó con teléfono en mano en la salita de espera del consultorio, intercambió un par de mensajes con su papá, asegurándose de que estuviera bien y no hubiera comido nada inapropiado en lo que llevaba del turno y anotó en su pequeño bloc sobre el acónito y como tratar el envenenamiento. Casi se infarta al alzar la mirada.

Que manía por amor del cielo, que manía.

Sí, a Derek le encantaba estar medio vivo, medio muerto y tenerlo espantado y acelerado todo el tiempo. Cosas de lobo seguramente. Lo miró como si tratara de decirle algo y no supiera como, le levantó una ceja como animandolo a decir lo que fuera, pero solo recibió un gruñido como respuesta.

- No entiendo los gruñidos, pero si pudieras articular una palabra, esto sería más rápido - sugirió fruncido. El lobo pareció morderse la lengua y reunir fuerza para no arrepentirse, hizo su cuello crujir y entonces volvió a mirarle.

- Te avisaré cuando vaya a entrenar a Scott - aseguró, y Stiles tuvo que esconder la sonrisa que casi le brota en el rostro. Sonaba a una disculpa para él.

- Gracias - atinó a murmurar.

No hubieron más palabras, Derek lo miró un rato más en silencio y solo se fue. Por su parte espero a estar seguro de que el lobo no estaba en las cercanías y empezó a brincar de un lado al otro emocionado. Se había salido con la suya.

- Stiles vámonos, tengo que estudiar - se quejó Scott con voz de cachorro regañado, giró tratando de disimular su baile de victoria.

Lo miró y con una mueca que pretendía ser inocente cuestionó.

- ¿Qué no ibas a estudiar con Alison?

- Oh, cállate.

Paso buena noche, a pesar de que la emoción ansiosa que tenía lo mantuvo despierto casi toda la noche, pero al despertar se sentía radiante como el sol y así pasó un par de días, para ahora enterarse de esto.

La información había salido de forma natural gracias a Scott, quien no pudo evitar lamentarse por tener que distanciarse de Alison debido a ordenes de Derek. Maldito perro pulgoso y traidor, ¿Cómo se atrevía a enseñarle a Scott a sus espaldas? Se suponía que tenían un convenio que simplemente se lo notificaría, no tenía ni que hablarle, solo mandar un estúpido mensaje y al parecer al lobo poco y nada le importaba.

Ni Judas era tan traicionero.

Ah, pero si quería jugar sucio eso era lo que haría. Aún tenía tiempo suficiente para enseñarle a Scott por cuenta propia, no necesitaba de sus tontas estrategias lobunas y le daba igual si para ello Scott tendría que pasar por leves daños colaterales, después de todo era una de sus pequeñas venganzas personales. Matar dos perros rabiosos de un tiro. Disfrutaría de torturar a Scott físicamente y tenía dos horas libres en una media hora, así que probablemente tendría tiempo suficiente para ajustar cuentas con el moreno y sus brotes fariseos.

- No es justo, odio literatura. Seguramente pierda el control por el innecesario esfuerzo de soportar esa estúpida clase - se quejó arrastrándose hasta el salón. Rodó los ojos pensando que seriamente no entendía porque inefable motivo Scott había recibido tanto poder, como darle una bazuca a un niño.

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