Capítulo 15

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- ¡Por el amor de...! - chilló escandalizado.

Se había levantado hace un par de minutos incómodo, sin su almohada le era imposible dormir a gusto así que muy a pesar de la modorra se dispuso a buscarla, se le hacía muy raro haberla dejado caer de la cama pero no podría seguir durmiendo sin ella. Fue entonces que abrió los ojos. Ese no era su cuarto, esa no era su cama y... ¡No traía ropa!

Se envolvió con la sábana en cuánto el sonido de pasos se hizo notar en el corredor, la habitación estaba oscura pero la luz de la luna se colaba entre los ventanales mejorando un poco su visibilidad así que podría identificar a quién sea que estuviera acercándose y en cualquier caso tendría oportunidad de huir.

Respiró hondo preparándose para lo peor y entonces la luz se prendió.

En un inicio lo dejó un poco desorientado y medio ciego, mientras se iba acostumbrando a la luz pudo divisar la figura molesta de Derek apoyado contra la pared. Recordó de golpe en donde estaba y lo que había pasado. Recordó a que se debía su inconsciencia, pero seguía sin entender el porqué de su desnudez.

- ¿Qué me hiciste degenerado? - reclamó furioso y con las mejillas a punto de explotar.

- Nada - dijo con simpleza.

- Así que mi ropa decidió que merecía algo mejor y solamente se fue - ironizó.

- No, tú te la quitaste. Me rogaste que te la quitara yo, pero soy un hombre de principios - afirmó tan fresco como una lechuga cruzándose de brazos apoyado contra la pared.

- Vete al demonio - bufó sintiendo como el rostro se le derretía por la vergüenza.

Derek lo había visto desnudo. Derek alias el hijo legítimo de los Dioses había visto su delgado y amorfo cuerpo mundano totalmente expuesto.

- Me voy a morir - pensó en voz alta cubriendo su rostro con sus manos.

- Creo que antes deberías ponerte los pantalones - sugirió.

- Sí, tal vez debería - habló sin retirar la mano de su rostro.

- Tu ropa está en la silla - indicó señalando la silla.

- Gracias.

- Excepto tu ropa interior, esa no la encontré - volvió a hablar con naturalidad, esta vez con la firme intención de exaltar al humano.

- ¡Derek!

Después de encontrar sus boxers desaparecidos y vestirse decidió que era hora de irse a casa. Derek lo llevó en su auto, hubiera preferido caminar solo para no ver esa cara burlona y divertida, pero no sabía como regresarse y dudaba que los buses o taxis llegaran hasta allá. No lo miró en todo el trayecto, tenía la cara roja permanente y se bajó del auto tan dignamente como fue capaz a unas cuadras de su casa.

- ¿No vas a darme un beso de las buenas noches? - cuestionó el lobo con muchísima gracia mientras el castaño negaba sacándole el dedo del medio - ¿Ni siquiera un gracias por haber encontrado tu ropa?

- Muchas gracias, ahora: Adiós - gritó entre susurros mientras se alejaba negándose a mirarlo. El lobo dejó escapar una última risita antes de acelerar y desaparecer en la noche.

El castaño suspiró sintiendo que se le derretía la cara, se prometió a sí mismo que jamás volvería a consumir ningún tipo de estupefaciente ni por accidente. Aceleró el paso buscando su hogar con ligero desespero, últimamente la oscuridad no le gustaba en lo absoluto y aunque su vecindario tenía una muy buena iluminación, cada sombra le ponía los cabellos de punta, lo mejor sería apresurarse.

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