Capítulo 5

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— ¿Sabes? Uno de estos días vas a matarme de un infarto y ya no me tendrás para salvar tu peludo trasero, no puedes pretender que confíe en esa cara de asesino serial

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— ¿Sabes? Uno de estos días vas a matarme de un infarto y ya no me tendrás para salvar tu peludo trasero, no puedes pretender que confíe en esa cara de asesino serial. Debes aprender a ocupar esa cosita en tu cara, la gente normal la llama boca pero tú puedes llamarla el baúl de los colmillos — se quejó aliviado cuando su pulso dejó de retumbar en sus oídos, en todo caso ¿Por qué le había seguido sin preguntar a dónde o por qué? Definitivamente algo estaba mal en su cabeza. El lobo gruñó mostrándole uno de sus colmillos en una mueca ladina, por su parte se encogió de hombros sonriendo tan radiante como el sol. Derek lo miró con resignación, señaló la casa y lo instó a moverse.

— Así que... ¿Vas a enseñarme? Creí que encontrarías una buena excusa para desmerecer mi gran trabajo y ganar la apuesta — entraron a la mansión Hale uno detrás del otro Derek lo ignoró como si realmente no pudiera escucharlo mientras tomaba un par de cosas regadas por ahí, un libro extrañamente en buen estado, las llaves de su coche, su chaqueta y algo que parecía la envoltura de unas patatas. Bufó internamente ofendido, de seguro era lo único que estaba comiendo, comida chatarra, no había otra posibilidad, en esa casa cocinar sin pegarle a la comida algún bicho raro era imposible. Eso explicaba porque su curación iba tan lenta, ningún organismo puede funcionar bien comiendo pura basura. Trató de evadir sus pensamientos y se enfocó en seguir al lobo.

Acomodó su bolso en su hombro sintiéndose incómodo al seguir usando la ropa de lacrosse, no había tenido tiempo para cambiarse  por ello la ropa sudada, sucia y pesada empezaba a ser una ligera molestia.

— Vamos amigo, pudiste enviarme un mensaje, habríamos quedado para después y yo estaría mejor vestido, o duchado aunque sea — se quejó, sus palabras más rápidas que su cerebro salieron una tras otra hasta que su cabeza se activó aprubtamente por chocar contra la pared, Derek chasqueó la lengua y con una sonrisa de todo mebos amigable susurró.

— Si aprecias tu longevidad, dejarás de hablar sin parar — Stiles sonrió sin poder evitarlo, había sido una semana dura y llena de cambios repentinos. Le alegraba saber que su relación con Derek seguía igual, la sensación de que algo en su vida era constante justo ahora le parecía de lo más agradable y reconfortante. Lo miró durante un rato y recordó lo que había pasado esa mañana, se preguntó nuevamente porqué se lo había ocultado a Scott y a pesar de su esfuerzo la respuesta seguía sin aparecer. Además ¿qué había sido todo eso?... ¿Por qué Derek había ido a buscarle a él, en lugar de Scott?

— Me callaré — aceptó, el ceño de Derek pasó de su natural frustración a una mirada descolocada, lo soltó lentamente y con sus facciones aún decoradas con absoluta extrañeza siguió con su camino hasta desaparecer en una habitación.

Trató de seguirle, pero por andar en las nubes pisó una de las tablas más frágiles de la putrefacta planta de arriba, la tabla se rompió y su pie se atascó. Empezó a querer seriamente romper su tóxica relación con la gravedad desde que se volvió algo que le causaba constante dolor físico.

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