Capítulo 7

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Se levantó muy animoso, el entrenamiento con Derek le había dejado tan cansado que había dormido largo y tendido después de una relajante ducha de agua tibia. Se sentía tan bien que hasta podía jurar que tenía la mente más despejada.

Fue a la escuela, molestó al entrenador, ignoró olímpicamente las estupideces de Harris y aguantó las pendejadas de Scott sin dejarse malgeniar por nada en este mundo. Bueno, puede que economía haya sido demasiado para él, y que el entrenador haya estado un poco de malhumor ese día así que huyo al baño solo para librarse de posibles represalias. Iba tarareando killing in the name, emocionado y preguntándose qué pasaría esa tarde, tal vez por eso no le prestó la suficiente atención a los sonidos de pasos a sus espaldas cuando los oyó resonar la primera vez, sonaban en la lejanía y podía ser cualquiera, sin motivos para alarmarse. La segunda vez no sonaban tan lejanos, la verdad juraba que el sonido chocaba contra su nuca y un estremecimiento frío y desagradable se deslizó por su cuello.

— ¿Hola? — cuestionó al aire, no vió a nadie y el sonido se detuvo de golpe. Entrecerró los ojos buscando pistas sobre algún chistoso paseándose por ahí, pero no había nadie.

Era el sonido del tacón de un zapato, bajo y plano, el taco de un zapato de vestir de hombre, su primer instinto fue correr directo al baño para evadir a un posible señor Harris pasando por ahí, luego recordó que a esa hora el profesor Harris tenía horas de clase y la idea se esfumó. Bufó, de seguro era otro maestro, el asunto del hombre lobo lo estaba trastornando. Estuvo a punto de entrar al baño cuando escuchó una risita, baja y ronca, escalofriante como ninguna otra, se detuvo de golpe, se quedó quieto y trató de identficar si solo lo había imaginado, entonces no sólo escuchó la risa macabra sino también su nombre, arrastrado por la voz, se giró con cuidado, lentamente como si un giro brusco fuera a alertar a quién reía de que ya sabía que estaba ahí, cuando estuvo a punto de dar la vuelta entera  el timbre sonó fuertemente sacandole un buen brinco del susto.

— Stiles, ¿dónde estabas, tienes algún tipo de incontinencia? Llevas 10 minutos aquí afuera — reclamó Scott quién llegaba por el pasillo cargando con las mochilas de los dos. Estuvo a punto de pedirle que buscara la voz, pero una lejana posibilidad se instaló en su mente y lo detuvo de sopetón.

— No, lo del baño solo era para saltarme lo que quedaba de la clase — terminó por decir, no era la razón por la que se quedó ahí paradote, pero sí era el motivo por el que salió al baño. Técnicamente no era una mentira y bastó para los sentidos de Scott.

— Bueno, entonces vamos, necesito contarte algo.

No volvió a pasar en todo el día, nada irregular, no escuchó voces ni nada parecido, se sintió observado un par de veces, pero asumió que era por el susto de la mañana. Ese día no hubo práctica, al menos en la tarde, así que Derek lo esperaba más temprano de lo normal. Partieron hacia la mansión y fueron directo para la habitación de Derek, el enfoque físico del entrenamiento lo harían después.

— Así que... ¿Tu cabeza salvaje de hombre lobo supone que sé que diablos es ésto y tú le crees? — Derek no lo había esperado con las manos vacías esta vez, traía consigo un objeto extraño, redondo y plano, su grosor no superaba dos dedos de ancho y un gran símbolo ocupaba la cara frontal por completo. Un medallón.

Había un triskel en todo el centro, era exactamente el mismo símbolo que el lobo llevaba tatuado en su espalda, pasaban un poco más de tiempo juntos ahora así que de vez en cuando mientras Stiles trabajaba teoría, o sacaba su cuaderno de apuntes con dudas, Derek se sacaba la camiseta y se echaba a hacer ejercicio. Claro, siempre le preguntaba si le molestaba el que sacara a relucir su gen exhibicionista de vez en vez, alegando que con camiseta se sentía demasiado pesado. Había accedido restándole importancia, pero cada vez que pasaba se daba el gusto de echarle un ojo al lobo, para aprender de su técnica en los ejercicios por supuesto. Sus mejillas estuvieron a punto de enrojecer, apunto, pero controló el impulso y trató de ser fuerte.

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