Miradas furtivas

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Aquella mañana, Mariah fue recibida en la universidad con un montón de miradas sobre ella. No tenía problema con que la miraran, pero aquellas miradas estaban cargadas de juzgamiento y reproche; al menos, así lo sintió. Mas no podía entender a qué se debía todo ello, no había molestado a nadie ni había hecho algo que fuese objeto de juzgamiento.

Se acercó a su grupo de amigos para indagar, recordaba haber elegido una ropa diferente a los días anteriores y su cabello estaba arreglado en una coleta alta, además, no llevaba maquillaje; así que podía descartar que la miraran de esa forma por su modo de vestir. Adivinar por qué la miraban resultaba una tarea muy complicada, no podía deducir qué era lo que estaba pasando, pero, sin duda, se sentía como una mosca sobre fruta.

—¿Puedo saber por qué todos me miran tan raro? —preguntó Mariah, tan pronto se adhirió al grupo de amigos.

No solo eran las miradas, también había cuchicheos entre aquellos que le lanzaban una ojeada furtiva y eso la hacía sentir bastante abrumada ¿Qué demonios le pasa al mundo? Se preguntó internamente, pero no llegó una respuesta.

—¿Acaso no lo sabes?, ¿vives en una caverna? —contestó Avril, una de sus amigas y no le molestaba ser bastante directa cuando se lo propusiera, aunque su respuesta resultaba un poco incisiva.

Mariah movió su cabeza de forma negativa y no dejaba de mirar a su alrededor, se sentía demasiado intimidada con cada persona que pasaba a su lado o que estaba a lo lejos, juzgándola en silencio.

—¡Santo cielo, te vas a morir cuando lo sepas! —dijo Max, otro de sus amigos que se unió a la conversación.

—Chicos, dejen tanto misterio —pidió Mariah con voz lastimera—, si algo ocurre, me gustaría saberlo.

—Hay circulando en redes un video... —expresó Avril y lo decía pausadamente porque no quería que le cayera la noticia como un balde agua fría—. Un video de tu novio... en una cama... con Laila y es un video bastante explícito por el ángulo de la cámara.

—¿Qué? —gritó Mariah, por su voz sonaba alterada.

Si antes la estaba mirando una gran cantidad de personas, después de aquel grito, no dudaba que la estuviera viendo todo el mundo, hasta las personas que pasaban frente a la universidad.

—No estoy para bromas, chicos —dijo Mariah, creyendo que se trataba de una broma.

—Míralo por ti misma —indicó Ariana, otra de sus amigas. Sacó el teléfono de su mochila, duró un par de segundos en hacer la búsqueda y lo reprodujo sin sonido, pues cuando lo vio por primera vez un par de gemidos se reprodujeron con la imagen.

Ahí estaba, esa rubia desteñida acostada con las piernas extendidas como si estuviese dando a luz y descansaban sobre los hombros de Tony, su novio, mientras él estaba embelesado en la situación, estaba tan concentrado en el asunto que nunca se imagino que estaba siendo grabado y, como indicaron sus amigos, la imagen era bastante explicita.

Mariah no pudo pronunciar palabra, estaba como congelada con la boca ligeramente abierta, miró a sus amigos y pudo discernir en ellos lo culpables que se sentían por haber descubierto aquel video y, más que todo, por ser ellos quien dieran la noticia.

Volteó a mirar y pudo entender a qué se debían todas esas miradas. Era bien sabido por un montón de gente sobre la relación de ellos y los que no sabían, se enteraron por voces de terceros. De cualquier forma, el panorama no era el más alentador. Entre el tumulto de personas, encontró un rostro familiar: su novio Tony.

Se acercó hasta él como un tigre se acerca a su presa y como si se tratara de un boxeador, le asestó un puño en la mejilla izquierda a Tony, aunque su idea inicial era darle una cachetada, pero era tal la furia que sentía que, segundo después de dar el golpe, se dio cuenta que lo había hecho con su mano cerrada. Pensó en disculparse, sin embargo, recayó en la idea de que ella era una víctima de la infidelidad de quien pensaba era su novio.

—¡Eres un maldito cretino! —pronunció Mariah con una mirada inquisitiva.

—Puedo explicarlo —le contestó Tony, calmando el dolor de su mejilla con un masaje suave.

—¿Qué vas a explicar, asqueroso? —chilló la chica con furia.

Todo mundo estaba presenciando aquel acto de reclamo.

—Laila me tendió una trampa —respondió ante aquella pregunta—. No creí que me estuviera grabando.

—Así que, si no te hubiera grabado, no lo ibas a hacer... —Mariah sonrió porque aquella respuesta era divertida e ingeniosa—. Buen intento.

—No —atajó Tony con nerviosismo—. No, no, no. Me refiero a que me chantajeó para acostarme con ella y... el video lo hizo para alejarme de ti y hacerte rabiar, yo te amo.

Un nuevo puño aterrizó en la mejilla de Tony y, esta vez, Mariah estaba segura que eso era lo que quería hacer, sus clases de defensa personal le habían servido.

—¡Vete a la mierda! —gritó la chica y se alejó de él, y de todas aquellas miradas que recaían sobre su persona.

Tony caminó rápidamente hacia ella mientras los abucheos y risas se iban condesando alrededor de él. Pensaba en su excusa y en todo lo que le había mencionado; pudo haberle dicho la verdad y ella lo hubiera entendido, pero la culpa y el nerviosismo le jugaron una mala pasada. Sí, era culpable, la rubia de cuerpo curvilíneo lo había seducido y él había caído en sus redes y muy tarde se vino a dar cuenta de aquel error, no obstante, había algo mucho más grande detrás de todo ello.

—¡Mariah, espera! —aulló Tony.

La chica se dio la vuelta y estuvo a punto de contestarle, sin embargo, un vehículo pasó a toda velocidad llevándose el cuerpo de Tony por delante. Lo único que Mariah pudo expulsar de su boca fue un grito desgarrador y, seguido a ello, corrió hasta el cuerpo de Tony que descansaba en el pavimento con un charco de sangre bajo él que se iba extendiendo.

¿Se lo merecía? Es probable, aunque hubiera sido mejor que hubieses tenido un momento más intimo para saber si realmente fue su infidelidad o un chantaje como dijo Tony; quedaron  pistas para pensar que, después de todo, sí había sido chantajeado,...

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¿Se lo merecía? Es probable, aunque hubiera sido mejor que hubieses tenido un momento más intimo para saber si realmente fue su infidelidad o un chantaje como dijo Tony; quedaron  pistas para pensar que, después de todo, sí había sido chantajeado, pero tendremos que usar una tabla ouija para preguntarle a Tony  qué sucedió :v

¿Soy un cruel escritor? No hay duda de eso.

A veces, el suspenso me puede más, sobre todo, hacer historias con finales abiertos jajajaja aun así, espero les haya gustado. En esta ocasión el relato fue creado por un disparador de internet que decía: escribe un relato con la palabra "infidelidad", y comencé a escribir después de ver una película en netflix que sirvió de inspiración :3

No olvides votar y comentar, nos vemos en el próximo relato.

Catarsis © [antología de relatos] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora