Capítulo 3

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Por fin sábado, por fin tendría dos días para descansar de tanto estrés en el colegio...

Bajé con cuidado mientras me sujetaba del pasamanos, el último escalón se hizo presente cuando conté 15 escalones, por fin había llegado al primer piso y empuñé con firmeza mi bastón para avanzar de a poco al comedor.

—Buenos días —pronuncié apenas oí varios murmullos—

—Buenos días cielo, siéntate —mi madre como siempre, esperándome ansiosa— te estábamos esperando

—¿Estábamos? —interrogué confundida—

—Cariño, hoy tenemos la visita de una vieja amiga de la universidad —sentía su emoción— ha estado fuera del país, pero no hace mucho llego así que la invite a desayunar con nosotras

—Mucho gusto, soy April Winkler —emboce una sonrisa amigable, aunque no pudiera ver a la señora—

—El gusto es mío linda, Nina Mortillaro —agarró mi mano y la estrecho, al parecer mi madre ya le había comentado sobre mi ceguera— quiero presentarte a mi hijo menor, él es Dante Cassano

—¿Dante? —interrogué sorprendida, ¿era el Dante que distingo? —

—Ya nos distinguimos madre —su voz se unió a nosotras y en efectivo era él—

Las risas por parte de mi madre y de la mamá de Dante se hicieron presentes... Me senté en la mesa para esperar a que Layla me sirviera mi desayuno, no paso mucho para que pudiera escuchar tres platos chocando en la mesa, agarré mis cubiertos y esperé a que mi madre diera el visto bueno para proceder a desayunar.

—Adelante, disfruten el desayuno —demandó—

Mientras desayunaba escuchaba la charla con mi madre, solo eran ellas dos ya que Dante no pronunciaba ni una sola palabra que muchas veces pareciera que las únicas en la mesa éramos nosotras tres.

—Estuvo delicioso, gracias por el desayuno —por fin dio a conocer su voz—

—He terminado —corrí el plato hacia adelante— gracias por el desayuno Layla —emboce una sonrisa cálida para levantarme de la mesa— iré a mi cuarto —anuncié, pero antes de proseguir me di la vuelta con lentitud en dirección de donde había escuchado la voz de Dante— ¿te gustaría ir conmigo?

—¿Será correcto? —interrogó más para mi madre y la de él que para mí—

—Ve, siéntete en confianza —mi madre le dio un visto bueno a su pregunta y sonreí—

Escuche una silla arrastrarse contra el piso y unos pasos acercarse a mí.

—Vamos —su voz hizo que me dirigiera a él— toma mi mano si es necesario —asentí y pose mi mano en su antebrazo para empezar a subir las escaleras—

Una vez que ya habíamos llegado a la parte de arriba giré a mi derecha y este seguía mis movimientos...

—¿Cómo es que sabes a donde dirigirte sin preguntar o algo?

—He memorizado muchas cosas, lugares y pasos —hice una pausa— en las escaleras hay 15 escalones, luego giro a la derecha y cuento 7 pasos y doy media vuelta a mi izquierda y aquí está la puerta de mi habitación —mencioné para tomar la manija— entra —le cedí el paso—

Entramos a mi habitación y con ayuda de mi bastón fui guiándome hasta mi cama.

—Siéntate —palmee el borde de mi cama—

Sentí como esta se hundió y sonreí, dejé mi bastón apoyado al lado del nochero que estaba al lado de mi cuarto.

—¿Quieres escuchar música —volteé en su dirección—

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