Capítulo 20

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Dante Cassano.

Martes 21 de junio.

10:30 a.m.

Caminé por las calles buscando un parque de diversiones que valiera la pena, de todos los lugares a los que había ido descarte varios, me parecían demasiado aburridos y la idea era que fuera una noche increíble. No una aburrida.

Caminé varias cuadras y entonces vi que estaban armando unas carpas en un parque de diversiones, parecía interesante, por lo que no dude en acercarme a preguntar.

—El parque abrirá a las 6:00.

—¿Qué tan bueno es?

—Las personas que han venido han salido dejando muy buenos comentarios.

Asentí y traté de pensar en algo, ¿sería buena idea traerla aquí?

No era como si tuviera muchas opciones, así que no lo pensé mucho, la traería aquí en la noche.

Caminé fuera del lugar y me dirigí al lugar dónde había dejado mi moto, necesitaba organizar algunas cosas.

Destapé una lata de cerveza y le di un gran bocado mientras metía mi mano al bolsillo, el cual tuve que volver a sacar, pero esta vez con mi celular que estaba timbrando.

Miré la pantalla y era un número desconocido, dude si debería de contestar, pero aun así lo hice. Quién sabe y podría ser una urgencia.

En la llamada

—Tiempo sin escucharte pequeño Klaw —la voz de Bastián sonó del otro lado—

—¿Ahora me acosas? ¿Tanto te gusto? —reí en un tono burlón mientras tomaba otro bocado de la lata—

—No descansaré hasta tenerte conmigo de nuevo —respondió y borré la sonrisa de mis labios—

—Ya te di mi respuesta —colgué antes de que dijera algo más—

Volví a tomar un poco más y sentí el celular vibrar. Me había llegado un mensaje, sin darle importancia le piqué y lo abrí.

El mensaje

—Te estamos esperando —el mismo número que me había llamado me había mandado un mensaje junto a una foto de mi moto en el lugar que la había dejado—

Solté un suspiro pesado. Ahora sí que me los había ganado.

Con pereza continué caminando y mientras avanzaba me preparaba para lo que sea que fuera a pasar.

Doble una esquina y los vi ahí recostados en mi moto, eran cuatro esta vez: Bastián, el mismo chico de cabello rojo, uno rubio y un pelinegro. Con pasos firmes me acerque a mi moto y todos voltearon a mirarme al notar mi presencia.

—Sabía que vendrías, nunca nos dejas esperando. Que buen amigo eres —Bastián sonrío—

—He venido por mi moto —señalé el vehículo donde estaban recostados—

Bastián dirigió su mirada al lugar señalado y sonrío.

—Ya decía que era una moto de muy buen gusto, todo tu tipo.

—Gracias, también considero que tengo muy buen gusto.

—Que egocéntrico —comentó el chico de cabello rubio—

Solo le dediqué una sonrisa de superioridad y el mencionado negó varias veces cansado.

—Es nuestro Klaw, ¿qué esperaban de alguien con tan buen potencial? —idolatró— ¿no es así Klaw?

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