Capítulo 25

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April Winkler.

Domingo 26 de junio.

4:00 p.m.



Escuché a varias pequeñas aves cantar cerca de mi gran ventanal y sonreí al imaginármelos cerca del gran cristal.

—¿De qué color son?

—Son azules con un poco de naranja, blanquito y negro en sus ojos.

Di un leve asentimiento y cerré los ojos para imaginármelos: ¿tan bonitos eran?

—Has estado muy callada desde ayer, solo te he visto sonreír. ¿Estás bien? ¿Sucedió algo malo?

¿Estaba actuando de esa manera? No me había dado cuenta de ello.

Giré mi cabeza en la dirección de ella y le di una leve sonrisa para luego negar.

—Estoy bien, ayer fue una tarde muy linda —hice una línea con mis labios en forma de sonrisa al recordar la tarde de ayer—

—Qué bueno que la tarde haya sido linda. —Agarró mi mano y dirigí mi cabeza en la dirección de ella una vez más— sabes que si llega a suceder algo malo puedes contarme, no te vayas a guardar algo que te pueda hacer daño.

Asentí levemente.

Martina siempre se preocupó por cómo estaba y si algo me molestaba y lo agradecía.

Ella era nueva en la casa, su madre ha trabajado mucho tiempo para nuestra familia y ahora ella había venido a darle un remplazo a su madre mientras ella se recuperaba de una agotadora cirugía, por eso Martina y yo entablamos una bonita amistad, gracias a que ahora ella es quien me ayuda en lugar de su madre.

Ya desde hace un tiempo estaba lista, hoy estaba segura de saldríamos, no sabía exactamente a qué. Pero algo se tendría que hacer hoy.

—Parece que el día soleado no durará mucho —oí de su parte y giré con un gran interrogante en mi cara. Y cómo si lo hubiera visto respondió— el sol ceso y unas nubes grises están apareciendo en el cielo.

Sonreí por la manera en la que lo dijo, mientras para ella era malo. Para mí era bueno, había muchas cosas que hacer y no se sabía cuál era la siguiente en la lista de Dante.

Mientras mantenía la cabeza al frente oí la puerta de atrás abrirse haciendo que girará un poco y escuchara la voz de una de las empleadas, esperé con ansias lo que sea que haya venido a decir y no paso mucho para que pudiera escuchar las primeras palabras salir de ella.

—Señorita April, el joven Dante la está esperando en la planta baja.

Di un leve asentimiento y seguido de Martina me pude se pie y sentí su mano agarrar la mía mientras me ayudaba alejarme se las sillas dónde estábamos sentadas.

—Ayúdame a ponerme algo sencillo, pero que a la vez no sea tan sencillo.

Con la explicación que le di no sabía si me había dado a entender o no. No era la mejor persona explicando.

Su mano no tardó en tomar la mía para llevarme dentro del armario y luego de ello salir ya lista con la ropa que necesitaba para sentirme cómoda.

Al bajar las escaleras pude sentir su perfume y sonreí al imaginármelo parado frente a mí.

El último escalón se dio a conocer después haberlos contado para poder caminar sin ningún tipo de problema.

—Buenos tardes April —mencionó haciendo que sonriera al instante—

—Buenos tardes.

Sentí mis mejillas calientes, podría jurar que se habían puesto rojas, pero bueno. Era el chico con el que ayer había experimentado algo nuevo y el solo hecho de tenerlo frente a mí sabiendo que ya conocíamos más allá de nuestros nombres me hacía sentir de tal manera.

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