El Chico más Popular: Mi Novio Falso.

Capítulo 35

La casa en la que vivían los abuelos de mi novio, era bastante acogedora, se notaba que vivía gente con dinero, pero tampoco era una mansión como en la que vivía Frederic.

Era una casa de ladrillo rojo rodeada por un muro del mismo color y con una bonita verja de color negro, y que te dejaba ver el enorme, precioso y cuidado jardín que tenía. Después de tocar el timbre y que nos abrieran fuimos a la casa recorriendo un pequeño camino que había y que atravesaba el jardín que estaba lleno de rosas, orquídeas y diferentes árboles y flores.

Había hasta un pequeño estanque y, para mi fortuna no había ningún nomo de jardín los cuales siempre me habían dado mucho miedo.

En la mayoría de casas de mis amigas siempre nos recibía una persona del servicio sin embargo aquí nos recibió una mujer de unos setenta años con el pelo canoso, más baja que yo, con bastantes arrugas en su rostro y que llevaba puesto unos pantalones y una chaqueta de estilo militar que estaba manchado de tierra. Probablemente ella había estado cuidando el jardín. Me fijé en su rostro y comprendí de donde había sacado Frederic los rasgos faciales, eran exactamente iguales.

-Frederic- dijo la señora mientras se acercaba a él para darle un cariñoso abrazo.

Fue un momento precioso, a la pobre anciana se le salía alguna que otra lágrima de la emoción hasta que en unos segundos se alejó de él y le dio un golpe en la parte trasera del cuello.

-Tienes que venir más a menudo Frederic, nos tienes abandonado- le riñó.

Me quedé con la boca abierta sorprendida por el cambio de humor de la señora. Ya había decidido que me caía bien.

-Lo sé, lo siento es que estoy ocupado- se excusó.

-A mí no me vengas con tonterías- le dijo enfadada señalándolo con el dedo índice de su mano derecha de forma amenazadora- Que soy tu abuela.

Se giró un poco y me vio detrás de su nieto. En su cara se formó una sonrisa.

-Pero que chica más guapa- comentó mientras se acercaba para agarrarme de las manos.

-Es mi novia abuela- le informó Frederic.

Su cara pasó de la felicidad absoluta a una de ira en cuestión de segundos.

-¿Hace cuantos meses que estáis saliendo?- preguntó.

-Creo que desde septiembre- le respondí sonriendo.

Con una velocidad que no cualquier persona de setenta años puede, se giró hacia mi novio y lo agarró de la oreja con fuerza tirándolo hacia abajo.

-¡¿Cómo tienes la cara de presentarme a tu novia 8 meses después de empezar a salir con ella?!- le reclamó más que indignada- ¡8 meses! ¡¿Hay Dios qué te he hecho?! Estoy muy enfadada contigo señorito.

-¿Eso significa que no me vas a hacer pollo al horno con patatas para comer?- preguntó Frederic triste.

-Claro que no. Por supuesto que voy a hacer pollo y patatas al horno estoy enfadada pero no tanto- le respondió- Ahora preséntame a la chica.

-Diala esta es mi abuela Meg- me presentó- Abuela esta es mi novia Diala.

-Encantada de conocerla señora King- mientras le ofrecía mi mano.

Sin embargo, ella me abrazó.

-Estoy super feliz de que seas parte de la familia, llámame Meg por favor- pidió.

Meg nos llevó hasta el comedor donde nos esperaba quien supuse que era el señor King. Mi corazón tembló al ver que iba en silla de ruedas, como mi madre.

Al llegar al salón nos encontramos con un anciano que debería rondar los ochenta, el poco pelo que tenía era blanco, su cara era redonda y estaba llena de arrugas y se encontraba sentado en una silla de ruedas.

Frederic me presentó a su abuelo el cual se llamaba Michael y me dejó con él hablando en el salón mientras él acudía a ayudar a Meg a preparar el pollo y las patatas al horno. Al rato vinieron ambos con una gran bandeja y todos nos sentamos en una larga mesa para degustar el plato preparado por la señora King que tenía muy buena pinta.

-¿Así que usted participó en la Guerra de Vietnam, señor King- perdón Michael?- le pregunté mientras comía.

Él asintió.

- Admiró su valentía por ir a luchar para intentar promover los valores democráticos frente a los comunistas y lamento muchísimo las perdidas de soldados estadounidenses- dije.

-Es allí donde por una explosión me quedé parapléjico- me informó- Pero aun con todo no me arrepiento de haber ido, siempre he luchado por la libertad de todo el mundo y por mi país Diala.

-Mi madre también es parapléjica, sufrió un accidente de tráfico hace cuatro años- le conté- La comida está buenísima Meg, es usted una buenísima cocinera.

-¿Así que fue usted quien creó el bufete de abogados, Meg?- le pregunté intentando meter el tema por el cual habíamos venido.

Asintió.

-Dediqué toda mi vida a crear el bufete en un mundo en el que las mujeres no eran queridas en altos cargos- dijo Meg seria- Sin embargo, en lo personal no estoy orgullosa.

Fruncí el ceño.

-No eduqué bien a mi hijo, Diala- admitió- Cree a un casi monstruo con quien ni siquiera me reúno en Navidad.

Todos nos quedamos en silencio pensando.

-No quiero que pienses que no puedes hacer lo que yo hice y ser buena madre y estar allí para tu hijo, Diala- me dijo- Es simplemente que yo no lo hice bien porque fui una persona demasiado ambiciosa, mi hijo se crio sin padres y sin abuelos: absolutamente solo y donde lo único que vio fue que lo importante era ser rico y poderoso. No la familia.

-Meg no te eches toda la culpa, no estás siendo justa contigo misma, yo tampoco estaba ahí para criar a nuestro hijo- la defendió Michael.

-Quiero ser médico, quiero ayudar a las personas y salvar vidas y yo no quiero que más gente acabé como Aria- reveló Frederic, empezó a llorar- Y necesito vuestra ayuda porque papá y mamá no me apoyan. Quieren que siga con el legado familiar.

-No cometeré dos veces el mismo error- afirmó Meg.

-Frederic estudia y se feliz nosotros nos encargaremos del resto- le aseguró su abuelo.

-Y ven más a visitarnos- le ordenó su abuela, no pude evitar reírme.

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