El Chico más Popular: Mi Novio Falso.

Capítulo 34

VIRGINIA'POV

-Entonces... ¿qué te parece? -le pregunté a Derek quien tenía apoyado sus musculosos brazos en el escritorio con su vista mirando la pantalla de mi Macbook.

Me gustaba que estuviese concentrado así lo podía mirar sin parecer una acosadora.

Derek Hamilton era el chico más atractivo del The Athenea High School sin lugar a dudas.

Era por lo menos quince centímetros más alto que yo. Su cuerpo era musculoso debido a los duros entrenamientos de baloncesto a los que se sometía ya que quería llegar a la NBA. La verdad es que con mi Retinopatía diabética me era difícil distinguir sus rasgos faciales. Recordaba su pelo corto rizado, sus enormes ojos marrones, su tez un par de tonos más oscuros, sus rasgos faciales marcados y unos labios gruesos que me apetecían besar.

No era una muy buena descripción comparada a las que hacía en mis libros, pero eso era más fácil porque los personajes eran productos de mi imaginación y no quería dar ningún detalle sobre la belleza de Dereck que fuera falso.

A los segundos, el muchacho despegó sus ojos de la pantalla y me miró.

-¿Quieres qué te diga la verdad?- me preguntó preocupándome.

Asentí quitándome mis pesadas gafas y cerrando los ojos relajando los músculos de mi cara. Si me lo hubiese dicho alguna de mis amigas seguramente le hubiese respondido con un comentario sarcástico tipo: "Sino no te hubiera pedido que lo leyeras".

Pero estaba enamorada de Derek Hamilton.

Había salido con bastantes chicos en mi vida, pero él era el primero que se había ganado mi corazón. Aunque siempre me había parecido atractivo nunca habíamos sido muy cercanos. No fue hasta comienzos de este curso que trajo a su hermana pequeña, Dorothy Hamilton al club de escritura del instituto del cual yo era miembro: El club del boli. La pequeña Dorothy es la chica más tímida que he conocido y eso que una de mis mejoras amigas es Elizabeth Howard, así que Derek la acompañaba a las reuniones y poco a poco me fui enamorando de él.

-La historia y los personajes están bien- dijo- Pero es una novela erótica y tiene unas escenas de sexo patéticas.

Me sentí como si me hubiesen abofeteado en la cara. Sabía que no debía de haberle dejado leer la novela sin que Florence la hubiese revisado. El problema es que mi maravillosa amiga está en un momento difícil y no fue hasta hace un par de días que le pase el documento y no le ha dado tiempo a avanzar mucho, sobre todo porque Florence podría ser una editora profesional: revisa faltas gramaticales, ortográficas, errores de trama y analizaba el desarrollo de la historia y los personajes; por lo que tardaba mucho en leer mis libros.

-Lo siento, pero estas escenas parecen haber sido escritas por una niña de 13 años virgen- dijo.

Abrí la boca ofendida. Señalé la puerta.

-Márchate- le ordené enfadada.

-Espera, lo siento Virginia- se disculpó- No está mal lo que has escrito, pero no es realista.

-Ya sé que no es realista. No soy una niña de 13 años virgen.

-¿Hace cuánto tiempo que no tienes sexo?- me preguntó pensando en voz alta, nada más decirlo se dio cuenta de su error- Perdón no quería decir eso. Lo pensaba porque a lo mejor es por eso por lo que has escrito así la escena.

-Derek eres un idiota- le dije- Las novelas eróticas se podrían comparar levemente, recalco, levemente con el porno, no es realista busca despertar lujuria en la gente. Y a tu primera pregunta, hace bastante. Ya sabes.

Apunté hacia mis ojos y a mis gafas las cuales me había vuelto a poner una vez habíamos comenzado a hablar.

-¿Qué pasa?- preguntó confundido.

Diosito mío, los hombres son idiotas.

-Derek sabes que tengo Retinopatía diabética, me cuesta muchísimo ver: tengo vista borrosa y destellos de luz- expliqué, la retinopatía se producía cuando la diabetes afectaba a los ojos dañando los vasos sanguíneos que se encuentran cerca de este- A un chico no le gusta que le vayas a hacer una mamada y en vez de chupar su pene te choques con su pierna o ingle.

Se echó a reír, tenía una risa contagiosa con la que casi consigue que me una a él. Pero no después de la vergüenza que pasé.

-Deberías de escribir eso- comentó aun muriéndose de la risa.

-Oh cállate- le golpeé en el hombro con fuerza.

-Ahora ya en serio- dijo sin reírse- ¿Qué tal están tus ojos?

Me encogí de hombros y metí mis manos en el bolsillo de la sudadera XL que llevaba.

-Bueno, podría ser mejor y podría ser peor- intenté no quejarme.

-¿Ves la letras de la pantalla del ordenador?- me preguntó.

-No veo ni las del teclado que son más grandes, es simplemente que me he aprendido la distribución de las letras- respondí sincerándome- ¿Me dejarías...? Va a sonar un poco raro, pero ¿podría pasar mis manos por tu rostro es qué no puedo apreciar bien tus rasgos?

Se formó un silencio incómodo entre los dos, pensé que me iba a rechazar hasta que agarró mis manos entre las suyas y las llevó a su cara.

Para empezar sus manos son grandes, un poco rugosas y cálidas. Paso las mías intentando quedarme con cada pequeño detalle: su marcada barbilla, sus carnosos y gruesos labios, sus pómulos altos, noto como pasando mis dedos por su nariz esta está levemente torcida por lo que supongo que en algún momento se la rompió. Esperando que no cambiase de opinión deslicé mis manos por sus rizos suaves y esponjosos.

Estamos tan cerca el uno del otro que siento el aire que sale por su nariz rozar mi piel pálida. Siempre he sido de las personas que aprovechan las buenas situaciones y esta es una de ellas.

Sin pensármelo dos veces corto la poca distancia que separaba nuestros labios y lo beso.

-Espero que escribas sobre lo que va a pasar- me dice sonriendo cuando nos separamos para respirar.

-Depende de lo bueno que sea- le respondí volviendo a besarle mientras empiezo a estirar de su camiseta.

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