El Chico más Popular: Mi Novio Falso.

Capítulo 37

-Se siente raro esto de no tener que trabajar-le comenté a Frederic mientras descansaba en su cama el 20 de mayo.

Ya había terminado de hacer los deberes, de estudiar para los exámenes y en media hora me marchaba al colegio en el que estudiaba Habib para tener una reunión con su tutora.

Amaba la cama de Frederic: era tan cómoda, podía estar tumbada todo el día en su cama y sería feliz.

Frederic me sonrió y me dio un beso en los labios.

-Mañana por la tarde iré a entrenar a Toby- me dijo.

Toby era un chico de tercer grado al cual hacían bullying en la escuela. Cuando Frederic se dio cuenta de lo que pasaba no dudo en salir en defensa del pobre muchacho. A Toby le encantaba el baloncesto y, sin embargo, no había pasado las pruebas para entrar al equipo así que Frederic, que era el capitán del equipo de baloncesto ha empezado a darle clases para que así pueda entrar al equipo el año que viene.

Así era Frederic, siempre protegiendo al más débil.

-Eso es genial, eres una persona demasiado buena- le dije- No me merezco ser tu novia.

Me dio otro beso y frunció sus cejas:

-Soy yo él que no te merece.

-No soy yo la que va ayudando a gente desconocida y quiere ser médico- argumenté.

-Das clases a tu hermano pequeño y vas a ir a tener una tutoría con una profesora suya- dijo- Además reportaste una queja al equipo de fútbol americano del instituto de Mouna porque iban a retirar la financiación económica al equipo femenino.

Sonreí triste.

-He reportado una queja, pero ni siquiera me han contestado así que por ahora eso no vale nada. En segundo lugar, debías de haber visto como lloraba Habib cuando se enteró de que iba a tener una reunión con la tutora, no paraba de rogarme que no fuera- le conté con un tono amargo- Y le doy clases de dos horas a la semana a mi hermano pequeño, faltaría más que no hiciese eso.

-Las podría hacer cualquier miembro de tu familia y, sin embargo, las haces tú- me intentó contrarrestar.

-Mi padre y mi hermano trabajan, mi hermana Mouna es la persona menos capacitada para ser profesora ya que no tiene paciencia y mi madre se crio en Marruecos no aquí habla un inglés perfecto, pero aún sí no comprende nada del análisis lingüístico del inglés- me encogí de hombros- Siempre ves lo mejor de mí, incluso cuando no lo hay.

Le di un corto beso y miré mi reloj. Me tenía que marchar ya si quería llegar puntual a la reunión.

-Me tengo que ir para ver a la Maléfica- le dije apenada.

-¿Maléfica?- preguntó divertido.

-Una profesora que suspende al inteligente y mono hermano pequeño es tan mala como Maléfica- le respondí.

Como siempre desde que había empezado a salir con Frederic, el señor Rodrigo me esperaba ya montado en el chofer para llevarme a donde necesitase.

-Hola señor Rodrigo- le saludé.

-Señorita Alabi- había ya desistido en que me llamase Diala después de que me llevase desde principios de curso a todos los sitios incluyendo todos los días al The Athenea High School.

-¿Ya le ha dicho Frederic a dónde me debe llevar o...?- pregunté.

El asintió, arrancó el coche después de que yo me pusiese el cinturón de seguridad y a los 20 minutos terminó nuestra travesía.

-Muchísimas gracias señor Rodrigo- le agradecí saliendo del coche y cerrando la puerta.

En la entrada me esperaba quien supuse que era la señorita Liera, una mujer que debería rondar los treinta, muy delgada, de ojos marrones al igual que su pelo que se encontraba recogido en un moño mal hecho. Su cara era bastante rectangular y llevaba unas gafas de pasta negra y una bata blanca que le daba un aire muy fuerte a profesora.

-¿Señorita Alabi?- preguntó extendiéndome la mano.

La acepté.

-Un placer conocerla señorita Liera.

-Pasé- me indicó echándose hacia atrás para cederme el paso.

Entramos a una pequeña aula que estaba llena de recortes por lo que supuse que era la clase de mi adorado hermanito.

-Voy a andarme sin rodeos-comenzó-Tu hermano es muy inteligente, pero se comporta mal no presta atención en clase y en consecuencia no hace bien los exámenes.

¿Perdón? ¿Pero esta idiota? ¿Qué mi hermano se porta mal? Nunca, absolutamente nunca había escuchado ninguna queja por ningún adulto por el comportamiento de Habib, esto definitivamente me olía a chamusquina.

-Quiero ver los exámenes- exigí.

Se puso pálida, sin saber muy bien que hacer. ¿Qué pasaba? ¿Qué el examen de mi hermano estaba perfecto? Finalmente, sin saber muy bien que hacer me dijo:

-No te los puedo enseñar.

-¿Quiere qué vaya a hablar con el director de la escuela para que me deje ver el examen de mi hermano o...?

Ella se agachó para sacar una carpeta del último cajón de la mesa, provocando que se echase un poco para delante y de su bolsillo superior pude ver una regla de madera.

¿Para qué necesita una profesora de lengua una regla? Y entonces lo conecté todo. El miedo de Habib a que viniese a ver a esta zorra, que se gastaran los botes de aloe vera, el golpe que tenía en el culo y que supuestamente se lo había hecho cayéndose por las escaleras pero que tenía una forma muy curiosa, que sacase malas notas siendo que se sabía el tema a la perfección y lo que según la maldita puta que tenía delante era mal comportamiento.

Nunca había estado tan enfadada en toda mi vida. Estaba a punto de explotar. Quería reventarle su puta cara contra el suelo hasta matarla.

-¡¿Cómo se atreve?!- le grité.

Durante un segundo pareció asustada, temiendo que la hubiese descubierto, pero rápidamente cambió la expresión de su rostro.

-¿Perdón? No sé de qué me hablas- se hizo la mosquita tonta.

-¿No sabe de lo que le hablo? ¿CÓMO HAS PODIDO PONERLE UNA MANO ENCIMA A MI HERMANO MALDITA ENFERMA?

-Eso es una acusación muy grave señorita Alabi- se indignó.

-Deberías agradecerme que no le haya partido la cara- agarré mi bolso- Pero no se preocupe, esto no va a quedar así.

Salí del aula disparada cuando sentí como me agarraba de la muñeca frenándome.

-Nadie te va a creer- me aseguró.

-La próxima vez que me veas será cuando un juez dicte que te vas a podrir en la cárcel.

Salí del colegio mientras llamaba a Frederic por teléfono.

-Campeón- susurré mientras lloraba.

-¿Flor?- me llamó preocupado.

-Necesito tu ayuda y la de tus padres.

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