El Chico más Popular: Mi Novio Falso.

Capítulo 40

Las siguientes semanas fueron duras.

Mis amigas me perdonaron después de unos días sin hablarme, pero las cosas no eran como antes. Suponía que me entendían, pero eso no cambiaba el hecho de que les había mentido, traicionado su confianza y herido sus sentimientos.

Lo bueno era que como eran las semanas de exámenes todas teníamos que estudiar tanto que no podíamos estar mucho tiempo juntas como para que se creasen momentos incómodos.

Aunque para la alegría de todas, esos horribles días de estrés, ganas de dormir por sueño cumulado, largos temarios que aprenderse de muchas asignaturas y mucha caída de pelo habían acabado. Todas habíamos aprobado, yo podía presumir de haber sacado un cien de cien en cada asignatura y en consecuencia creía que la universidad de Harvard, que era la que más me interesaba ya que estaba muy próxima a mi casa, podría concederme una beca para estudiar allí.

A pesar de que toda mi vida hubiese girado alrededor de entrar en una universidad prestigiosa, hoy que era el día de la graduación y mi último día en el The Athenea High School no podía evitar sentirme emocional y triste. Había pasado los últimos años allí y se sentía un hogar para mí.

Y me ponía melancólica saber que las chicas y yo nos íbamos a distanciar.

-¿Estás lista princesita?- me preguntó mi padre.

Me miré al espejo, llevaba mi toga azul oscura y el birrete perfectamente colocado sobre mi larga melena oscura perfectamente planchada. Salí de mi habitación en respuesta. Me tomó del brazo y salimos de la casa. En la entrada estaba mi madre, mis hermanos y Frederic con un par de coches para llevarnos a todos.

Cuando llegué por fin al jardín donde estaba el escenario, y las sillas para los familiares y los estudiantes lo primero que hice fue abrazar a todas mis amigas creando entre todas una piña. Lizzie, Hellen, Florence y yo empezamos a llorar.

-Dios mío cada día sois más emocionales- se quejó Grace abrazándonos.

Hellen entrelazó sus dedos entre los míos y todas juntas nos fuimos a nuestras sillas para recibir nuestro diploma. A la persona que más había herido había sido a Hellen y lo entendía perfectamente, era la más intensa de todas mis amigas y ella había confiado en mí contándome que era disléxica y suponía que yo podía haberme "arriesgado" a contarle la verdad.

Me alegré enormemente al saber que ya verdaderamente me había perdonado.

Todas nos sentamos en nuestros sitios, aunque al apellidarme Alabi debería de ser la primera en recibir el diploma le había pedido al director si podía entregármelo la última para que de este modo pudiese dar un discurso al final.

Uno a uno todos mis compañeros fueron avanzando, me levanté cuando fue el turno de Frederic para aplaudirle orgullosa.

-Y para finalizar, la señorita Alabi- me llamó el director.

A excepción obviamente de mi madre, toda mi familia y Frederic se levantaron para aplaudirme mientras me acercaba a recoger mi diploma. Se sintió irreal tenerlo entre mis manos.

Me subí a la pequeña tarima y me acerqué a los micrófonos.

-Me gustaría poder dar un discurso que nos motivase para la nueva etapa que vamos a empezar- comencé- Pero después de estar todos estos años esperando este momento, siento que es el momento de mirar atrás.

-Para muchos el instituto es una cárcel a la que hay que venir obligados. Yo era de ese grupo de personas hasta que la institución del The Athenea High School me concedió una beca para estudiar aquí. Después descubrí que un buen instituto es el que pasa a ser tu hogar, en el que has tenido muchísimos momentos y recuerdos, donde conoces a profesores que están allí porque les apasiona enseñar, que hacen que descubras tus pasiones. Y, sobre todo, donde conoces a tu segunda familia.