NIKOLA'POV
-Su alteza- me llamó un sirviente- Sus amigos se encuentran esperándole en la puerta principal.
Me reajuste la pajarita negra de mi esmoquin para que estuviese justamente en el centro, ni un milímetro de más a la derecha ni a la izquierda. Para muchos hombres ponerse una pajarita resultaba algo imposible, pero para mí era como andar en bicicleta: llevaba toda mi vida haciéndolo.
Un par de golpes sonaron, era una costumbre en mi casa nadie podía entrar sin tocar antes y sin mi permiso.
-Pase- permití.
Mi madre y mi padre entraron. Los reyes de Noruega se encontraban en una pequeña visita en Estados Unidos para ver a su heredero. Mi madre iba como siempre con un precioso vestido azul marino del mismo color que sus ojos y un par de joyas de oro que hacían que su larga melena aún se viesen más rubia de lo normal. Mi padre por su parte iba con un traje azul del mismo color que el vestido de mi madre.
-Padre, Madre- les saludé educadamente.
Mi madre se acercó a mí para darme un cariñoso abrazo mientras que mi padre me dio un apretón firme en el hombro.
-Hoy es mi última batalla- les informé- O consigo que Hellen me perdone y vuelva conmigo o bien la dejo ir.
-Esperó que lo logres- me animó mi madre- Quiero que Hellen sea mi nuera.
Sonreí ante sus palabras, recordé el enfado que tuvo mi madre cuando le conté sobre mi ruptura con Hellen.
***Flasback***
-¿No viene hoy Hellen a cenar?- me preguntó mi madre.
Intenté actuar como si no pasase nada, agarré mi cuchillo de plata y corté la carne. Respiré intentando parecer tranquilo a pesar del hecho en que no podía pensar en cualquier otra cosa que no fuese en la asiática. Esperaba que el dolor se fuese en un par de meses.
-Hellen y yo hemos roto- anuncié a mis padres.
Mi padre se mostró frío, como si respetase lo sucedido mientras que a mi madre parecía que le había dado una horrible noticia.
-¿Por qué?- inquirió indignada dejando los cubiertos sobre el plato.
Mantente sereno Nikola, me repetí mentalmente.
-La he dejado yo- respondí.
-¡¿Qué tú has hecho qué?!- empecé a creer que a mi madre le iba a dar un paro cardiaco.
-No es una buena candidata para ser reina de Noruega- aseguré- Mi país siempre va a ser lo primero para mí.
Mi madre ignoró mi comentario deliberadamente.
-¿Estás enamorado de Hellen?
No respondí al instante. Me gustaba Hellen ella era... Tan atrevida, pasional y alegre, siempre sacándome de mi monótona vida con sus bromas y trastadas. Siempre que podía estaba en casa, bien para traerme la cena por si llevaba mucho rato en mi habitación encerrado trabajando o simplemente para molestarme y distraerme, y por mucho que me gustaba negarlo adoraba que estuviese a mi alrededor con toda esa energía y optimismo arrasador.
Era una racha de aire fresco.
Por no hablar de lo hermosa que era. Con Hellen no tenía que ser todo el tiempo perfecto, le bastaba con que fuese yo mismo. Consideré mentir, pero sabía que mi madre había preguntado sabiendo ya la respuesta.
-Sí- respondí.
-Y simplemente pensaste que por el hecho de que sea disléxica no valga para ser reina- me reprochó mi madre con un tono de voz gélido- Nunca pensé que te había criado con esos valores Nikola.

ESTÁS LEYENDO
El Chico más Popular: Mi Novio Falso.
RomantizmDiala siempre supo que había nacido para el éxito: la chica más popular del instituto más prestigiosos del país, capitana del equipo de animadoras, líder del consejo estudiantil, miembro del coro y becada por sus excelentes notas. Aunque esto último...