Destino.

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El amor es primero. 

Obviamente Akashi estaba en contra de hacer caso a esa estúpida tradición. Dijera lo que dijera su padre. El problema es que fue manipulado sin saber cómo, para ser traído a aquel lugar sin ser consciente de lo que pasaría y estaba seguro que Masaomi volvería a usar aquel método para ser manipulado de esa manera. Trago saliva, de esa manera ni siquiera podría notar el momento en que sus instintos harían lo que no debe.

No quería matar a Kōki, no. El chihuahua era el amor de su vida y se lo había prometido. No lo haría ¿Cómo podía frenar esta pesadilla?

― Sei, si debes hacerlo, hazlo de prisa. ―Su propio esposo le estaba incitando a comerle―Así será menos doloroso para ambos.

Aunque trataba de mostrar lo contrario Kōki seguía completamente aterrado y decepcionado de la vida. Frustrado de saber que la hermosa historia de amor no terminaba como hubiese querido. Sino como una completa decepción, como una pesadilla.

―N...

Furihata desde su posición pudo ver que Akashi antes de negar parecía haber entrado en un trance, con una especie de silbato que tenía el hibrido león mayor. Kōki entendió entonces: Ningún león había matado a su pareja por voluntad. Habían sido obligados a ello al ser hipnotizados.

No podía sino llorar de rabia esta vez. Esta situación era sumamente injusta. Se quiso librar de las amarras que lo tenían prisionero, pero aún estaba demasiado débil de haber tenido a Masaki. Quiso gritar, pero al parecer algo que le habían dado también dificultaba su habla. Era el fin.

Akashi después de unas palabras dichas por su padre al oído se acerco a Furihata al parecer dispuesto a obedecer la orden, pero algo fue arrojado hacia este con fuerza. El cuerpo de un animal muerto.

― ¡Si quieres comer algo estúpido emperador comete eso! ¡Deja en paz a Kōki que es nuestro amigo!

Kawahara y Fukuda indignados por lo que iba a pasar porque ya sabían que el mismo Furihata les había dicho que Akashi no lo comería.

― ¡Mocosos! ¡No arruinen la ceremonia! ―Fueron agarrados por soldados que se los llevaron de allí. Masaomi frunció el ceño, deberían dejar de retrasar lo inevitable. Esto ocurriría pasara lo que pasara y nadie lo podría impedir. ―Seijūrō termina lo que te ordene.

Sin embargo, con el golpe, Seijūrō cambio uno de sus ojos a dorado. Miro a Masaomi de manera furiosa y se volvió hacia Furihata, pero solo para desatarlo y abrazarlo manchándose el también de aquella salsa que estaba cubierto el chihuahua.

― ¿Te puedes levantar Kōki?

Este asintió un poco impresionado, sin entender que había ocurrido exactamente, pero mirando a su esposo con cariño y encendiendo una pequeña llama de esperanza.

Masaomi no entendía porque su hijo no atendía a su orden. Trató de tocar el silbato de nuevo, pero su hijo solo sintió una molestia en la cabeza, el fuerte golpe que le habían dado parecía tener un poco que ver con ello. Seijūrō acercándose rápido antes que ese instrumento lograra manipularle otra vez, agarró el silbato de madera que tenía Masaomi y se lo rompió de un pisotón.

El emperador ahora soy yo Masaomi, las reglas y las tradiciones las impondré yo ahora. ― La mirada de Seijūrō era sumamente afilada, jamás hubiera visto el león tanta ira en aquellos ojos.

― ¡Tú no entiendes! ¡Si no hacemos esto los otros híbridos se pondrán rebeldes! ¡Por eso hacemos esto!

―Por eso te lo acabo de decir: Las reglas y tradiciones las impondré yo ahora. ―Va donde Furihata y lo besa en la frente de manera cariñosa y protectora. ―Atención: A partir de hoy la absurda tradición de comerse a su pareja de los leones queda anulada. ―La gente miraba con asombro y un poco burlesca de que el nuevo león fuera cobarde de comerse a su pareja. Sin embargo, Seijūrō siguió hablando: ―A cambio ahora y a partir de cada 19 años cada emperador hibrido león deberá devorar al hibrido de la raza más rebelde y como han sido las hienas durante demasiado tiempo...Haizaki Shōgō será la víctima del día de hoy.

El mencionado puso una cara aterrorizada. Los guardias lo capturaron rápidamente para hacer con el lo que antes habían hecho con Kōki, Solo que esta vez Seijūrō si devoró a ese hibrido haciendo que las hienas volvieran a temer a los híbridos de león. 

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