Instinto de león

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¿Y si en verdad no había amor?

Kōki despertó escuchando el sonido del exterior aun llovía fuerte, se levantó y fue hasta la habitación donde seguramente dormía el futuro emperador. Solo lo quedo observándolo un momento mientras este dormía su piel blanca, aquel cabello tan rojo, la melena de león que estaba empezando a crecer de a poco en el león.

Aún no estaba seguro de sus sentimientos por aquella persona, pero de algo si estaba seguro: No le era indiferente y tampoco Seijūrō a él.

¿Qué pasaría más adelante con ambos? En cierto modo no lo quisiera saber. Dolía pensar en el futuro, se veía tan gris como esas nubes que traían la lluvia.

Cerró los ojos e impulsivamente se adentró en la lluvia, como para que el agua despejara sus dudas, lo limpiara de sentimientos negativos. Se quedó allí un pequeño instante. Instante mirado de reojo por el león que ya había despertado y observaba a su prometido.

Furihata jugó un poco en la lluvia sintiéndose niño por un momento, su instinto canino le hacía querer jugar en los charcos un momento. Sin embargo unos soldados lo detuvieron y lo arrastraron adentro para que tomara un baño caliente pues si seguía adentro agarraría una pulmonía.

Akashi puso un gesto triste, era verdad que si Kōki si no se cuidaba resfriaría, pero también se veía tan triste al verse limitado por otras personas.
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Mientras más pasaban los días los amigos de Furihata se estaban preocupando más por él, la verdad querían organizar algo para que el joven chihuahua lograra escapar del destino cruel que le esperaba cuando cumpliera 19 años. Estaban empezando a elaborar un plan bastante oscuro y que podría traer consecuencias si eran pillados, pero no les quedaba de otra.

Kawahara y Fukuda aquel día lluvioso entraron de manera sigilosa al palacio armados disimuladamente. Tenían una técnica digna de un ninja tomando algo de una pomada anti olores. Al parecer los soldados de la casa de los Akashi estaban demasiado ocupados en hacer una ceremonia que se celebraba cada primavera y que al día siguiente cuando saliera el sol se llevaría a cabo. Suerte para los jóvenes cachorros, olieron el aire y supieron dónde podría encontrarse su objetivo y partieron a este poniéndole un cuchillo en el cuello.

—Vas a morir bastardo.

El león sabía de antemano que habían querido atacarlo, sabía también por sus olores y su vista que era mucho mejor que la de cualquier otro hibrido que eran bastante cercanos a su pareja Kōki, por lo cual se había abstenido de defenderse en un momento. Aunque no pensaba que ambos chicos realmente lo pensaran atacar.

—No voy a morir. —Fue lo suficiente rápido para atrapar el filo del cuchillo entre sus dedos y apartarlo con su fuerza de león que era bastante más poderosa que la de dos perros pequeños. Tomando con su misma fuerza el cuchillo de una manera magistral logró que Fukuda fuese levantado y tirado al suelo haciendo que cayera ante el futuro emperador quien poseía una mirada afilada.—Me dices bastardo a mí, pero creo que algunos de ustedes no son hijos de un matrimonio ¿Me equivoco?

Kawahara estaba aterrado al ver uno de los ojos del Alfa que estaba completamente dorado. Fukuda vio que el cuchillo que había caído a su lado cuando fue tirado de esa manera tan brusca y lo volvió a agarrar para apuñalar al león que poseía una rapidez mucho mayor que esos jóvenes imprudentes. A Fukuda solo le importaba tratar de acabar con el joven león para que su mejor amigo no sufriera. Realmente no quería que Furi siendo tan bueno con ellos muriera siendo comido por ese malnacido.

Sin embargo el león le detuvo de nuevo su arma y sonrió de manera un poco arrogante.

— ¿Realmente crees que un cachorro inútil como tu va a lograr matarme?—Se relamió y con un movimiento rápido le quitó el cuchillo y volvió a mostrar esa sonrisa arrogante de Alfa y león. Era demasiado superior a aquellas criaturas y su instinto más horrible había sido provocado debido a esa manera brusca en que había sido atacado. Sus dientes clamaban por sangre y el querer devorar a esos chiquillos.

Kawahara tomo del hombro a Fukuda para que se largaran de allí, pero Akashi no los dejaría ir. En un principio si lo hubiera hecho, pero ahora no podía, quería romper los huesos de aquellos chicos.

Ambos jóvenes lo olieron en el ambiente, ese ambiente de peligro que siempre existía al meterse con un Alfa mucho más poderoso y fuerte que ambos. Corrieron a la salida pero Akashi se las cerró llegando antes al lugar.

— Se han metido en la boca del lobo...o mejor dicho del león.

—¡¡Nosotros solo queríamos salvar a Furihata-kun!!—Chilló Kawahara que realmente era el que no fingía fortaleza a diferencia de Fukuda que realmente intentaba mantenerse firme siendo un chihuahua como Furi.

Los gruñidos de los tres animales se hacían presentes en toda la habitación.

Los dos perros trataron de ir por un lado distinto para ver si así Akashi no los atrapaba, pero nuevamente fracasaron: El león los tomó del cuello y los estampo en el suelo. Como el que más oponía resistencia era Fukuda, decidió que ese se devoraría primero. Agarró el mismo cuchillo que Fukuda había usado contra él para clavarlo en su cuello.

—Seijūrō, Masaomi dice que... ¿¡QUE ESTAS HACIENDO!?—Furihata entró justo encontrando aquella escena impresionado y asustado.

—Intentaron matarme, voy a matarlos a ellos por meterse con un emperador.

—No, no lo hagas por favor ¡Son mis amigos!

Akashi le dedicó una mirada bastante fría. Muy diferente del Akashi de siempre que él conocía y Furihata pudo notar su ojo dorado ¿Quién era este Akashi? Obviamente era uno muy diferente del que conocía.

— ¿Morirías tu por ellos? Me han enfrentado y no merecen ser perdonados, a ningún Akashi se le enfrenta de esta manera. Mi instinto pide sangre y si no es la de ellos será la tuya Kōki.

El mencionado sintió una especie de malestar que solo fue subiendo conforme iba acercándose al trío de personas.

—Así que ¿Eso es? Bien, entonces lo haré. Mátame en lugar de a ellos.

—¡¡FURI NO!!—Exclamaron Kawahara y Fukuda al unísono, pues es eso lo que habían tratado de evitar

—Pero me prometiste que no ibas a hacerlo. —Le dio un puñetazo sorpresivo a Akashi, quien no se lo había esperado nunca del chihuahua. El león volvió a tener ambos ojos de color rojo y se tocó la mejilla incrédulo al mirar a Furihata.

Kawahara y Fukuda salieron del lugar cuando sintieron ruido de personas acercarse. Era mejor desaparecer del lugar por el momento, pero temían por su amigo quien no se quiso ir a pesar de lo que había ocurrido.

Solo esperaban que no ocurriese lo peor con esto.    

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