Cap. 5

3 1 0
                                    

Issa
Después de todo, incluso si yo no le gustaba - Berthold - no podía evitar que el así a mi y debía enfrentar mis sentimientos si se desarrollan a ese punto y declararme, a mi modo, claro.

Nos estuvimos mensajeando para quedar, hoy era Viernes y salíamos mas temprano, así que podíamos reunirnos al salir de la escuela.

Debía cambiar mi foto de WhatsApp, había olvidado hacerlo luego que salí con Elle en Halloween del año pasado. Se le había ocurrido poner una foto a la zar de mi teléfono, y para mi mala suerte, era un gato con un disfraz de oreo. Cosa que no pasó desapercibido para mamá.

Me rehice la coleta, retoque mi labial, me puse algo de mi nuevo perfume - le tenía mucha ilusión a este perfume-. No era tan artificial ni tan vago, así que lo use para cubrir el hecho de que estaba sudada. Era primavera y eso era agradable, pero solia usar una o dos camisas abajo de la playera de la escuela, y con el sol, me sudaba bastante. El desodorante me las pagaría luego, a esta hora del día era más fantasma que desodorante. Lol, que malos chistes hago.

Fui hacia la salida y Berth me estaba esperando, quiero decir... Ah, de todos modos no me escuchaba. Son mis pensamientos.

-Hola, ¿me has estado esperando mucho tiempo? -que guapo esta... Malditas hormonas, bueno, no tiene que saber eso tampoco-.

Se acercó un poco, solo eso bastó para sentir que me ahogaba, no en el sentido de "oye, Ataque de pánico" si no el sentido de "deja de acercarte, vas a hacer que me dé algo". Me miro un rato, demasiado diría yo, atentamente. Parecia un instante interminable. Quería mirarlo, pero si lo miraba devuelta es probable que me perdería en sus ojos de color miel. Esos hermosos ojos. Creí ver un brillo en sus ojos, como si fuera algo lindo. No se, no me lo explico. Prefiero no suponer.

-Dijo, por fin- Solo un rato, descuida -dijo con esa sonrisa encantadora que empezaba a conocer bien-.

-Bien.... -si antes estaba nerviosa, ahora lo estaba más. Literalmente no sabía dónde mirar, me estaba mirando bastante, bastante para mí comodidad-.

-Dije, nuevamente - Emm... ¿Tengo algo en la cara?

-No, nada -Dijo. Queria decirle "¿Entonces por qué me miras así?" Pero me lo guarde, quizás era cosa mía-.

-Bueno, ¿Dónde lo haremos? -pregunté-.

-Hay una biblioteca por aquí cerca a la que suelo ir, podemos ir ahí ¿si te parece bien? -sugirio, esperando mi respuesta-.

-Si, estaría bien.

-Bueno. ¿Quieres que te ayude con tu mochila? Parece pesada -No me gustaban esas cosas-.

Sentía que la caballerosidad era otra forma de amabilidad que convertían en algo machista, las chicas somos amables y no nos dicen las "Mujerosidad". Pero su mirada atenta y amable, ¿honestamente? no se sintió mal, viniendo de el.

-Bueno, si no te molesta -le entregué mi mochila- ¡Gracias!

No se como soy la única que la tiene tan pesada si solo llevo el material de clases. Acaso, ¿existe mochilas mágicas? Por que mis compañeros de alguna forma consiguen tener los libros y sin tener las mochilas tan pesadas.

Caminamos un rato, me invitó un helado de oreos, habían unas tiendas a las que DEBO empezar a ir - todo por el bien de mi estómago-. Parecía perdido en sus pensamientos y no traía esa sonrisa con la que lo suelo ver.

-Bien, aquí es -dijo, y nos detuvimos-.

Me di cuenta de que había algo de tristeza y ¿dolor? en su mirada, aun que no estaba segura si era así, por que de ser así lo controlaba bastante bien. Si era el caso, ¿Por qué era? ¿Por qué parecía triste? ¿Acaso era tan aburrida que se puso triste? Sacudi la cabeza, no era momento de una inseguridad. De todos modos, intente olvidarlo.

Después De La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora