Cap.15

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Berthold

Paso un mes desde nuestra cita, desde entonces habíamos tenido dos citas más. Entre nuestros horarios no nos habíamos reunido mucho para el trabajo, aún que aún faltaban dos meses y no había prisa alguna, por lo que estaba escuchando todos nuestros proyectos se exhibirán el próximo año y los primeros diez mejores proyectos tendrán una recompensa especial.

Hoy vendría Issa a casa, a ver al gatito. Tocaron el timbre, como no estaba seguro de quien sería y por eso me quedé jugando con el gato, probablemente el abuelo abriría la puerta. Desde que lo encontramos con Isa en la calle, se había vuelto mucho más saludable, había crecido un poco y tenía el cabello brillante por la alimentación que llevaba ahora. Estaba estudiando probabilidades cuando tocaron la puerta, era el abuelo.

—Berthold —hablo— Llegó tu enamorada.

—Abuelo —le advertí, el abuelo era más anticuado y me había dicho que no entendía esas complicaciones de "no somos novios, pero estamos saliendo"—.

—Rodo los ojos— Ja, Ja, que no son novios. Me las dicho. Ella está abajo.

—Bueno, iré enseguida, gracias por avisarme abuelo —sonrió—.

—De nada —bajamos—.

Nada más acercarme a ella sentía el calor extenderse e intensificarse por mi cuerpo, sonreí al percatarme de que me miraba, se veía preciosa como siempre; llevaba un suéter holgado gris de lana que le llegaba un poco más abajo de las caderas, una pollera blanca y, unos llenas ajustados y una zapatilla blancas. Sentía que mi pecho se llenaba con solo verla de algo indescriptible e inmenso, no se daba cuenta la hermosa flor que era ella.

—¡Issi!, llegaste... —mire sus zapatos, le quedaban a bien por suerte— Veo que el abuelo te presto los zapatos de casa —sus  pies también eran grandes—.

—Se los entregue, como dijiste —dijo el abuelo—.

—Que suerte que teníamos unos de tu talla —dije—.

—¿Coincidencia? —mire al abuelo, esperaba que no dijera nada. Algo difícil con el abuelo— Berthold me pidió que te trajera unos hace tres días, ya había salido del super, pero mi insistente nieto me pidió que te las trajera por que vendrías hoy —no se por que me sorprendía, había sido lo mismo con "Sonia" mi ex novia—.

—Issi nos miró al abuelo y a mi, el abuelo sonreía desvergonzado, tranquilo— Oh, lamento las molestias, señor. Ojala hubiera traído mis zapatos —dijo al abuelo—.

—No te disculpes, jovencita. Yo era igual en mis días  —Sonrió, con nostalgia. Hablaba de la abuela... —.

—De acuerdo, abuelo. Estaremos arriba —dijo Berth—.

—El abuelo dijo— No hagan nada que yo no haría, niños.

—¡Abuelo, sólo estaremos con el gato!

El abuelo se divertía, disfrutaba avergonzarme. Por suerte, Issa no hablaba el idioma.

—Gracias por los zapatos, señor —dijo Issi—.

—De nada, señorita Issi.

Subimos, pasamos por la pared familiar, aún podía oír a la abuela y el abuelo discutiendo por quien tenía razón con él ángulo del cuadro, la abuela insistía en que no estaba bien alineado y él abuelo le contradecía para poder terminar pronto. La abuela insistía en enmarcar todo para que se pudiera preservar algún día cuando yo fuera un adulto, el abuelo decía que era exagerado enmarcar una raya que ni yo recordaría, pero aún recuerdo como se le aguaron los ojos e intento excusarse de que era por que la había había cortado cebolla, claro, la abuela no dejó de burlarse de él y de recordarle ese día. Luego de atravesar el pasillo, entramos a mi habitación, las cosas del gato seguían esparcidas. El cual permanecía acostado en mi cama.

Después De La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora