Capítulo 8

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Maya llevaba su tercer café y solo eran las ocho de la mañana el jefe había pasado por allí y les había informado de que tendría acceso a la investigación del secuestro pero como todo lo que estaban haciendo hasta el momento lo harían de manera extraoficial. Maya se lo agradeció y el jefe les dejó varios documentos más referentes al caso, en ellos se podía ver como Jones y Willians habían dado versiones diferentes en un caso que en un principio no tenía demasiada relevancia pero que ahora empezaba a unir todas las piezas de ese gran puzle.

El móvil de Maya sonó, el remitente era desconocido lo que hizo pensar a la rubia que algo había pasado pues cuando estaban en una misión extraoficial era raro que recibiesen llamadas.

- Agente Bishop.- Dijo contestando a la llamada escuchando una respiración acelerada al otro lado de la línea.

- Soy Andrew Deluca, mi hermana....- Gritó él muy nervioso.- Creo que me ha mandado un mensaje.- Espetó de nuevo.

- ¿Cómo?- Preguntó Maya levantándose ante la atenta mirada de Gibson.-

- Creo que es ella... tiene que encontrarla.- Dijo empezando a hiperventilar el hombre.

- Dime el número.- Espetó Maya.- Andrew respira y dame el número desde el que te mandó el mensaje.

El hombre consiguió relajarse lo suficiente para darle el número a Maya que lo metió en el programa de localización que tenían en el ordenador. La rubia tranquilizó al hombre y le pidió que fuese a comisaría y que solo hablase con Andy Herrera, necesitaba asegurarse que ninguna otra unidad interfiriese en esa investigación pues solo ella sabía lo que estaba sucediendo realmente. El hombre la obedeció.

- ¿Tenemos algo?- Preguntó Maya una vez que había colgado el móvil.

- Esta rastreando, tardará unos minutos pero parece que el móvil sigue activo por lo que es posible que tengamos una ubicación.- Contestó él.

- En cuento lo tengas avisaré al jefe y a Andy.- Espetó ella en ese momento cogiendo de nuevo su móvil además de meter su arma en la cartuchera por si tenían que salir a toda prisa.- ¿Tenemos al menos una zona por donde empezar?- Preguntó Maya.

- Sí, pero está a más de cuatro horas en coche.- Contestó el hombre.

- Pues vamos de camino, cuando tengamos una dirección más concreta avisamos la jefe.- Dijo ella cogiendo el portátil abierto mientras que Gibson cogía su chaqueta y su arma. La paciencia no era una de las característica que definirían a Maya.

Los dos subieron al coche de Maya, la rubia iba conduciendo mientras que Gibson se encargaba de seguir rastreando el mensaje pues a él se le daban bastante mejor los ordenadores.

Llevaban casi tres horas cuando el móvil hizo una llamada lo que permitió a Gibson dar con la zona concreta donde se encontraba. Tras mirar en los mapas aéreos de la zona se dieron cuenta de que estaban en una zona rodeada de arboles donde no parecía haber ningún edificio lo cual era imposible.

- Llama a Ripley.- Dijo Maya que seguía concentrada conduciendo.

- Nos va a matar por no haber avisado antes...- Aseguró Gibson sacando su móvil.

- Le dices que no estábamos seguros de que fuese una pista viable. - Aseguró la rubia que ahora puso la sirena de su coche para evitar un pequeño atasco que había en ese tramo de la carretera.

Gibson estuvo algunos minutos hablando por teléfono, y en algunos casos Maya escuchaba a su jefe subir la voz enfadado. Maya sabía que la reprimenda que le iba a caer por no haber informado antes de lo que había sucedido sería grande pero a pesar de todo lo que su jefe les había facilitado para la misión seguía temiendo que alguien tuviese los teléfonos pinchados y pudiesen dar con la ubicación antes que ellos. La agende del FBI, en su carrera se había dado cuenta de que todo podía suceder cuando había dinero y prestigio de por medio por lo que en ese momento solo confiaba en Jack.

Al límite del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora