Marzo 28

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Dos meses y siete días.

Nueve semanas completas.

63 días y 1512 horas.

Había pasado ya un tiempo, Sasha había intentado escapar muchas veces hasta que en un ataque de ira mató a cinco hombres con un cuchillo.

Era un prisionero como si fuera un ave dentro de una jaula, aunque literalmente estaba en una.
Massimo había decidido meterlo en un calabozo de la mansión después de haber intentado matarlo.
El alfa se puso como loco, hizo que lo ataran y lo golpeó tan fuerte y de tantas formas que el omega había quedado inconsciente en donde estaba, al despertar se encontraba dentro de una celda con barrotes oxidados y casi en penumbras.

No había conseguido nada, no consiguió información, no consiguió escapar, no consiguió avisarle a su alfa donde estaba, no consiguió decirle que todo aquello sólo era una trampa, no consiguió decirle nada.
Sasha había logrado que su celo unos meses antes no llegara, había tomado unas pastillas para alfas que hurtó de una de las habitaciones cuando aún podía caminar sin que lo estuvieran acosando en la mansión y de aquella forma evitó su celo, él sabía que sería carne de lobos si su celo se presentaba en aquel momento y en aquel lugar así que lo que hizo fue lo mejor que pudo haber hecho en ese momento.

Ahora pasaba sus días en ese maldito lugar encerrado, no podía ver la luz del día así que no sabía cuando lo era o cuando caía la noche. Estaba viviendo en completa oscuridad y eso no era algo bueno para su mente inquieta. Se había ganado el confinamiento pero ya eran demasiados días y estaba a punto de volverse loco.

En un principio no lo alimentaban creyendo que sería una buena forma de castigarlo pero el rizado había pasado demasiado tiempo muerto de hambre en los callejones, así que dos meses solo eran como un paseo en bicicleta de ida y vuelta.
El encierro era malo incluso peor que los golpes que le daban cuando Massimo tenía un mal día. Luego de que Sasha lo hubiera querido matar y que Massimo lo hubiera golpeado por primera vez, el alfa había tomado el hábito de hacerlo cada vez que llegaba molesto u ofuscado, cansado o irritado.
Había pasado demasiado tiempo y Dimitry brillaba por su ausencia, Sasha no sabía si ese era el motivo de que Massimo estuviera actuando así pero podía ser un gran factor dentro de la ecuación.
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Sasha estaba bien pese a su agotamiento mental, realmente no se sentía asustado, ni sentía que lo pudieran doblegar, no les diría nada que pudiera comprometer a los Sokolov aunque ellos no sabían realmente cuánto podría aguantar con la boca cerrada, a caso eso comprometería la lealtad entre ellos y él?, no podía saberlo realmente, solo podía esperar...

Ese día Massimo llegó más enojado aún pero está vez con Matteo.
-Cómo estás hijo?- su tono no era para nada amable sino más bien irritado.

-Ahora vuelvo a ser tu hijo, Massimo?.- el omega sabía como tocarle aún más los huevos. Estaba acostado en su cama rebotando una pelota en el techo.
-Estoy bien típico día con desayuno, almuerzo, dar la pelota contra la pared, cagar, orinar, leer algo...mmmh deja que piense qué más...- dijo mientras se levantaba de la cama y se ponía de pie para observar al alfa.
-oh si!!!- cerró sus ojos y golpeó su cabeza con una mano como si hubiera recordado algo importante.
-PUDRIRME EN ESTA MALDITA JAULA!!!- le gritó caminando rápidamente hasta los barrotes aferrándose a ellos.

La mejor forma de sobrevivir, era hacerles creer que odiaba toda aquella situación. Que se sentía acorralado y atemorizado por todo, que estaba desesperado y angustiado.
Sasha podía hacer eso, podía interpretar un buen papel si la situación lo ameritaba y ésta obviamente era una de esas veces.
Su vida dependía de jugar un buen papel el tiempo suficiente para que Dimitry lo sacara de allí, siempre y cuando su alfa aún siguiera buscándolo.

-Sabes, odio cuando me hablas así. Trato de ser un buen padre, tu quisiste matarme y yo que hice? Te di un tu merecido para que aprendieras pero aún así seguiste portándote mal. Qué otra cosa podía hacer Sasha?.- el alfa hablaba con pura convicción de todos sus actos.

El omega no contestó a sus preguntas y en cambio formuló una propia.
-Sabes, aún no entiendo que pretenden ustedes?. Dimitry debe estar buscándome por todos lados, invadirá Italia para encontrarme y cuando lo haga los matará. Como...-
iba a segur hablando pero Massimo lo detuvo.

-Él no te encontrará allí. Tú tío se encargó de brindarle toda su ayuda para desligarse de todo esto y que ese idiota ruso no desconfiara de él.- una media sonrisa burlona se instaló en su cara.

-No estamos en Italia?- Sasha no comprendía, en todo este tiempo dónde realmente habían estado?

-Claro que no. Era obvio que Dimitry intentaría ir primero allí, así que armamos todo un show para él.
Tu no estarás allí cuando él llegue a revisar los alrededores, tu tío estará limpio frente a sus ojos y él no tendrá idea de qué está pasando y de dónde vendrá el próximo ataque.- dijo con suficiencia.

-Crees que es tan fácil de engañar? Crees que porque no me encuentre allí dejará de buscarme? No parará hasta encontrarme con vida o muerto. Tenlo presente y de cualquiera de las dos formas se encargará de encontrar y matar a quienes me hayan hecho cualquier cosa.... Solo son unos idiotas jugando a creer que tiene con qué gobernar más de lo que ya poseen, y solo son unos viejos mediocres que no tienen lo que se necesita para ser buenos líderes.-
Eso había sido un golpe bajo, había dolido como el diablo y Massimo no lo dejaría pasar.

-Sabes Sasha, ya decidí que haré contigo.- su recelo y su rabia se podía palpar en aquel momento.
Se acercó a su hijo y continuó hablando.
-Hay un alfa... me gusta para ti. Él sabrá atender tus necesidades y te mantendrá a raya...
Matteo no se atrevió a hacerlo con tu primo Luca, pero tal vez a ti te venga bien.- aquello no había sido una advertencia ni tampoco una amenaza. Aquello era un ultimátum, Massimo lo iba a entregar a un alfa cualquiera y eso...eso si era jodido y enfermo.

Sasha abrió sus ojos de par en par.
-Eres un asco y un maldito enfermo... Te voy a matar Massimo. TE VOY A MATAR!!!!!-

Massimo se fue de allí sabiendo que tenía ganada esa batalla, pudo ver por primera vez el miedo de su hijo en los ojos.
Se reía de sus gritos y amenazas, él era intocable, jamás lo habían descubierto en todos estos años de jugar bien su papel y ahora ese omega que llamaba "hijo" no le arruinaría los planes.

Massimo dejaría que Sasha pasara un tiempo más en calma y en una agonía constante por no saber cuándo sería entregado al lobo.
Lo dejaría volverse loco y en cuanto estuviera más débil se encargaría de ponerle fin...




(1213 palabras)

>>Que me cuentan de nuevo??
Yo les cuento que conseguí trabajo y me voy a la ciudad el viernes para comenzar.
✨✨🙌🤗🤗

Caminando entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora