Capítulo 4

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…Ahí viene! Volteo a ver mi cama, bajo mi escritorio, mi armario. Sí, el armario, corro y me meto, antes de cerrar la puerta escucho la cerradura de mi habitación. No puedo cerrar mi armario, esta atorado. Ahí viene!...

Lexy

Seis de la mañana, ahora somos dos las que corremos para no llegar tarde. Anoche no dormí bien, soñé con esos ojos cafés, profundos y rasgados.. Maldita sea.

-Lo odio-me dije a mi misma.
-¿A quién odias, Lex? – pregunta mamá mientras sigue guardando sus cosas.
-A nadie importante, un idiota grosero que me encontré ayer en el súper- digo restándole importancia.
-Mmm, no hagas caso- dice prácticamente ignorando mi comentario- Alexa, recuerda pasar a la oficina de correos para ver si mi paquete llegó.
-No me llames Alexa. Sí, yo paso después de clases, ahora vete o llegaras tarde,
-Lo siento Lex, te amo. Ah y no me esperes, hoy también llegare tarde- grita mientras arranca su auto y sale del estacionamiento.
Agarro mi mochila, me pongo mis audífonos y mientras tarareo Fix You de Cold  Play, comino a la Universidad.

La universidad es bastante grande, me perdí dos veces pero por fin encontré la oficina. La secretaria muy amable, me dio mis hojas de ingreso, mis horarios y la clave de mi casillero. Una vez ahí, mientras saco mi libro de la clase de química y guardo mis cosas, risas y voces altas se escuchaban en el corredor, las chicas a mi alrededor empiezan a susurrar y a reírse como tontas, algunas están retocando su maquillaje o arreglando sus faldas. Cuando me di cuenta del motivo del alboroto, mi reacción fue rodar mis ojos, no lo podía creer, siete chicos lindos, con apariencia atlética y de actitud infantil, caminaban riendo y golpeándose. Pero lo que en realidad provoco mi reacción, fue el ultimo chico, cabello negro rapado de los lados y largo arriba, peinado hacia atrás, delgado y alto, más alto que los otros seis, piel apiñonada, hoyuelos y una sonrisa de lado, ojos…Esos ojos, cafés, profundos y rasgados. Era más que obvio que hablaba mi idioma, ayer me quedo muy claro, pero seguro que tiene ascendencia asiática.

-Ese idiota- susurre.
Cuando pasaron delante de mí, el tipo burlón que me empujo ayer, volvió a guiñarme un ojo y sonrió. Mientras que el otro sujeto, ni siquiera se entero de mi presencia.
-Mejor para mi- me digo a mi misma, mientras cierro mi casillero y me dirijo a mi aula.
Las primeras dos clases se pasaron rápido, ahora me toca Arte que es mi materia preferida, de hecho mi carrera se basaba en eso, pero por el cambio de casa no pude seguir en el Centro Cultural de Arte y Música. Cuando me inscribí en esta escuela, me dijeron que podía llevar las clases generales y tomar cursos extra en la materia de Arte para graduarme sin ningún problema, al fin y al cabo yo voy más adelantada por haber estado en una escuela especializada.

Entro al salón y busco un asiento libre, pero la mayoría de los asientos en el salón están vacíos, solo en la esquina superior derecha todas las mujeres están sentadas alrededor de una silla vacía. No presto atención y me siento en una butaca en la segunda fila.
-Que pesadas, ¿no crees?- una rubia, alta se sentó a mi lado y otra chica de pelo negro, no tan alta y un poco más rellenita se sentó en la fila de arriba.
-¿Tanto miedo da el profesor?- digo, aún sin comprender que hacían todas ellas allá arriba.
-Claro que no, dudo mucho que alguna de ellas sepa siquiera el nombre del profesor- dijo la rubia.
-¿Entonces?- dije ahora con más curiosidad.
-NamJoon, ¿Quién más? – dijo la chica de cabello negro- soy Meggan y ella es Tessa.
-Soy Lex- les sonreí a ambas y pregunte- ¿Quién diablos es NamJoon?- todas las miradas del salón estaban  sobre mi o eso pensé…
-Hola Lex, soy NamJoon- esa voz.

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