Destino

Capítulo 21

…- Ven cariño, no te voy a hacer nada malo- su aliento huele mucho a  alcohol, tengo miedo.
-Alexa, no puedes decirle a nadie. ¿Estás bien?, no pasa nada, no tengas miedo
Sus ojos en la oscuridad lucen como los del monstruo de mi libro, tengo miedo y mamá no está.  Si grito nadie me va a escuchar. Pequeñas lagrimas empezaron a salir de mis ojos…

Lexy

-Lex, ¿Qué pasa nena?- la voz de NamJoon me despertó y al verlo lo abrace, aun sentía mucho miedo
-NamJoon, todo era tan real- le dije con mucho trabajo, mi corazón se iba a salir de mi pecho y sentía que me faltaba el aire
- Ya esta, fue un sueño. No pasa nada- se sentó a mi lado y me abrazo. Cuando por fin logre calmarme, le platique mi sueño.
- Vamos, estarás mejor conmigo- dijo tomando mi mano y llevándome a su habitación.

Yo no era de mente cerrada, ni al caso, pero no tenia tanto tiempo de conocerlo y estaba a punto de dormir con él. Creo que noto mi nerviosismo, se sentó en la cama, me sentó en una de sus piernas y con su mano limpio el resto de mis lágrimas.

-No me gusta verte llorar, Lex- beso un ojo y luego el otro.- Nunca haría nada que tu no quisieras, ¿Lo sabes, verdad?- colocó un mechón de cabello tras mi  oreja y yo asentí- solo dormiremos, necesito escucharte por si algo sucede y creo que tú necesitas sentir que no estás sola.
-De acuerdo- dije y me levante, rodee la cama y me acosté al otro lado de él.
-Sabes, en mi sueño recordé algo de mi padre.-
NamJoon se recostó con una moto tras la cabeza, analizando cada palabra que decía.
-Creo que tenía como unos ocho años, mi mamá aun no llegaba del  trabajo pero ya estaba oscuro, escuchaba ruidos abajo en la sala y me asomaba a ver que estaba pasando- continué- baje dos escalones y vi a mi papá y a uno de sus amigos, estaban ebrios la casa apestaba a alcohol y ninguno de ellos podía mantenerse de pie.
-¿Tu padre era alcohólico?- pregunto intrigado
-No lo se, hasta hoy no había tenido ningún recuerdo de él, de hecho no recuerdo su cara.- dije pensativa
-¿Y que mas recordaste?
- Recuerdo intentar regresar a mi cuarto sin que se dieran cuanta, pero al levantarme una pulsera que me regalo mi abuela se atoro en el barandal y se rompió, todas las cuentas cayeron en el suelo y ambos voltearon arriba. Subí corriendo y puse seguro a mi puerta. Es todo lo que recuerdo.
Se acostó y me abrazo, recosté mi cabeza en su pecho y abrace su cintura. Nos quedamos dormidos.