Capitulo 10

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Dry Gulch, Montana

Al ver a uno de sus vaqueros cabalgando hacia la casa, Taehyung Park dejó caer el martillo y corrió a su encuentro.

—¿Qué ocurre, Bill? ¿Ha pasado algo en el pueblo?

—Los vigilantes han descubierto donde se oculta Jimin. Sa­lieron ayer por la noche hacia el rancho Circle F, cerca de Rolling Prairie, dispuestos a lincharlo. Si Jang Riley lo encuentra, su her­mano no llegará aquí con vida.

Taehyung se puso en movimiento de inmediato.

—Bill, reúne a los hombres. Yo buscaré a Jungkook. Saldremos den­tro de quince minutos.

—¿Qué vamos a hacer, jefe?

—Asegurarnos de que no le ahorcan.

Quince minutos después, doce hombres armados abandonaban el rancho Park con una expresión sombría y determinada en el rostro.

Rancho Circle F

Yoongi era incapaz de concentrarse, sólo podía pensar en las últimas palabras que Jimin había dicho: «olvídate de mí». ¿Realmente creía que podría conseguirlo? Por su parte, él podía negar sus senti­mientos todo lo que quisiera, pero en lo más profundo de su alma Yoongi sabía que mentía. No le rechazaba a él en sí, sino a la ins­titución del matrimonio. Y, de todas maneras, nada de aquello tenía importancia, porque no pensaba quedarse de brazos cruzados sa­biendo que era muy probable que Jimin jamás llegara vivo a Dry Gulch.

Había ocasiones en las que la ley de los vigilantes servía a su propósito en un pueblo sin ley, pero lo más frecuente era que fuera cruel e indigna y que pusiera en ridículo a la justicia. Jang Riley parecía ser un hombre vengativo y, según Jimin, tenía razones más que suficientes para odiarle. De hecho, le había parecido que su marido se había resignado a la idea de no llegar a Dry Gulch con vida, pero Yoongi estaba determinada a que sí lo hiciera, y fue aquella determinación lo que le hizo enderezar la espalda y pre­pararse para partir.

Una hora después de que Jimin y los vigilantes dejaran el ran­cho, Yoongi salió tras ellos. De camino se detuvo en el rancho Culpepper y llegó a un acuerdo con sus vecinos para que el hijo mayor se ocupara del rancho en su ausencia.

Jimin vibraba de furia, pero decidió que eso, después de todo, no era tan malo. Necesitaba de aquella cólera para sobrevivir. No de­jaría que le mataran sin luchar. No le cabía duda de que sus pro­babilidades de llegar a Dry Gulch con vida eran muy escasas, ya que estaba seguro de que Jang Riley sólo estaba esperando a en­contrar el árbol adecuado para colgarle. Aunque le hubiera gustado despedirse de sus hermanos antes de reunirse con el Creador, no creía que fuera a disponer de esa oportunidad.

Su furia se hizo más intensa al pensar en lo injusta que era la vida. Sabía que Chaerin Doolittle no tenía cabeza suficiente para idear aquel complot contra él, así que tenía que ser cosa de Seunghyun. Sin embargo, según la carta de Taehyung, la joven estaba realmente embarazada y ése no era un estado al que pudiera llegar sola, aun­que no recordaba que Chaerin hubiera sido cortejada por nadie. De acuerdo, era un lío horrible, pero no era culpa suya. Había aca­bado siendo un cabeza de turco, y todo porque Seunghyun quería poder poner sus zarpas sobre el dinero de los Park.

Abandonó sus meditaciones cuando se dio cuenta de que Jang había dado orden de detenerse. Acababan de llegar a un río y que­rían dar de beber a los caballos; los hombres descabalgaron y sa­ciaron su sed, dejando a Jimin sobre la montura.

—¡Eh! Yo también quiero beber —dijo Jimin.

Jang se volvió hacia él y le brindó una falsa sonrisa.

Un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora