Capitulo 18

1.6K 164 42
                                    

Yoongi se sentó de golpe en la cama, necesitaba tocar a Jimin antes de que desapareciera en el mundo de los sueños inalcanzables.

—¿Qué...? ¿Cómo...? Santo Dios, ¿estoy soñando?

—No estás soñando, cariño. Soy yo de verdad.

—¿Qué estás haciendo en Butte?

—He venido en tu busca. He tenido la suerte de que el lugar sea pequeño y me he tropezado con Taehyung.

A Yoongi se le nubló la vista pero siguió mirándole fijamente a los ojos.

—Entonces ya sabes que me he casado con Kang Minhyuk. Pero no he sido capaz de permitirle... Después de hacer el amor contigo no pude...

—No tienes que explicarme nada, cariño. Nam me lo ha con­tado todo.

—¿Nam? ¿Has visto a Nam? —La excitación hizo que Yoongi elevara el tono de voz—. ¿Está bien?

Jimin lo envolvió entre sus brazos y le acarició la espalda para tranquilizarlo.

—Nam resultó herido cuando escapó del secuaz de Kang. Fue un milagro que lograra llegar al rancho Park, pero lo hizo. Ahora se recupera en mi casa y no tengo motivos para creer que no se pondrá bien.

Yoongi se estremeció de alivio.

—¡Gracias a Dios! Estaba muy preocupado. Kang no me dejó verle después de la boda a pesar de que la única razón por la que me casé con él fue porque me amenazó con hacerle daño.

—Lo sé. ¿Podrás perdonarme, cariño? —preguntó Jimin, to­mándolo de la barbilla para poder mirarloo directamente a los ojos—. Me he comportado como un tonto.7

—Yo sí que he sido tonto, Jimin, y ya no puedo rectificar. Me he casado con un hombre al que desprecio.

—Pero no hay nada que rectificar, cariño. No llegué a firmar los documentos del divorcio, los rompí. Tu matrimonio con Kang no es legal porque sigues siendo mi esposo.5

Paralizado por la sorpresa, clavó los ojos en él.

—¿Los rompiste? N-no lo entiendo. ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué dejaste que pensara que ya no estábamos casados?

—Tienes todo el derecho del mundo a estar enfadado. Me ha sido muy difícil dejar a un lado los viejos prejuicios. Pero hasta que no fui capaz de reconocer lo que siento por ti, no me di cuenta de lo mucho que te necesito. Entonces quise ir a buscarte, pero me daba miedo que me rechazaras. Sin embargo, cuando te diste cuenta de que necesitabas dinero para pagar los impuestos, debe­rías habérmelo pedido. Si hubiera tenido la más remota idea de que Kang te estaba amenazando de nuevo, habría acudido en tu ayuda de inmediato.

—Supongo que los dos hemos sido unos tontos —confesó Yoongi—. Yo no quería que te sintieras obligado a nada. Me prometí a mí mismo que jamás te volvería a forzar a hacer algo que no de­searas.

Jimin lo abrazó con fuerza cuando Yoongi apoyó la cabeza en su pecho, y se recreó en su calidez, en su aroma, en la manera en que su cuerpo se amoldaba perfectamente al de él. Yoongi era suyo; no iba a volver a perderlo de vista. Cuando Yoongi alzó la cabeza y le son­rió, aquellos exuberantes labios fueron una tentación demasiado grande para poder resistirse.

Habían pasado demasiadas semanas desde que le había abra­zado de esa manera por última vez.

Yoongi se acurrucó contra el calor que irradiaba Jimin. Tenía una mirada misteriosa y brillante cuando levantó el rostro para que lo besara. Entonces, sus bocas se unieron en una promesa de pasión y se reclamaron mutuamente. Yoongi se aferró a él, consumido por la voracidad del beso, por la dureza del cuerpo viril, por la fuerza y las manos de Jimin, que lo recorrían de arriba abajo con rapidez, marcándolo por completo con sus caricias.

Un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora