Capitulo 13

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Jimin observó que Yoongi se alejaba, pero no intentó seguirlo. Es­taba rodeado de gente. Vecinos que sólo dos días antes pedían su muerte a gritos, ahora le felicitaban por haberse librado del verdugo. Mientras ocurría todo aquello, permaneció inmóvil, con los puños cerrados a los costados, observando a los Doolittle con una mirada tan llena de repugnancia que Seunghyun contuvo cualquier burla que tuviera intención de hacer.

Finalmente, Jungkook se acercó a él.

—Vámonos a casa, Jimin.

—¿Y Taehyung? No estará planeando irse de luna de miel con Chaerin, ¿verdad? —Sus palabras fueron frías y burlonas—. Espero que no piense que va a escaparse de mi furia. Y vosotros estáis tan locos como él por dejar que se sacrificara de esa manera.

—No he podido evitarlo, Jimin. Ya conoces a Taehyung. Una vez que se le mete algo en la cabeza, no hay manera de hacerle desistir. Vamos yendo nosotros, que él tiene que arreglar un asunto con Seunghyun Doolittle. En lo que respecta a Chaerin, todo seguirá como hasta ahora, ella se quedará en el rancho Doolittle y Taehyung seguirá viviendo con nosotros; todo el mundo sabe que este matrimonio no es más que una farsa.

—Todos los matrimonios lo son —replicó Jimin—. Nada de lo que he visto hasta ahora me hace pensar otra cosa. Vayámonos de aquí. Estoy sucio, hambriento y...

—Y quieres ver a Yoongi —terminó Jungkook por él—. Me pregunto por qué se fue con tanta prisa. ¿Lo has contrariado de alguna ma­nera?

—No conoces las circunstancias que rodean mi matrimonio —le dijo Jimin acompañándole hasta su caballo.

—Yoongi nos lo contó. Taehyung lo interrogó en cuanto llegamos a casa. Debe de quererte mucho para protegerte cómo lo hizo, te salvó la vida, hermano.

Montaron en los caballos.

—Fue recompensado por ello —escupió Jimin al tiempo que clavaba las espuelas en los flancos del caballo—. Te aseguro que el amor no tiene nada ver con lo que hay entre Yoongi y yo.

Jungkook no estaba tan seguro de eso. No sabía mucho de senti­mientos, pero en su opinión, Yoongi había mostrado mucho más que preocupación por Jimin, había hecho un extraordinario es­fuerzo para ayudarle y, cuando ellos lo presionaron, había admitido que le amaba. Se preguntó si su hermano habría considerado la posibilidad de que Yoongi pudiera estar embarazado.

Mientras tanto, los pensamientos de Jimin corrían paralelos a sus emociones. Estaba enfadado con Taehyung y furioso con Chaerin. Todas las mujeres eran unas intrigantes. Chaerin había in­tentado seducirle repetidas veces, pero él siempre la había recha­zado. La consideraba una arpía, pero jamás la hubiera creído capaz de la clase de intriga que había demostrado. No era demasiado in­teligente ni lo suficientemente astuta para idear un complot de esa clase. Pero Seunghyun sí lo era. De repente, Jimin tiró de las riendas fre­nando al caballo.

—¿Qué pasa? —preguntó Jungkook, deteniéndose al lado de su hermano—. ¿Por qué te paras?

—¿Cuánto dinero le exigió Doolittle a Taehyung? —Casar a su her­mana embarazada con un Park no era suficiente para él—. ¿Cuánto, Jungkook?

Jungkook pensó que Jimin era demasiado intuitivo para su bien y que no le quedaba más remedio que contarle hasta el último de­talle.

—Cinco mil dólares. Por eso se ha quedado Taehyung en el pueblo, para darle el dinero.

No era necesario que Jimin dijera nada, su expresión hablaba por él. Azuzó a su caballo y galopó por el camino, dejando atrás a Jungkook en medio de una nube de polvo.

Un amor extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora