Parecía ser costumbre que la primera noche de la primavera los cielos enviaran una intensa lluvia al reino de Silla, lo que hacía feliz al pueblo luego de una temporada de sequía.
Las flores en los alrededores del palacio comenzaban a resplandecer y devolvían belleza a su tierra. Para Yoongi, que no estaba acostumbrado a ver algo como eso, le resultó sorprendente. Ahora tenía todo un reino ante sus pies, que alababan su grandeza y sus méritos durante la guerra. Aún así, sentía que no era genuino y eso ni sus propios ojos podrían esquivar. Por supuesto, lo recuerda perfectamente. El rey de la dinastía Min no era alguien que inspiraba del todo confianza sino que más bien poder y esto, muchas veces, provocaba escalofríos en muchos.
La reina madre y la segunda esposa del anterior soberano inclinaban la cabeza al verlo pasar, la princesa lo hacía de manera tan delicada que detonaba un amor platónico en cualquiera que la viera.
Rumores acerca de la llegaba del príncipe inundaban todo el palacio, los murmullos de doncellas enamoradas rebotan por cada esquina, esperando que su majestad volviera con buenas noticias durante sus negociaciones con el reino vecino.
Para Yoongi, que había escrito cada parte de su libro hasta el cansancio, nada de eso era nuevo e incluso le había comenzado a causar emoción. Pensando, quizá, que aquello resultaría refrescante para el final de su libro. Sin embargo, algunas cosas no parecían marchar igual.
Más tarde, el rey montó un caballo esperando recibir al príncipe personalmente junto a cinco de sus mejores guardias. Para ser la primera vez en su vida que montaba su cuerpo se movía con exactitud para dominar en poco tiempo la técnica.
—¡Tú!
Repentinamente se detiene, aquel grito descontrolado termina por llamar su atención. A pocas calles, a un lado de un bar, un hombre sujeta con fuerzas la mano de un chico más joven y aparentemente débil. Aquel escándalo llama la atención de muchos en la calle pero nadie se acerca. Los guardias aún se mantienen en alerta pero Yoongi no es capaz de avanzar un solo paso.
—¡Una vez que corte tus manos, no volverás a robar!
Y tal como prometía, el hombre de larga barba que apestaba a alcohol tomó un cuchillo de la parte trasera de su pantalón. Apoyo la mano del joven sobre la mesa mientras sus compañeros reían sin nada más que hacer al verlo alzar en alto el objeto filoso. Los ojos del más joven se ensancharon mientras intentaba forcejear y por instinto cerró los párpados cuando la mano que sostenía el cuchillo descendió.
Apesar del claro sonido, no hubo dolor. Al abrir los ojos nuevamente, había una espada interfiriendo entre su mano y el filo.
—¿Estás bien?
Todos dieron un paso hacia atrás con el aliento congelado, la mano del viejo alcohólico temblaba como un trozo de gelatina mientras miraba directamente a los ojos de su soberano.
—¡Majestad!
Rápidamente se alejó para arrodillarse ante él y mostrar todo el respeto posible.
Yoongi miró incrédulo el momento, aquel joven noble que salvó la mano del muchacho volvía a guardar su espada y era tratado como la realeza. Ese debía ser su hermano.
—¡Principe Jeongguk!
Todo parecía otro escenario cuando se escuchó su nombre, las mujeres volvían a suspirar y nadie prestaba atención al ladrón de monedas que estuvo apunto de perder una mano. Aprovechando, el chico comenzó a correr hacia el lado contrario antes de que pudieran atraparlo y aún después de todo no fue capaz de cantar victoria.
Unas fuertes manos lo rodearon por la cintura y lo elevaron desde el suelo como si pesara lo que una pluma.
Efectivamente, para Yoongi era eso. Consiguió sostenerlo y sentarlo frente a él. Los alientos de ambos mezclándose uno cerca del otro para seguir galopando lejos del resto.
—¡Oye! —exclamó el chico sin cuidado, no era capaz de prestar atención hacia quien tenía enfrente—. ¡Bajame ahora mismo!
—¿Planeas volver allí a que corten tus manos?
—¡Eso no es de tu interés!
Yoongi chasqueo la lengua, cuando estuvieron lo suficientemente lejos del pueblo, adentrados en un pequeño bosque, soltó al chico dejándolo caer al suelo. Segundos después extendió su mano.
—¡Auch!
—La bolsa, damela.
El joven de cabello oscuro, que todavía no se recuperaba del golpe, lo miró desorientado.
—¿Por qué debería hacerlo?
Yoongi sonrió ante la desafiante pregunta del más joven.
—¿Acaso no reconoces a tu propio rey?
El chico se quedó en silencio, comenzó a tragar su espesa saliva por lo largo de su grueso cuello y le extendió la bolsa de monedas robadas sin más reclamos.
—¿Por qué tendrías que tomar lo que no es tuyo? Acabaras logrando que te maten, apenas puedes ponerte de pie por tu cuenta.
Yoongi no quería sonar tan duro, pero aquellas palabras no dejaban de salir de su boca de aquella manera.
—Sí vas a matarme, esta bien, prefiero no hacerle perder el tiempo a el rey Min.
Era sorprendente como aquel chico tampoco parecía controlar sus propias palabras. En parte entendía como alguien como él terminaba fácilmente en líos. Suspiro, aquel personaje estaba llevándose todas sus energías. Volvió a lanzarle el saco de monedas al pueblerino.
—Vas a devolverlo por ti mismo.
—Eso ni soñarlo. Si vuelvo allí van a matarme.
Eso es obvio, pensó Yoongi.
—¿Cómo te llamas?
El molesto chico alzó su voz, sin tener miedo a enfrentarse a él.
—Soy Kim Taehyung.
Se quedó atónito al escucharle decir aquel nombre, de repente su corazón daba un vuelco de alegría. Por fin había encontrado a Taehyung, su Taehyung, o al menos al desafiante protagonista de aquella historia. Sin embargo, no se suponía que lo conocería de aquella forma.
Antes de que pudiera pensar en algo más, toda una caballería dirigida por el mismo príncipe llegó para rodearlo.
—Majestad, ¿se encuentra bien? —preguntó alguno de ellos.
—Sí, no se preocupen.
—Alteza, es extraño que salga del palacio y ahora incluso vas tras un chico a plena luz del día.
La voz del príncipe Jungkook era demasiado cálida y amable, lograba trasmitir toda su seguridad. Lo miraba como cualquier chico que admiraba a su hermano mayor. Yoongi decidió seguirle el juego.
—Bueno, dejarlo ir así como así luego de que salvaste su vida seria un desperdicio.
Ahora, Jungkook miró interesado a Taehyung. No se había percatado hasta entonces que se trataba del mismo chico.
—Ya veo. ¿Piensas encerrarlo?
Los escoltas se pusieron en guardia mientras que Taehyung volvía a preocuparse, en su cabeza parecía estar armando un nuevo plan de huida antes de que Yoongi volviera a interferir.
—No. A partir de ahora, éste chico será mi escolta. Quiero que lo cuiden bien.
Yoongi sonrió mirando hacia el desconcertado Taehyung que parecía diez veces más pequeño ya que ninguno que conociera al cruel rey Min podría dar crédito a lo que estaban oyendo.
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The king's heart
FanfictionCréditos de la joyita como portada para @PuppenMorder 💜 Min Yoongi es un famoso escritor de novela, en el último periodo de su carrera ha escrito una famosa saga que trata sobre un rey que se enamora de un joven (a.k. Kim Taehyung) e, inconscientem...