~Capítulo 3

87 18 5
                                    

Parecía que no le dejaban muchas alternativas a Taehyung, después de devolver el saco de monedas fueron directamente hacia el palacio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Parecía que no le dejaban muchas alternativas a Taehyung, después de devolver el saco de monedas fueron directamente hacia el palacio. Yoongi ordenó que se diera un baño y le preparan ropas limpias mientras que todos le miraban con confusión. Nadie podía adivinar qué pasaba exactamente por la cabeza del soberano. Sería imposible que un hueso sacro trajera a un pobre plebeyo a vivir en el palacio así como así. Debido a eso, algunas doncellas y concubinas expandieron el rumor de que se trababa de algún familiar desconocido. Las órdenes de Yoongi se mantenían impunes, ni él mismo sabía por qué, pero por lo pronto no deseaba que nada le pasara a Taehyung. Muy al contario del orden original de su historia.

Fue toda una tarde sin ver a Taehyung, horas en las que se preguntó varias veces si cambiar el curso de la historia estaba bien ¿por qué siquiera lo hacía? Era tan solo un simple personaje en un mundo de mentiras al que de repente quería proteger. Pero quizá, llevarlo a vivir a su lado fue lo peor. Sabía exactamente que no muchos iban a aceptarlo.

—Aún no entiendo, hermano. ¿Qué te hizo traer a ese chico aquí?

Después de refrescarse Jungkook se presentó en la sala del trono frente a su rey,  intentando entender un poco más aquella situación.

Yoongi se apresuró a mentir.

—Vi algo especial en ese joven, creo que nos podría ser de utilidad.

Jungkook sonrió apenas, sin intención de desafiar a su hermano mayor.

—¿De qué forma? ¿Tienes algo planeado?

Yoongi abrió un poco más los ojos, las puntas de sus dedos consquilleaban, ahora estaba acorralado como un ratón en una esquina, pero había algo que quizá podría funcionar.

—Vi mucho valor en ese chico, creo que tiene una actitud desafiante que muy pocos pueden controlar.

—¿Sí?

El soberano asintió.

—Será mi guardia, así que deseo que lo entrenes.

—¿Yo, hermano?

—Nadie más que tú podría podría hacerlo, eres mi mejor hombre y el de más confianza.

Jungkook, sintiéndose halagado, se arrodilló ante el rey con la mirada hacia el suelo dispuesto a complacer su orden.

—Tomo con agradecimiento su petición, majestad.

Yoongi asintió, aliviado de hacer convencido tan rápido al príncipe que no tardó en dejarlo solo nuevamente. Ya podía volver a respirar por otros minutos más.

—Si me permite decirlo, mi señor, ¿no está usted un poco extraño?

Dio un brinco del susto sentado en su trono, a su derecha había un hombre de radiante y despreocupada sonrisa que lo miraba como a un amigo de muchos años que le recordó mucho a Seokjin.

—¿De qué hablas?

Hoseok se alejó un paso y con la mano debajo de su puntiaguda barbilla fingió pensarlo.

—El soberano que conozco no se preocuparía por un simple aldeano. Lleva tres días actuando completamente extraño, mi señor.

Se quedó congelado ante aquel testimonio, para su suerte Hoseok acabó cambiando sus palabras.

—Me alegra que comience a ser más compadeciete, más como el niño al que conocí hace tiempo, Yoongi.

¿Yoongi? —pensó—. No es ese el nombre de éste rey... acaso ¿he cambiado el curso de la historia al terminar aquí?

Pero eso ¿cómo fue capaz de suceder? No tenía sentido, era un sueño extraño, una realidad que se deformaba con cada acto y parecía ser responsable interminablemente de todos ellos.

Luego de varias reuniones formales y pasar a tomar el té con la reina madre finalmente pudo volver a sus aposentos despojándose de parte del pesado hambok. Aquel parecía ser su nuevo momento de tranquilidad, el cambio era drástico pues antes solo se dedicaba a salir por un par de compras y a ser esclavo de su ordenador, escribiendo cada cierto e interminable tiempo.

—Majestad, ¿puedo pasar?

Escuchó la voz cercana de Taehyung, al caminar rápidamente hacia la puerta se encontró con el joven de cabello café y ojos azules luciendo un lindo atuendo del mismo color de sus ojos. El aire comenzó a llegar de manera entrecortada a sus pulmones. Era sorprendente como antes no se había fijado en aquel color tan único que comenzaba a volverse una obsesión visual. 

—¿Sucedió algo, Taehyung?

Con un gesto suave con la mano Yoongi le indicó que tomara asiento a lo que Taehyung no perdió tiempo en negarse.

—Quiero saber por qué está haciendo esto. Soy solo un simple chico del pueblo.

El rey, con una mirada neutra, asintió.

—Tienes razón, lo eres.

—Entonces, ¿qué espera de mí? No pertenezco a este lugar y no tengo nada que ofrecerle.

La mirada de Taehyung era repentinamente diferente a la que conoció antes, parecía ser lo contrario a un ser valiente como si ahora temiera el cambio drástico de vida o lo que ocurriría con él.

Yoongi quería con todas sus fuerzas poder protegerlo, por fin lo entendía, aquel final que le esperaba a Taehyung era demasiado y si no encontraba la forma de salir de ahí no podría cambiarlo. No quería verlo de esa forma. Tampoco existía manera en la que él terminara enamorado de Taehyung, eso creía, ¿entonces qué podría garantizar la existencia del ojiazul? Eran demasiadas dudas y no encontraba respuesta a ninguna de ellas.

—Solo quédate conmigo, Taehyung. ¿O es que acaso quieres morir allí afuera? Sí es así, vete, no es como si me importara tu patética vida después de todo.

No, esas no eran las palabras que quería pronunciar Yoongi, pero debía.

Taehyung le miró pasmasdo antes de armarse de valor.

—¡Bien! Entonces me iré hoy mismo.

Yoongi comenzó a temer qué tan ciertas fueran sus palabras y le tomó de la muñeca antes de que se fuera dándole la espalda.

—¿Acaso no quieres cambiar tu destino aunque sea un poco, Kim Taehyung? ¿Tan poco valoras tu existencia?

Taehyung sonrió de manera sarcástica y volteó a mirarlo.

—Un rey que ha expandido su poder a través de la sangre me está pidiendo que cambie mi destino, ¿a qué costo?

A Yoongi se le fue el aire viendo los profundos ojos de Taehyung tragarlo.

—A uno muy elevado —pronunció—. Aún así, deseo que te quedes.

—¿Por qué?

Yoongi terminó la distancia entre sus cuerpos y le acarició el rostro con una de sus cálidas manos. Las manos más tibias que Taehyung jamás pensó que un rey poderoso como él tendría.

—No puedo dejar de verte a los ojos, Taehyung —respondió a su duda al fin.

The king's heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora