~Capítulo 5

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Min Yoongi jamás conoció a su padre

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Min Yoongi jamás conoció a su padre. Se decía que era un cliente frecuente de la cafetería donde trabajaba su madre, que un día la invitó a salir y poco a poco se fueron enamorado. Sin embargo, el hombre simplemente desapareció de la vida de ambos apenas nació y no volvieron a verlo. Su madre aun era joven, una mujer muy guapa de ojos café que dejó la escuela por sus bajas notas. 

Su madre solía describirse a sí misma como una perdedora y, aunque reía mucho de eso, Yoongi a veces creía que no eran bromas. Vivían en un pequeño departamento hasta cumplidos los seis años y siguieron mudándose hasta que compraron su primer y verdadero hogar con ayuda de sus abuelos, para entonces nueve años. La madre de Yoongi trabajaba mucho, casi sin descanso, no le compraba juguetes porque el dinero era más que suficiente para vivir día a día.

De apoco, Yoongi iba quedándose solo y no tenía demasiados amigos que le invitaran a una tarde de juegos porque decían que era incluso más frágil que una niña. 

Cuando cumplió los diez años su madre fue a recogerlo a la escuela, encontrandolo con sus ropas sucias y su cara rasgada. No tuvo que decirle nada, la adulta limpió su rostro y lo llevó por un helado deteniéndose después en una librería.

Yoongi se fijó en un libro de tapa azul con un niño sobre un planeta muy chiquito y una rosa, se preguntó de dónde salían todas esas locuras escritas y juró que un día escribiría su propia historia.

—Harás grandes cosas por tu cuenta si te lo propones —le  había dicho su madre—. Eres un niño inteligente, así que no vayas a dejar la escuela ni abandones tus sueños.

Lo que él no sabía es que su madre fue diagnosticada con cáncer terminal, por lo que en ocasiones no entendía su comportamiento ni la razón por la que de repente no le sonreía y bebía de más.

Recuerda que una vez la encontró a media noche sentada en la cocina bebiendo una botella de soju con apenas una luz encendida. Ella hizo un ademán con la mano llamándolo a su lado y lo sentó en su regazo, aún si Yoongi ya era un niño grande.

—Lamento no darte la vida que mereces. Dios, ni siquiera pude darte un hermano que te hiciera compañía.

La mujer fingía reír, de nuevo, y se cubría los ojos.

—¿No te sientes solo a veces? ¡Eres un niño tan lindo y amable pero sin amigos!

—No es importante —dijo suavemente, más preocupado por atender las lágrimas de su madre.

—Yoongi, eres un chico fuerte, ¿no es así?

Él asintió en respuesta haciendo sonrier a su madre que dejó un beso en su frente y lo mandó a dormir.

—Te amo, cariño.

Dos semanas después su madre fue hospitalizado y murió apenas un mes después, dejándolo solo en la sala de espera cuando recibiría la dura noticia. Un pedacito de su alma se rompió, esta vez sintiéndose él como el culpable por haber sido una carga por la que su madre debió trabajar arduamente hasta enfermar. Finalmente no tenía a nadie y aunque sus abuelos se hicieron cargo de él nunca se sintió parte de esa familia tan pequeña. No era lo mismo, definitivamente, y todo lo que le quedaban eran las palabras de aliento que su madre una vez le dedicó.

Estudiar y no abandonar sus sueños, eran sus únicos planes.

Seokjin, por otro lado, fue ese extrovertido y ruidoso amigo que de repente llegó a darle un poco de color a sus días, en ocasiones se preocupaba por él como lo hacía su madre, quizá por esa razón Yoongi siempre se sintió agradecido.

Cuando el primer libro de Yoongi fue publicado lo hizo con una nota especial y una dedicatoria a su madre. Un par de meses después era lo suficientemente conocido como para que una persona a su alrededor llevara su libro en la mano, ya sea en el metro o una cafetería.

Un día recibió un correo electrónico desconocido de una dirección que no se molesta en recordar alegando que era su padre y deseaba conocerlo. Por supuesto, jamás contestó ni a ese ni a los tres correos sucesivos. No deseaba tener nada que ver con él ni en ese momento ni nunca.

¿Qué haría con un hombre que tras veintitrés años reaparecía como si nada?

¿Qué haría con un hombre que tras veintitrés años reaparecía como si nada?

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Taehyung ya había perdido completamente las ganas de nadar distrayéndose al jugar con unas piedras al costado del río. De vez en cuando miraba con discreción cortos segundos en dirección a donde descansaba Yoongi, igual de distraído que él. 

—¿Puedo hacerle una pregunta? —habló Taehyung.

Yoongi arqueo una ceja.

—Si volverás a preguntar por qué te traje aquí, estoy lejos de darte la respuesta que esperas.

El ojiazul negó.

—No es eso. En realidad me preguntaba qué es la libertad para usted.

—¿La libertad? Es una pregunta muy amplia la que me haces, Taehyung. Supongo que es el derecho de vivir como deseas sin herir a nadie.

El escritor se incómodo un poco, esperando que Taehyung no le sacara en cara que en ese momento no estaba teniendo nada de eso. No obstante, Taehyung volvió a hacer otra pregunta.

—¿Y el amor?

—¿A qué te refieres con eso, Taehyung?

—Cuando era pequeño, solía creer que el amor era una especie de meta, que estaría sobre el librero más alto que no podía alcanzar por más que estirara mis brazos. Le pregunté a mi padre de qué se trataba y cómo podía alcanzarlo.

—¿Cuál fue la respuesta?

—Que el amor esta dentro de todos nosotros y a nuestro alrededor, creo.

—¿Te es importante? ¿Te enamoraste alguna vez?

Volvió a negar con la cabeza y se acercó a él, sentándose a su lado con una rama entre las manos.

—Cuando él murió tras la plaga, mi padre... sentí que se había llevado todo el amor con él por lo que nunca me sentí querido y no logré querer a alguien. Solo importaba que yo fuera fuerte.

Yoongi sonrió.

—Aún así te metias en líos. Eso te hace un chico algo estúpido.

—Sí soy de esa forma, ¿por qué me quiere viviendo a su lado?

—Seré sincero contigo, Taehyung.

Yoongi suspiró y pasó a ponerse de pie seguido por el ojiazul que le miraba intrigado

—Yo espero un día poder casarme contigo. Estoy decidido protegerte de todo.

Ante la impactante revelación Taehyung da un paso hacia hacia distraídamente y acaba por tropezar con una rama, sin embargo antes de poder tocar el suelo Yoongi atrapa su cintura y hombro con los brazos manteniéndolo cerca de su rostro.

—Ya tienes tu respuesta —Afirmó Yoongi—. ¿Qué piensas hacer ahora?












The king's heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora