The king's heart

~Capítulo 8

Taehyung no acostumbraba a peinar su cabello, era demasiado largo y molesto para él pero en cuanto el broche que le fue obsequiado se atravesó en su camino decidió hacer una excepción aquel día. Tuvo que ponerle bastante esmero y aún así sus intentos eran muy torpes.

-¿Cómo demonios va esta cosa? Es inútil y voy a llegar tarde a mi clase.

-¿Necesitas ayuda con eso?

De la nada un chico alto se le acercó, era una nueva cara en ese inmenso lugar ¿de quién se trataba? Taehyung no era especialmente bueno confiando en las personas, muchos menos en aquellos que eran desconocidos. Todos en el palacio eran igual de arrogantes y lo trataban mal.

-No.

-Por favor. -Rió mostrando en alto sus manos-. Soy una buena persona.

Taehyung se fijó mejor en él, tenía un aspecto bastante fino que le recordaba al molesto señorito Park, tenía pendientes en las orejas y llevaba el cabello igualmente amarrado por un broche, se veía tan sedoso y suave. Al final aceptó, todavía quería verse un poco mejor y sin tener en claro porqué. Solamente no quería que el regalo del príncipe Jungkook fuera desperdiciado. El desconocido le arregló con mucho cuidado el cabello y en poco tiempo, ahora no sentía su cabeza tan pesada.

-Listo, ya ha quedado, ¿qué te parece?

Taehyung se observó en el espejo que traía en sus manos y su mirada se iluminó por completo.

-Muchas gracias, hyung.

-¿Puedo decirte algo? Es la segunda vez que veo unos ojos tan azules como los tuyos.

-¿Cuál fue la primera?

-Mi madre también los tenía, hacía mucho tiempo, antes de quedar ciega y morir. Te ayudé porque me recordaste a ella.

-Yo... no recuerdo a la mía.

Se quedaron un momento en silencio, Taehyung giró a ver al chico apuesto cuando le sonrió.

-Park Jin.

-Espera, ¿no serás familiar de ese tal Park Jimin?

-Oh, ¿conoces a mi hermano?

Los chicos del palacio y aquellos con dinero eran tan extraños, no le gustaban a Taehyung pero Jin podría ser una excepción.

Jungkook se encontraba en medio del pasillo angosto del palacio, entre el jardín y la clase de Taehyung. Ya llevaba un tiempo atrasado por lo que le comenzó a preocupar, después de todo su rey le había ordenado que tuviera un cuidado especial, sin entender aún por qué, pero esas cosas dejaron de tener importancia cuando lo vio llegar. El chico de ojos azules que caminaba hacia él en esa mañana tenía un brillo particular que no había notado antes. Cuando Taehyung se inclinó ante él pudo ver a detalle aquel broche que le compró en el mercado el día anterior. Su corazón cayó ante su imagen pura.

-Príncipe Jungkook.

-Buenos días, Taehyung. Por un momento pensé que te habías quedado dormido.

Taehyung sonrió con algo de vergüenza.

-Esto... le prometí que leería todo un poema.

Nuevamente le dejó sin palabras, ni ante la guerra Jungkook parpadeo pero el ojiazul le provocaba ganas de apartar la mirada.

-Ya no voy a quitarte tu tiempo, mejor pasa.

Taehyung asintió, demasiado decepcionado de tener que despedirse tan pronto del príncipe pero si terminaba sus tareas a tiempo tendría la tarde libre y eso era lo que importaba. Deslizó la puerta y se introdujo de rodillas con los pies descalzos hasta su lugar pero para su sopresa su aburrido maestro había sido remplazado por uno joven.