Capítulo 12

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En la mañana Yoongi se alistó para visitar a la familia Park. No había dado ningún anuncio con antelación ni esperaba ser bien recibido, después de todo quería ser lo más cauteloso posible a la hora de pedir la mano de Jimin.

Luego de haberlo hablado con Jungkook, con un par de opiniones de su parte, supo que aquella era la decisión correcta que pronto lo sacaría de ese mundo.

Quizá estaba siendo un tanto egoísta pero después de todo sólo lo  tenía que hacer con la vaga esperanza de regresar y poder reescribir el final.

-¿Entonces funcionaría así? -pensó con calma mientras se iba acercando a la posada de los Park-. Tendré que pensar en una buena razón para que los lectores se lo tomen bien.

Yoongi sonrió aún cuando no tenía motivos, era más bien una sonrisa nerviosa que le ponía los pelos de punta.

En la casa de los Park todo era tranquilo hasta que fue visto por los sirvientes, porque claro que no podría pasar desapercibido aún si solamente dos guardias lo acompañaban. Jin estaba perplejo y sin creer lo que estaba viendo.

-¿Majestad? -Le pasó la niña que tenía en sus brazos a una empleada y se inclinó hasta la altura de su propio ombligo-. Lamento recibirlo así, no fui avisado de su visita.

-Es algo rápido, no me quedaré por mucho tiempo.

-Por favor, pase y será bien atendido.

-Gracias, pero en realidad vengo a ver a Jimin.

Con la mención de su hermano menor Jin pasó a olvidarse completamente de la gran diferencia de rangos que había entre ellos para ponerse a la defensiva.

Yoongi ignoró su mirada y acarició los cabellos de la niña.

-Es hermosa.

-Dios nos bendijo.

-Entonces, ¿puedo ver a Jimin?

El escritor notó los impulsos de Jin de apretar los puños, pero al hacerlo se arriesgaría a ser atravesado por la espada se uno de sus guardias fieles. Sin embargo, ninguna de esas cosas tuvo que suceder. Cuando le dijeron dónde estaba Jimin se apresuró a ir por él.

Lo encontró en el jardín tocando la flauta de manera distraída junto a unos gatos. Ni siquiera él se esperaba verlo, pero a Yoongi esa escena se le hizo familiar.

-¿Sueles tener la costumbre de ir al palacio en las noches?

Jimin sonrió.

-¿Qué sugiere?

Yoongi aclaró su garganta.

-No lo debe recordar, pero soy buen amigo de la princesa Eun-yeong. Suele pedir que toque para ella.

Jimin le dirigió una escasa mirada a su instrumento como si le produjera remordimientos amargos.

-Uno de los tantos talentos que fui forzado a aprender.

-Entonces no se le considera un talento, sino un esfuerzo.

El corazón de Jimin lo golpeó, nunca creyó que escucharía unas palabras como esas dirigidas hacia él.

-¿Viene por algo en especial? Mi hermano me prohibió regresar al palacio, no creo que esté aquí porque me extrañe.

-Jimin, hay algo de lo que quiero hablar contigo.

El joven se puso de pie sin que los gatos despertaran de su siesta y se aproximó a él como un felino mismo.

-Rechace el matrimonio con tu hermana con una sola condición.

The king's heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora