~Capítulo 6

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Taehyung sólo tenía una cosa en mente: huir

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Taehyung sólo tenía una cosa en mente: huir. ¿De qué demonios estaba hablando? ¡Santo cielo! Jamás nadie aprobaría un matrimonio formal entre dos hombres, y aunque fuera el mismísimo rey, él seguía siendo un simple plebeyo del que nadie sabía de dónde salió. Era clara y absurdamente un juego ridículo ¡impensable!

Empujó con ambas manos, y con falta de tacto, a Yoongi lejos de él y aún cuando quiso correr lejos de ahí con todas sus fuerzas sus pies no se movieron un solo centímetro. La mirada de su señor era extrañamente piadosa, casi dolorosa se atrevería a decir y eso lo confundía al punto de hacerlo sentir culpable.

-¡Eso es imposible! -protestó en voz alta-. ¿Cómo puede jugar con la vida y los sentimientos de las personas? ¡Usted es peor de cómo lo describen! Jamás podría casarme con alguien como usted, antes yo preferiría...

Detuvo sus palabras en el límite arrepintiendose de ellas. Era claro que no era más que un simple plebeyo sin familiares que llorarán por él cuando el rey mandara a cortarle la cabeza para colgarla como aviso entre tantas otras que se atrevieron a contradecir sus deseos.

¿Pero por qué no hacia nada para defenderse? Simplemente escuchaba sus quejas en silencio sin apartar la mirada, era una persona demasiado fría.

-Ten... tengo que irme.

Taehyung dio la vuelta y con cada paso lejos que daba su corazón golpeaba como grandes tambores contra su pecho sin dejarlo respirar adecuadamente hasta que finalmente sintió un fuerte agarre en su muñeca.

-¡Dejeme ir! -pidió con la voz casi entrecortada.

-¿Qué sucede, Taehyung?

Algo más calmado volvió a voltear rápidamente para encontrase con el príncipe Jungkook que lo miraba atentamente, y en donde antes estaba el rey ya no había nadie viendo en su dirección.

-No ha sido nada, solo estoy muy nervioso.

Jungkook asintió en silencio y le soltó la mano para no ponerlo peor. Realmente era fácil darse cuenta que algo grave había pasado para poner a Taehyung tan nervioso y aunque su primera impresión de él no fue la mejor con conocerlo llegó a caerle mejor. Era un chico extraño con ideas igual de extrañas.

-¿Aún no has ido al pueblo? ¿Quieres ir conmigo?

-¿Qué? -Taehyung apenas podía entender su propuesta pero sería su única oportunidad de escapar-. Seria un placer que me deje acompañarlo, majestad.

Sonrió.

-Esta bien entonces.

Taehyung desde pequeño tenía la costumbre de morderse el labio cuando se encontraba ansioso o nervioso y jugaba con sus manos cuando estaba demasiado feliz. Se crió en una aldea muy pequeña y también muy pobre, por alguna razón sus recuerdos sólo iban desde que la edad de seis años y antes de eso solo había un vasto campo blanco en sus recuerdos. Fue criado por su padre y tenía muchos amigos con los que pasar la tarde, personas cercanas a él que fallecieron tras una epidemia dolorosa a los diez años y desde entonces ha estado solo. Pero no le preocupaba en absoluto, pudo arreglárselas perfectamente como todo un astuto mocoso que en ocasiones debió robar. Ahora estaba viajando en el mismo caballo en el que viajaba un príncipe solo porque éste no parecía confiar del todo en él y que lo cuidaba como si fuera su molesto guardián.

Quizá él debía dejar de ser tan quejumbroso después de todo lo que le fue dado desde que llegó al palacio o eso pensaba hasta que Yoongi demostró sus verdaderas razones para llevarlo con él ¡sodomía!

Claramente, ¡era un maldito pervertido! Y estaba loco, por supuesto.

A Taehyung le hervía la sangre de solo pensar en eso y no deseaba volver a ver a Yoongi en mucho tiempo.

-Ya llegamos.

Jungkook prosiguió a bajarse del animal con mucha agilidad y también lo ayudó sosteniendo con delicadeza su mano, claro que fue más difícil que eso y acabó siendo sostenido con ambas manos en su cintura. Era una situación vergonzosa pero el príncipe no parecía ni percatarse de eso o mostrar desagrado. Le agradeció y siguió por ver el puesto de medicina donde habían parado, lugar en el que Jungkook compró gran cantidad hasta llenar todo un carro y pidió que lo enviaran a la siguiente aldea.

-¿Por qué hiciste eso?

-Un buen amigo mío es médico y ha tenido mucha solicitud últimamente, en estas temporadas las pestes se hacen presente. Solo pensé en dar una mano, ¿no me corresponde como príncipe?

-Pense que los príncipes eran más de verse siempre elegantes, beber licores raros y hablar todo el tiempo sobre estrategias o cosas así.

Jungkook rió en voz alta ante las sinceras palabras de Taehyung.

-No me malinterpretes, Taehyung, también hago todo eso. Pero si mi reino me necesita haré lo posible por echar una mano.

-¿No es eso deber del rey?

-Ah... -Jungkook revolvió su cabello-. Mejor sigamos, ¿hay algo que quieras ver?

Taehyung negó con la cabeza, en realidad preferiría no estar en el mercado más transitado de todos o no faltaría que se metiera en problemas pero Jungkook seguía visitando puestos como si fuera parte de la muchedumbre. Al final terminó por llamarle la atención un broche para el cabello y lo miró detenidamente por mucho tiempo.

-¿Por qué no lo compras? Aún tienes el dinero que te di, ¿no es así?

-Lo tengo, pero esto es para chicas, solo me llamó la atención.

Jungkook sonrió antes de quitarle el broche y lo colocó en su cabello, en ella había una pequeña media luna y tres tiras de estrellas.

-Pues yo pienso que se te ve maravilloso.

-Majestad... -protestó en cuanto Jungkook le dio dinero a la mercader.

-Es mi regalo de bienvenida al palacio. Es tradición en la familia Real, así te sentirás siempre bienvenido.

Jungkook le arrebató la primer sonrisa en demasiado tiempo mientras acariciaba el broche sobre su cabello. Al final la idea de huir permaneció solo como eso, de momento.

Cuando regresaron tenían un par de mirada sobre ellos, repentinamente lucían más unidos al otro y no había sucedido desde que el príncipe volvió después de mucho o eso rumoraban las concubinas. Para Taehyung eran simples murmullos incluso cuando tomó un camino distinto y una de las doncellas acabó por ponerle el pie para que cayera sobre sus rodillas y manos al suelo pronunciando que allí era donde merecía estar. En cuanto se levantó para enfrentarlas mientras limpiaba sus manos un chico demasiado apuesto pasó por su lado mirándolo de pies a cabeza y se dirigió a una de las chicas.

-Dile a su majestad que estoy aquí para verlo.

-De inmediato, señorito Park -respondió una inclinando la cabeza con las mejillas completamente sonrrojadas y se marchó.

Entonces prosiguió por dirigirse a él.

-Te recuerdo, tú debes ser el nuevo juguete del rey, ¿no?

The king's heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora