Capítulo 28

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"Posesividad" 

-¿Qué clase de pregunta es esa, Zoey?- preguntó la femenina ante mis ojos, clavando su celeste semblante sobre el mío y dejándome ver el desconcierto amenazando con colapsar en su cuero entero -¿Quién te ha dicho aquello?- murmuró, en un leve tono con su gran tartamudeo e incomodidad. 

Sus manos comenzaron a jugar con sus dedos, sus ojos me evitaban.

-No importa quién me lo ha dicho, lo que ahora quiero saber es la realidad de todo este jodido tema. No me mientas, no crees palabras sin sentido. He estado dos años culpándome por su maldita muerte, mientras tú has sido la que ha pisoteado su orgullo y hecho que su corazón dejara de latir en un accidente automovilístico- mi dedo índice la señaló, mi mente se nubló de imágenes, de recuerdos y momentos que jamás volverían a mí, nunca más presenciaría el abrazo de un padre o el beso en la mejilla del mismo- ¡Dímelo, dime que te has acostado con el maldito padre de Mark Tells! ¡Dime que has engañado a mi padre, a mí, a mi hermano, dímelo ahora!- mi voz se elevó, desesperada, desenfrenada por buscar la verdad, cegada por el dolor que por dentro consumía mi cuerpo. Mi corazón latía con furia sintiendo que estallaría en cualquier segundo, sin importarle que yo dejaría de vivir al instante.

-¡Sí, es verdad, y lo siento, Zoey, lo siento!- su voz tembló ante la demanda fuerte de la mía, sus ojos azules comenzaron a cristalizar y humedecer su vista, creando una figura débil ante mi frío semblante oscuro- Lo siento, y-yo no sabía que...

-¡¿No sabías que él moriría?! ¡Oh, vaya sorpresa, lo hizo!- logré gritarle en la cara, escupirle el dolor que por dentro había escondido por meses, exactamente por dos años y algunas semanas. 

Cerré mis ojos, no lloraría frente a ella, no dejaría derramar lágrimas sabiendo que ahora mismo debía ser fuerte, mantenerme en la cima, no caer de ella.

-Déjame decirte que Edward Tells jamás llegará a ser lo que papá fue, y jamás remplazará aquel puesto sólo por una maldita calentura tuya, Jane- apreté mis manos, sintiéndome realmente cruel y fría, sintiéndome tan mierda como ella lo era. No podía evitarlo, no podía simular que nada ocurría cuando ahora mismo quería gritarle innumerables e irrepetibles cosas en el rostro, escupirle mi odio, demostrarle mi dolor y culpa.

-Z-Zoey... ¿de dónde has sacado aquellas palabras? ¿Quién te ha cambiado de tal manera?- preguntó llevando una de sus finas y temblorosas manos hasta su pecho, demostrando el dolor que ahora sentía, la humillación que por dentro la comía- ha sido aquel extraño chico, ha sido Harry, él te ha cambiado, él te ha hecho una malhablada. ¿Acaso escuchas todas las maldiciones que logras decir en tan sólo una oración, Zoey?- exclamó con indignación, sintiendo verdadera vergüenza de haber escuchado aquello de mis labios. Oh, vamos, Harry no me ha cambiado, él jamás me hundiría en algo que yo no quisiera.

-Deja de culpar a alguien más, deja de crear excusas para evitar el tema. Deja de mentirle a tus hijos, deja de mentirle a la puta sociedad, madre.- corté sus palabras, no permitiría jamás que maldijera a Harry, mucho menos cuando él había sido el único que me había salvado de un abismo sin fin, de mi propia sombra y mi propia mente autodestructiva. Ella no lo sabía, mucho menos lo entendería si le contara.- Mark ha estado torturándome, gritándome cosas irrepetibles, diciéndome lo zorra que era, comparándome contigo y golpeándome en cada momento que podía. Tú no lo ves, jamás lo has visto. Jamás me has escuchado, jamás te has tomado un minuto en verme llorar, en verme sangrar o verme gritar. Nunca me has salvado de mí misma, y lo peor de todo... alguien más lo hizo por ti.

Mi respiración era rápida, subiendo y bajando mi pecho. Sentí mis piernas temblar, mi garganta arder. Caliente agua salada cegaba mi vista, dejándome completamente una imagen borrosa de la mujer que se encontraba frente a mí, casi en las mismas condiciones que yo.

The Solitary Angel | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora