Capítulo 17

35 4 0
                                    

"La profecía."

-Quédate esta noche.- Rogué como una pequeña niña. Tres días habían pasado, una venda cubría mis heridas, las cuales aún dolían con alguno que otro toque. Mis ojos suplicaban mezclarse con los suyos, era una necesidad vital. Había estado todo el día junto a él, y ahora... no quería alejarme.

Al salir del hospital, él me había traído a casa. A base de súplicas y algún que otro abrazo logré convencerlo y hacerlo pasar. No quería enfrentar a mi madre sola, no luego de lo que había ocurrido. Aquella mujer solo quedó estática frente a nosotros, nos miró con remordimiento cayendo de sus ojos, pero no atrevió a generar palabra. Solo se alejó de mí como si yo fuera la peor sombra que existiese. Su rostro se había vuelto pálido frente al rizado, lo cual me había extrañado enormemente. ¿Quién podría temer de él?

-Sabes que podrían descubrirnos.- Habló con reproche, una sonrisa dulce se formaba en sus labios y sus ojos brillaban con la poca iluminación del lugar. Se acercó lentamente y quedó a tan solo menos de medio metro de mí. Su sonrisa seguía intacta, perfecta en sus labios rosados.- Debo irme, Zoey.- Dijo luego de unos segundos de pensamientos de qué era lo correcto y qué era lo que no debía hacerse.

-Harry, por favor. No quiero que te alejes de mí.- Supliqué nuevamente con una voz llena de tristeza, tan solo recordar cuando sola me sentía en las noches, generaba cierto dolor en mi corazón.- Por favor.- Terminé con la distancia un poco más, tomé sus manos y las apreté entre las mías, estas se mezclaron como si encajaran perfectamente. Sus ojos volvieron a brillar, su sonrisa se desvaneció poco a poco al caer en sus crueles pensamientos, quienes le obligaban a marcharse antes de cometer algo que pudiéramos lamentar... ambos.

-Zoey... no puedo.- Volvió a decirlo una vez más. Ante sus negativas mi pecho se achicaba más y más. Ser rechazada era doloroso, pero que él me rechazara... era una maldita daga a mi corazón.- No, Zoey, no.- Suplicó luego llevando la yema de sus dedos a mis mejillas al adivinar mis tristes pensamientos.- No estoy rechazándote, jamás haría eso.- Aclaró con una leve risa. Sentí un impulso eléctrico en todo mi cuerpo, su áspera voz combinada con una risa divertida era totalmente de otro mundo.

-Has dicho que cuando te necesite, ahí estarías... ahora te necesito, te quiero ahora, no luego ni mañana, te necesito solamente ahora.- Hablé con firmeza, no estaba siendo caprichosa, mucho menos dramática, solo quería que él se quedara, quería que me abrazara como nunca nadie lo hacía. Quería colocar mi cabeza en su pecho y sentir el latir de su corazón, quería sentir sus dedos enredarse con mi cabello en unas delicadas caricias, quería sus brazos alrededor de mi cintura y su nariz rozando mi cuello. Quería sus labios sobre los míos y sus rizos rozando mi piel. Quería sentir el juguetear de sus pestañas sobre mí, solo necesitaba sentir su ronca voz sobre mi oído, quería escucharlo decirme cuánto me quería.

Instantáneamente cerré mis ojos al sentir la suavidad de sus labios comenzando a moverse por sobre los míos, estaba besándome, estaba llevándome a los más alto... de nuevo. Mis manos recorrieron su cuello y juguetearon con el collar que colgaba de él. Sentí su tacto acariciar lentamente mi cintura, sonreí sobre él, sabiendo que esto sería único. Podía detenerse, pero no lo hacía, aquello me llenó por dentro, me hizo saber que él de verdad me quería, yo no era su simple misión.

Detenerme no era una opción, tampoco estaba en mis planes. Sus manos seguían jugueteando con mis caderas, las cuales temblaban bajo su tacto suave y dulce. Mis dedos comenzaron a enredarse en su cabello, pude sentir un jadeo de su parte al sentir un leve tirón.

-Zoey, no puedo, no podemos.- Habló sobre mis labios, los cuales seguían sedientos y pidiendo aún más de los suyos. Hice caso omiso a sus palabras, no quería pensar lo que luego pasaría, no quería saber y aceptar la tormenta eléctrica que vendría luego de esto. No podía negarlo, lo quería, lo quería con cada fibra de mi cuerpo. Pensaba ser una mujer fuerte, difícil de cautivar, pero allí estaba él, para tirar abajo mis muros y hacerme sentir idiota con una sonrisa.- Detente ahora, porque yo no voy a hacerlo.- Suplicó apretando sus manos a mis costados. Cerré mis ojos con fuerza tratando de asimilar todo lo que ahora estaba comenzando a pasar. Su tono era una súplica, estaba en una batalla consigo mismo, pero yo no podía notarlo, estaba haciéndole daño, pero no podía detenerme. Estaba llevándolo al abismo, pero ahora nada me importaba.- Zoey.- Volvió a hablar. Abrí mis ojos mientras unía su frente contra la mía, me sentía llena y no dejaría que aquel sentimiento se fuera tan rápidamente, como si nunca hubiera sucedido en mí.- Estamos dañándonos, sabes que lo estamos haciendo. Debemos detenernos, pequeña.- Comenzó a excusar. Sus ojos seguían brillando con la poca luz que se extendía por todo el lugar, sentí mis piernas temblar al mezclar su mirada con la mía nuevamente. 

The Solitary Angel | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora