Capítulo 8

91 10 1
                                    

"Atracción. Temblor. Terror."

Logré sacar a Louis a las rastras. Él sólo forcejeaba contra mí, y Harry sólo
seguía apoyado contra el lavamanos con una tranquila vista y una bonita
sonrisa. Estaba reluciente, intacto, mi consciencia quería hacerme saber que
él no era un adolescente normal y que, tal vez, no sea buena idea estar con él.
Pero... algo me llamaba a él. Algo me obligaba a estar con él. No podía
resistirlo, era una gran atracción.

-Vamos Louis, la campana ha tocado. Es hora de entrar a clases.- Intenté
arrastrarlo por los pasillos llenos de estudiantes desquiciados corriendo hasta sus propias clases. Louis comenzó a caminar a mi lado con rapidez, a él también le preocupaba llegar tarde. La detención no era linda, ni mucho menos nuestra amiga.

-¿Qué tienes ahora?- Preguntó calmando su mueca y dirigiéndome una bonita sonrisa cálida.

-Teatro. ¿Y tú?- Pregunté. Aunque sería más que obvio que nunca nos tocaría
juntos. Yo nunca lo había visto en mis clases, pero me hubiera gustado que
fuese conmigo. Él era un buen chico, cálido y amable. Además de divertido y
extrovertido.

-Matemáticas.- Dijo con una nueva y divertida mueca. Reí al ver su nariz
arrugarse ante sus expresiones de desagrado.

-Nos vemos... en el próximo receso.- Finalicé yo, para luego saludarlo con la
palma de mi mano y adentrarme en el gran salón de teatro de la escuela.
Amaba este lugar, era magnífico, mágico y espacioso.

Escuché una risita y luego un "Adiós" detrás de mí. Sonreí al saber que a Louis no le molestaría estar conmigo en la siguiente campana. Corrí hasta los asientos que el lugar me otorgaba y me senté alejada de casi todos. Sí, aún la Zoey antisocial seguía dentro de mí. Debería ahogarla en una bañera, tal vez, luego.

La profesora Meyer entró a paso decidido y golpeando sus tacones sobre el escenario. Posó sus dos puños sobre sus caderas y nos miró detrás de sus
grandes gafas. Una fina línea roja eran sus labios, y sus ojos era los mismos
aburridos de siempre. Todos callaron al verla. Ella sonrió en forma de saludo, como siempre lo hacía. Dedicó una pequeña mirada a cada uno de sus estudiantes, incluyéndome. Sentí cierta sorpresa al posar su vista en mí, pero luego una amable sonrisa se posó en sus rojos labios con lápiz labial en ellos.

-Buenos días.- Saludó con su típica voz grave y aburrida. Todos respondimos como un coro, ella sonrió con satisfacción para luego salirse de su estática postura y caminar hasta un enorme piano, el cual arriba tenía papeles desordenados y escritos de ambos lados.- Como todos ya
sabemos, la música es parte del arte y del teatro, se complementa con la actuación creando unas escenas increíbles y mágicas. Por tales razones... hoy...

-"Necesito la presencia de Harry Styles en mi oficina ya. Un estudiante ha
venido a quejarse por un ataque brutal de su parte"- La voz del director y del
supremo jefe de esta institución retumbó por toda la institución, en busca del rizado, el cual había visto por última vez en el tocador de mujeres.
Unos murmullos comenzaron a escucharse y a retumbar por todo el lugar. La profesora Meyer solo dirigió su vista con gafas hasta el gran parlante en uno de los muros del teatro. Hizo una mueca de fastidio, ella odiaba ser
interrumpida y que sus alumnos se alborotaran todo el tiempo, ya que era una odisea callarlos y mantenerlos unidos como un rebaño.-"Y también necesito la presencia de la señorita Zoey Gardner. Muchas gracias"- Oh dios, esta era más que injusto. Mis ojos se abrieron de par en par y mi corazón comenzó a latir con rapidez, la adrenalina sucumbió a mi cuerpo.
Yo jamás había sido llamada por el director y mucho menos me había llamado para regañarme.

La profesora Meyer asintió con su cabeza, la miré y luego me paré con la
mochila en mi hombro. Comencé a caminar hasta la salida, donde mi mano se pegó a la gran entrada y esta se abrió ante mí. Suspiré hondo mientras emprendía camino hasta la sala del director para recibir un buen regaño y unos días de suspensión. ¿Acaso Mark no era lo suficientemente hombre como para enfrentar sus problemas? Al parecer no, y gracias a sus niñerías yo debería pagar por la idioteces de un chico que juega con la mente de otros y un estúpido Tells que no aguantaba ser fastidiado.

The Solitary Angel | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora