The Solitary Angel | h.s

Capítulo 1

"Harry Styles"

-Fíjate, idiota.- Me gritó Mark al chocar contra mi en los pasillos camino a su clase. Oh no, otra vez no. Ese idiota me había molestado desde... siempre.

Se regocijaba de felicidad al verme sola y sin ayuda. Traté de mirarlo con odio, porque de verdad que lo odiaba.- ¿Qué pasa pequeña Zoey?¿Te han comido la lengua?- Preguntó mientras sonreía con malicia y se ponía frente a mí, aún con la mochila colgando de su hombro.

Volví a mirarlo. Lo odiaba, juraba odiarlo.- ¿Qué tal si te callas, Mark?- Pregunté con furia mientras sacaba valor. Bien, responderle no había sido una manera muy buena de alejarlo sin tenes consecuencias al fin.

- Tú no me callas, zorrita.- Dijo mientras me enfrentaba.- ¿Qué harás?¿Llorarás? Ve a dejarle flores a tu padre. Ve, que de seguro está esperándote... Oh, cierto, te ha abandonado. Como todos.- Rió al ver que mis lágrimas comenzaban a querer salir de mis ojos. Él era... el demonio más grande que jamás había conocido.

-¿Por qué a mi?- Pregunté con una fina voz. Esa era la frase que más salía de mi boca, la había usado todos los días de mi vida mientras veía a mis brazos sangrar sin para.

- Nadie vendrá a ayudarte, zorrita. Vete a llorar, piérdete.- Carcajeó mientras me dejaba sola en los corredores. Él se habia ido, llevándose mi optimismo y felicidad de este día. Mi padre era mi debilidad... él lo sabía más que nadie.

Comencé a largar el agua salada que habían retenido mis ojos. Los sollozos se atragantaban en mi garganta sin poder salir. No había nadie, y prefería que haya sido así. El silencio y la soledad... eran mis mejores amigas.

- ¿Sabes? No vale la pena llorar por un idiota como él.- Una voz grave, ronca y lenta habló a mis espaldas. Me sobresalté al mismo tiempo que secaba mis lágrimas con ambas manos. Nadie me había visto llorar... hasta ahora.

Siempre había sido una mujer fuerte y decidida que había construido muros a su alrededor. Escondía cada sentimientos, cada sensación.

Me volteé para encontrarme con unos ojos verdes punzantes, una sonrisa cálida y unos hermosos hoyuelos. Un gorro de lana decoraba su cabeza haciendo que su frente quedara despajada de algún rebelde mechón. Sus labios eran rosados y finos. Una sonrisa se curvaba en ellos, era una hermosa y dulce sonrisa.

- ¿Qué quieres?- Le pregunté a la defensiva, como siempre lo estaba.

Él sonrió aún más. Sus ojos eran brillantes, pero a la vez enigmáticos. Su rostro estaba tallado por los mismísimos ángeles. ¿Como podía existir un hombre con tal sonrisa y tales ojos? Se cruzó de brazos mientras me traspasaba con esa cálida mirada. Algo me decía que no sería la última vez que cruzaríamos palabra.

- Soy Harry Styles.- Se presentó mientras extendía su mano, su piel era suave y ligeramente bronceada. Con inseguridad extendí mi brazo para tomar su mano entre la mía, era suave, sedosa. Sentí un escalofrío recorrerme, pero no le di mayor importancia.

- Soy Zoey Gardner.- Dije en un susurro mientras sorbía mi nariz. Las imágenes de mi padre me invadían en todos lados y en cualquier momento.

- Zoey, tu padre no te ha abandonado. Apuesto que está ahora mismo contigo. Créeme- Sonrió mientras la ronca voz salía de sus labios. Me le quedé viendo. Esto no era de su incumbencia. ¿Qué sabía él? De seguro estaría riéndose de mi. Otro idiota, otra molestia.

- Eso no te incumbe.- Salí a la defensiva por tercera vez en el día.- Ahora... debo irme. Estoy llegando tarde a mi clase.- Le dije con sequedad mientras sentía sus ojos mirarme, escanearme. Una sonría seguía en sus labios, acababa de ser grosera con él, pero su rostro seguía angelicalmente pacifico.

- Está bien. Lamento haberte molestado, Zoey. Nos vemos... ¿Más tarde?- Preguntó mientras se alejaba, caminaba de espaldas sin dejar de mirarme. Creí que se caería, pero no lo hizo. Su espalda era ancha y musculosa, sus piernas contorneadas por unos jeans negros.

Harry Styles. Un hombre irresistible pero indiscutiblemente inoportuno.