Capítulo 6

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"Paranormal"

Luego de una exhausta y larga hora de matemáticas, respiré hondo al sentir la
campana de receso. Aquella campana era mi libertad y mi salvación. Las
lecciones del profesor Henderson eran aburridas, sin contar difíciles y
sarcásticas. Sus preguntas eran retóricas y capciosas, obviamente, se reía de nosotros al vernos quemar la mente pensando una respuesta que... no tenía solución.

Tomé mi mochila para luego colgarla en mi hombro, como siempre lo hacía.
Caminé lentamente hasta la salida de la clase, ya que todos salían como una
manada hambrienta de leones en busca de la libertad luego de estar años
encerrados en un zoológico. Bien, yo era la pequeña pantera negra entre
todos tigres bengala.

Los corredores se llenaron de gritos, risas y discusiones, como todas las
mañanas y mitad de la tarde. Los empujones aquí eran una costumbre que había que sobrellevar, y las maldiciones a tu persona era algo de lo que ya estaba acostumbrada y cansada, obviamente. Apreté mi mandíbula con
fuerza, cada empujón era una tentación a una maldición. ¿Qué no podían ser
más suaves?

Comencé a caminar con más rapidez, tenía unas inmensas ganas de salirme
de este maldito ganado y sumirme en el campus con mi mejor amigo... el
árbol. Mi cabeza iba gacha y mi cabello formaba una lacia cortina a mis
costados, recé para no tropezar con Tells y que éste comenzara uno de sus
escándalos y pleitos escolares.

Alguien chocó con tanta brusquedad mi hombro que reprimí un chillido seguido de una maldición muy poco femenina. Me volteé para fijar mi vista en el causante de tan desastroso choque. Lo vi quedarse mirándome con una mirada llena de culpa. Bien, al menos no se había ido sin disculparse.

-De verdad lo siento.- Se lo escuchó hablar.- No quise ser brusco. Sólo que... esto me asfixia.- Suspiró con una linda sonrisa. Sus ojos azules eran
impresionantes, al igual que su cabello castaño y su linda sonrisa. Su rostro
era suave y sus facciones delicadas.

-No hay problema- Sonreí con timidez.- Soy Zoey.- Me acerqué hasta él con
un indeciso zigzagueo y extendí mi mano hasta su cuerpo.

-Mucho gusto, Zoey.- Sonrió para luego tomar mi mano entre la suya y
estrecharla con una amable y linda sonrisa enmarcada de unos bellos labios rosados.- Soy Louis Tomlinson, pero puedes llamarme Louis o Lou.

-Está bien, Louis.- Sonreí. Al parecer, conocer gente no era tan difícil como mi imaginación se lo había planteado y como mi cerebro me lo había hecho
pensar. Me sentí bien conmigo, estaba hablando con alguien, y no exactamente para escuchar sus insultos hacia mi persona.

-¿Quieres... ir a la cafetería conmigo?- Preguntó mientras rascaba su nuca
con inseguridad y me miraba con un tímido semblante. Era dulce.- Solo si
quieres.

-Claro, me encantaría.- Sonreí. Cambio de planes. Mi amigo árbol deberá esperar para más rato. Tal vez, Louis sería divertido y podría pasar un buen momento con él. Su sonrisa era hermosa, y los pequeños tatuajes en sus brazos lo hacían ver aún más irresistible. ¿Desde cuándo los chicos lindos se me acercaban? Es decir, primero Harry Styles... luego Louis Tomlinson... este cambio venía con buenas sorpresas.

Tomé su brazo con inseguridad, él sólo me brindó una linda sonrisa. Caminamos hasta la cafetería, donde el irónico y estúpido cartel colgaba desde lo más alto de la entrada con la palabra "Cafetería". Estampé mi palma en la suave puerta, esta se abrió ante mi tacto y nos dejó frente a un complejo
de mesas y sillas llenas de estudiantes bromeando, ingiriendo alimentos,
estudiando como locos, pidiendo sus tareas y hasta mirando a un punto fijo sin hablar.

-Mira.- Señaló Louis una vacía mesa frente a nosotros y perdida entre todos
los estudiantes.- Allí.- Sonrió mientras su vista se clavaba en la mía. El azul de sus ojos era mágico, y su sonrisa era relajante. Sus labios eran rosados y sus mejillas eran dulces. Totalmente un chico al cual envidiar.- Ven.- Tomó mi muñeca entre su gran mano y me tironeó hasta la pequeña mesa para no más de cuatro personas. Se sentó y esperó que yo refleje sus actos. No tenía hambre, no quería comer, y al parecer Tomlinson menos.

The Solitary Angel | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora