Not Friends - Hwang Hyunjin [+18] ✔️[EDITANDO]

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Si piensas que la mejor manera en la que comienza una historia es con un momento dramático o algo así, ¿un asesinato? ¿Un conflicto? ¿Una fiesta? ¿Una persecución?, pues no estás en el lugar correcto si buscas eso, pero de hecho, sí quieres, te explico el comienzo de mi historia que no es ni tan aburrida... y puede que por el momento, no tan dramática.

Simple, estaba aburrida... en casa, viendo k-dramas, ¿el motivo?

Un corazón roto, sí, ya sé que dije que así no comenzaría mi historia, eso de que no hay momento dramático, pero les estaría mintiendo si no dijera que en serio estaba destrozada.

Y mientras Haeri, mi mejor amiga, trataba de mandarme a la mierda unas mil veces por no ir con ella a la dichosa fiesta a la que quería asistir desde que comenzó el año, llamándome una y otra vez, yo le colgaba y comía palomitas, sacaba de la nevera unas cuantas porciones de helado porque eso era lo que me quedaba, comer, ver las desgracias de los demás en televisión, aunque fueran falsas, reírme como acostumbro hacer con las situaciones patéticas...

Aunque ahora la patética era yo.

Pero el tiempo pasaba, mamá y papá no llegaban de el viaje en el que estaban.

La puerta sonó y sí, damas y caballeros, la abrí con toda la pereza del mundo y con suerte pude ponerle ganas, tenía un aspecto fatal, siempre tenía uno cuando me quedaba en casa porque sabía que nadie a parte de la bruja de mi mejor amiga y otra persona llamada Lee Félix vendrían a verme y, pues, tengo razón, porque en este momento ese demonio estaba parado en la puerta de mi casa soltando humo hasta por los oídos.

—¡Hayden margarita!— hice una mueca cuando escuché la intensidad de sus gritos.

—No me llames así— solté de mala gana y dejándola pasar, ¿qué demonios se supone qué es lo que trae en las manos? ¿Bolsas?

Ella inspeccionó el lugar, su mirada viajó desde la gran televisión encendida, hasta las palomitas y los tarros vacíos de helado, cómo sea, solo me senté en el sofá agarrándome el cabello para recogerlo.

—¿Cómo que no te llame así?— expresó con dramatismo señalando la televisión— Si veo que estás aquí tan deplorable, tienes un aspecto deprimente y tú no eres así.

—Prefiero que me llames que sé yo, otra cosa— me solté de nuevo el cabello y la miré con los ojos entrecerrados— Pero dime, no estás aquí por lo que creo que estás, ¿o sí?

—¿Qué crees tú?— alzó las cejas con diversión, yo hice una mueca de negación.

—No, dímelo tú.

—No, tienes que decirme lo que crees y después yo te digo lo que creo, así funciona.

—¿Qué es lo que crees?— ella soltó un bufido.

—¡Ya sabes que es por la fiesta!— rodé los ojos pero me quedé estática un momento, ella dio varias palmadas en su puesto junto a unos saltitos, cuando vio que mi rostro no expresaba ninguna emoción más que el cansancio e hizo una mueca— Anda, no pongas esa cara.

—Haeri, ayer no fue la mejor experiencia que tuve— dije apagando la televisión y lanzando el control a otro lado— Fui a una fiesta y no terminé muy bien, me duele la cabeza, y para colmo descubrí que mi novio de hace un año me estaba engañando con la líder del equipo de porristas.

—Vale, lo sé, pero el idiota de Minho no merece que te quedes aquí encerada como si fueras la típica chica deprimente— cerré los ojos y me pasé las manos por la cara, me lancé hacia atrás.