Not Friends - Hwang Hyunjin [+18] ✔️[EDITANDO]

31 [Fin]

—¡Al fin!— fue lo único que salió de la boca de Haeri en cuanto salimos del gran salón de reuniones en la universidad, ese donde había sido la ceremonia de nada más y nada menos que de mi graduación.

—Somos libres de todo tipo de compromiso con lo que conlleve a ser un estudiante— Félix alzó las manos en el aire y después soltó una risita— Lo que quiero decir es que maduramos.

—Sí, pero ya no habrán más aventuras— dije con cierta nota de disgusto en la voz en cuanto noté que todos los chicos se reunían con sus familiares para festejar que ya eran graduados.

—¿Quién dice que no?— Haeri miró con una expresión que no me gustaba para nada— Siempre hay tiempo paras las aventuras del equipo HHF.

Tuve que reír, eso significaba, Haeri Hayden y Félix, nada en especial más que nuestras iniciales.

—¿Pero dónde es que están nuestros padres?— pregunté con un dejo de curiosidad en cuanto vi que no estaban aquí como los demás, yo y mis amigos salimos hacia afuera y sucedió todo en cámara lenta, lo que vi fue a nuestras familias todas llegar juntas.

—¡Cariñito!— expresaba mi mamá tirándole su bolso a papá para que lo sostuviera, ellos estaban en el público en cuanto me gradué pero los había perdido de vista— ¡Ya eres una mujer!

Se escuchó el Snif junto a un hipido, porque ya mamá tenía un pañuelo en su nariz para aumentar el drama de la situación. Mi hermana estaba aquí también y estaba mirándome con los ojos brillantes, hace mucho que no nos veíamos.

Mi mamá, bueno me abrazó y eso fue lo que hicieron los familiares de Haeri y Félix igual. Pero yo me estaba quedando sin aire.

—Mamá... me... ¿puedes... soltarme...?— y cuando lo hizo se pasó el dorso de la mano por la mejilla limpiando sus lágrimas—Gracias por estar aquí.

—¡Dile algo!— mi mamá le dio un golpe en el hombro a mi padre que se acercó con una media sonrisa.

—Serás una excelente abogada y no me cabe duda de que sabrás llevar las cosas mejor, eres mi hija mayor pero sigues siendo eso, mi hija.— él sonrió y me dio un cálido abrazo que me sorprendió porque no es típico en él las muestras de cariño.

Cuando llegó el turno de Amber ella solo me dio un repaso de arriba a bajo.

—¿Te pagarán bien en él bufete?— ella pestañeó repetidas veces.

—Amber Magdalena Stuart.

La regañó mi mamá.

—¡Es que se acerca mi cumpleaños y quiero un regalo de parte de todos!— ella juntó sus manos en una palmada y después me dio un abrazo— Lamento todos y cada uno de los días en los que fui un tormento para ti, controlaré mis impulsos y lo siento...

—¿Lo sientes?— enarqué una ceja.

—Bueno no lo siento tanto pero...—mi mamá la interrumpió.

—¡Pero es hora del regalo!— mi mamá me sujetó de los hombros y no me dio tiempo siquiera de mirar a mis amigos porque me sacaron de ese espacio para llegar al frente de la universidad donde a muchos de nosotros los ya graduados les daban regates y esos eran autos.