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Comía de forma infantil la sandía que Yushiro le envió esta vez por medio de Chuchumaru, sentado sobre la rama de un árbol y balanceando sus pies de forma infantil.
Al terminar de saborear los trozos de fruta guardó la bolsa de nuevo entre su haori. Habían pasado ya 16 días desde que vió por última vez a Tanjiro y estaba bastante ocupado con sus misiones, hasta el día de hoy, no tenía ninguna en la noche así que podría pasar tiempo con su "familia".
Mientras se dirigía a su hogar compró algunos regalos para ellos, para Yushiro una nueva libreta y para Tamayo un prendedor para su cabello, era su modo de disculpa por preocuparlos día y noche. Llegó en la tarde, siendo recibido con un hermoso golpe en su nuca.
-¡¡AU!! ¡¿Eso por qué?!━sobó el lugar afectado y miró al responsable, el peli-menta.-
-¡No mandaste ninguna carta de tu paradero y no sabíamos nada de ti durante seis días! ¡¿Tienes idea lo que nos preocupaste a mi y a la señorita Tamayo?!━le dió otro golpe en la nuca junto a un pequeño tirón de pelo.-
-¡Lo siento! ¡Estuve bastante ocupado con las misiones, en cuanto terminaba una venían muchas más!━lloriqueó aún sobando el lugar adolorido, comenzaba a cuestionarse si debería darle los regalos que le compró.-
-Yushiro.-
-¡Sí!━como si fuera una órden, se separó del demonio menor.-
Tamayo fué apareciendo, revelando que no vestía la bata con la que siempre se le veía.
-¿ah? ¿vamos a salir?━preguntó con curiosidad por recibir una muy probable respuesta afirmativa.-
-Sí, necesito algunas medicinas, la mayoría se me han terminado━dijo con tranquilidad mientras acomodaba su cabello, él celebró internamente.-
-¡Entonces vamos! ¡Quiero comprar algunos dangos!-
rieron por la actitud infantil del menor y salieron, atravesaron la 'pared invisible' para comenzar a vagar por las calles de Asakusa, Kibutsuji casi gasta todos sus ahorros (que no era mucho dinero) en postres, y lo hubiera hecho de no ser porque ambos mayores lo detuvieron, a medio camino recordó que seguía vestido con su uniforme de cazador pero no le importó y siguió vagando por las tiendas hasta que el peli-menta apareció de la nada y lo jaló por el cuellp de su uniforme.
-¿Qué pasa? No terminé de comprar los mochis━eclamó medio enojado; el oji-violeta solo hizo una expresión de silencio y así lo hizo.-
Al llegar al lado de Tamayo escucharon un grito proveniente de no muy lejos
-¡¿ES SANGRE?!-
-¡NO, CARIÑO!-
Comenzaron a abrirse paso entre la gente hasta llegar a la 'escena', mirando con atención lo que un joven pelirojo de haori a cuadros estaba haciendo.
